En un encuentro en la Casa Blanca, Nayib Bukele se negó a facilitar el regreso a Estados Unidos de Kilmar Abrego García, un salvadoreño que sin pruebas fue deportado junto a integrantes del Tren de Aragua y la Mara Salvatrucha.
En medio de sus políticas migratorias, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, deportó a mediados de marzo a más de 250 indocumentados que, según alegaba el republicano, pertenecían a grupos criminales como el Tren de Aragua, de Venezuela, y la Mara Salvatrucha (MS-13) de El Salvador.
Su deportación se dio al Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), una de las megacárceles creadas por Nayib Bukele en el país centroamericano para combatir a las pandillas de esa nación. Su expulsión de territorio estadounidense se dio sin mostrar alguna prueba sobre su vínculo con grupos criminales.
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Ante esta situación, la semana pasada la Corte Suprema de Estados Unidos le dio la orden al gobierno de Trump que facilitara el regreso de Abrego García a territorio estadounidense. La administración del magnate reconoció que el salvadoreño había sido deportado por un “error administrativo”, sin embargo, han dicho que la responsabilidad de devolverlo depende de El Salvador.
Ante esta respuesta del gobierno Trump, periodistas le preguntaron a Bukele sobre la situación del salvadoreño una vez el mandatario de El Salvador llegó a la Casa Blanca para reunirse con el republicano.
“¿Cómo puedo enviarlo de vuelta a Estados Unidos? ¿Cómo si lo hiciera entrar clandestinamente en Estados Unidos? (...) No tengo el poder de enviarlo de vuelta a Estados Unidos”, dijo Bukele ante periodistas estadounidenses. “La pregunta es absurda... No tengo poder para devolverlo a Estados Unidos”, concluyó.
Kilmar Abrego García es un empleado de la industria metalúrgica, es decir, trabaja en el sector de procesamiento de metales, y vivía en el estado de Maryland con su esposa y tres hijos, los cuales, según los registros judiciales, tienen diagnósticos de salud especiales.
De los 29 años que tiene Kilmar, 14 los ha vivido en Estados Unidos, allí el salvadoreño también ha trabajado en la construcción. Creció en San Salvador y es hijo de un exagente de la Policía y su madre era vendedora de pupusas, un plato típico de El Salvador que es hecho a base de tortillas rellenas de queso, frijoles o carne de cerdo.
En este negocio estaba involucrada toda la familia, quienes ejecutaban las distintas labores desde casa. Kilmar era el encargado de comprar los ingredientes en las tiendas y completar las entregas junto con su hermano mayor. Este salvadoreño, aparte de vivir en su país natal con sus padres y su hermano mayor, residía con otras dos hermanas.
En su país, la pandilla del Barrio 18 comenzó a extorsionar a su familia, les pedían dinero “por el alquiler” y amenazaban con matar a su hermano mayor o en caso tal, obligarlo a que se uniera a la pandilla. La familia accedía a hacer los pagos, pero tiempo después logró enviar a César, nombre del hermano de Kilmar, a Estados Unidos.
Una vez César estaba en territorio estadounidense, la misma pandilla presionó a la familia y amenazó con llevarse a Kilmar, quien apenas tenía 12 años. Constantemente lo vigilaban y lo seguían, inclusive cuando él iba a la escuela.
Ante la situación, la familia decidió mudarse a un lugar a 10 minutos de distancia, sin embargo, las amenazas siguieron, por lo que cerraron el negocio y enviaron a Kilmar a Estados Unidos mientras ellos se fueron a Guatemala. Las hermanas de Kilmar también fueron amenazadas con ser violadas por los pandilleros.
Kilmar llegó ilegalmente a Estados Unidos en el 2011, cuando tenía 16 años, según los documentos presentados en su expediente. Allí se sumó a César, en Maryland, quien ya era ciudadano estadounidense, y consiguió trabajo en la construcción.
En el 2016, cinco años después de haber llegado a Estados Unidos, Abrego García conoció a Jennifer Vásquez Sura, una ciudadana estadounidense, con quien se mudó a vivir en el año 2018, luego de enterarse de su embarazo.
En el 2019, mientras Kilmar se presentaba a una oferta de trabajo en una tienda Home Depot, fue arrestado por la Policía, donde le preguntaron si pertenecía a una pandilla.
Allí el salvadoreño explicó que no lo era, sin embargo, siguió detenido por el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE por sus siglas en inglés).
Aunque posteriormente Abrego García le indicó a un juez de inmigración que solicitaría asilo, ya que su pareja llevaba cinco meses de un embarazo de alto riesgo, el ICE alegó que era un miembro certificado de una pandilla, esto, según ellos, basados en una información proveniente de una fuente confidencial de la Policía del condado.
De acuerdo a los registros judiciales, el informante había mencionado que Kilmar era parte de una rama de la MS-13 en Nueva York, sin embargo, el salvadoreño nunca ha vivido allí.
Debido a eso, Abrego García pasó un tiempo en la cárcel mientras se verificaba la información. Vásquez Sura, su esposa y con quien contrajo matrimonio en el centro de detención, dio a luz mientras él estaba preso.
En octubre de ese año, un juez de inmigración rechazó la solicitud de asilo de Kilmar, sin embargo, le otorgó protección para no ser deportado a El Salvador, esto basado en un “temor bien fundado” de persecución por parte de pandillas. En ese momento, fue liberado y el ICE no hizo ninguna apelación.
Kilmar acudía cada año al ICE para pasar registro, al igual que el Departamento de Seguridad Nacional le daba un permiso de trabajo. Abrego García y Vázquez Sura son padres de tres niños, de los cuales, dos están diagnosticados con autismo (niños de 5 y 9 años) y uno padece epilepsia (un niño de 10 años).
El salvadoreño fue detenido el pasado 12 de marzo en las afueras de una tienda Ikea en Baltimore junto a su hijo. En el momento de la detención, las autoridades llamaron a Jennifer y le dio 10 minutos para recoger a su hijo o de lo contrario el ICE pediría para él servicios de protección infantil.
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