Este domingo 28 de julio los 25 años del chavismo en el poder están en riesgo. El 16 de enero de 2012 María Corina Machado enfrentó a Hugo Chávez en la Asamblea de Diputados de Venezuela. La mujer tomó un micrófono de pie y mientras que era abucheada por las bases oficialistas en el parlamento, acusó a Chávez de robar las propiedades de empresarios y comerciantes a través de la expropiación.
“¿Cómo puede usted hablar de que respeta al sector privado en Venezuela, cuando se ha dedicado a expropiar; que es robar, cuando se ha dedicado a insultar las propiedades de empresarios, comerciantes y hasta pequeñas posadas? Dígale la verdad a Venezuela, aquí hay una Venezuela decente que quiere una transformación profunda”, le dijo al mandatario vestido con la banda presidencial cruzada y un collar de medallas.
Chávez, ya afectado visiblemente por la inflamación del cáncer, le contestó que estaba “fuera de ranking” para debatir con él, y le recomendó que lo primero que debía hacer era ganar las primarias. El auditorio estalló en aplausos de los diputados chavistas al presidente, mientras Machado lo veía digna en la silla con la mirada fija y seria. “Águila no caza moscas, diputada”, terminó el presidente y los aplausos silenciaron a la mujer de la oposición.
A pesar de eso, María Corina volvió a interrumpir a Chávez y lo enfrentó una vez más.
“Tenemos ocho horas escuchándolo a usted describir un país muy distante del que estamos viviendo y sintiendo todas las mujeres y las madres venezolanas. Hemos llegado al extremo de escuchar que hay aumento en la producción de leche, cuando usted sabe que hoy hay mujeres que asisten a bodegas, a automercados y han llegado a la fuerza por un litro de leche porque no tienen que llevar a sus casas. Este es el momento de darle respuestas al país, a las más de 180.000 madres y mujeres que en estos 13 años han perdido a sus hijos, sus esposos, a sus padres. Esta Venezuela decente no quiere avanzar hacia el comunismo”, le expresó.
El video de la Asamblea de Diputados que grababa en vivo el discurso de 10 horas de Chávez es una pieza de la historia política de ese país. “El tiempo se les acabó”, le dijo la lider al presidente. Chávez contestó que la veía con un 1 % en las encuestas. “Vamos a esperar el día de las elecciones, pero a usted le falta un poco más. Para la próxima pudiera ser”, agregó el presidente entonces.
La próxima llegó 12 años después, aun cuando María Corina Machado no aparezca ni una sola vez en la tarjeta electoral, porque el Tribunal Supremo de Venezuela le prohibió participar directamente. Las encuestas de hoy no dan a Machado con un 1 %, sino con hasta 47 puntos por encima de Nicolás Maduro a Edmundo González, el candidato que la oposición eligió para el reto de enfrentar todo el poder armado, judicial, ejecutivo y legislativo que se ha convertido en estas casi tres décadas en una autocracia en ese país. Sin división de poderes ni periodismo libre.
Machado se dedicó los últimos meses a viajar por toda Venezuela dejando unas imágenes que hicieron eco en el mundo por las expresiones desesperadas de sus seguidores, los electores de González. El cierre de la campaña en Caracas con cientos de miles de participantes se convirtió en un océano de personas con sus celulares y con mensajes que significaban la esperanza de que sus familiares pudieran regresar para vivir con medicamentos y alimentos y con oportunidades diferentes a las del escape.
El New York Times publicó una historia titulada “La dama de hierro de Venezuela que amenaza con quitar de la silla a su autócrata” y la propia Machado compartió una columna en el diario estadounidense en la que anunció que habían tenido negociaciones con el círculo cercano de Maduro para lograr una transición pacífica.
Con las imágenes de las caravanas, los moteros y los automóviles que acompañaron a Machado en su gira y las personas llorando y gritando para tratar de tocarla a ella, dentro de sus viejos carros blindados, nadie cree que Maduro, el sucesor de Chávez que busca la segunda reelección por otros seis años, pueda ganar. Sin embargo, las alertas están, como en elecciones anteriores, en que el chavismo, sus tribunales, militares y el poder de un Estado cooptado por un régimen, respeten los resultados o elijan no alterarlos, lo que ha sucedido con denuncias puntuales en el pasado.
En 2017, la empresa contratada por el Gobierno para entregar la tecnología de las elecciones, denunció que hubo al menos un millón de votos irregulares impidiendo que la democracia realmente pudiera materializarse en el país.
Por ello, esta vez hubo un intento de que en Venezuela estuvieran presentes delegados para la observación electoral de varios países del mundo. Los aviones en los que iban a despegar la exvicepresidenta de Colombia, Marta Lucía Ramírez, el expresidente de México, Vicente Fox y otros exmandatarios de Costa Rica y Panamá, fueron detenidos antes de salir hacia la capital venezolana y los líderes políticos obligados a bajar.
Lo mismo le pasó a la senadora Angélica Lozano que fue deportada desde Caracas, y a un diputado español que logró entrar a la ciudad, pero fue perseguido y detenido en el hotel en el que se alojaba. Maduro dijo que las autoridades electorales elegían a quién recibir y a quién no y que estos, a los que calificó de “fascistas en sus países”, no eran bienvenidos.
Los delegados desde Colombia que sí pudieron llegar fueron el expresidente Ernesto Samper y el jefe de Comunes, Rodrigo Londoño, exguerrillero de las Farc. El presidente Gustavo Petro publicó un trino en el que dijo que respetaría las elecciones. “Venezuela toma decisiones democráticas. Cualquiera que sea su voluntad será respetada por mi gobierno”, pero no se refirió a la deportación y la prohibición para ingresar al país a observadores colombianos.
Edmundo González es un diplomático de 74 años con una maestría en asuntos internacionales de la Universidad de Washington. Era prácticamente invisible ante las masas venezolanas hasta que Machado y la oposición decidieron elegirlo para competirle a Maduro. Pero quienes lo conocen aseguran que es un hombre moderado con un discurso incluso de centro y un funcionario de carrera estudioso que estaba dedicado a su familia y al retiro académico.
Miles de venezolanos también intentaron regresar para depositar su voto a través de todas las vías. Los migrantes en Colombia que quisieron atravesar la frontera por la vía terrestre para votar, se encontraron con una fuerza alineada de militares que se los impidieron. Muchos vuelos fueron cancelados y a pesar de que se habla de alrededor de 7 millones de ciudadanos de ese país que hoy están fuera, solo había habilitados a finales de mayo alrededor de 70.000.
Un cambio en el poder en Venezuela significaría un nuevo enfoque frente a la economía, que es el asunto central. También la posibilidad de regresar al equilibrio de poderes, la libertad de prensa y el respeto por los Derechos Humanos. El país ha llegado a límites de una inflación del 65.000 %; durante los últimos 20 años mantuvo una política internacional alineada con Rusia, China, Irán y Cuba y solo hasta hace algunos meses empezó de nuevo una senda de negociaciones con Estados Unidos que terminaron muy beneficiosamente para Maduro en la liberación de Álex Saab.
En Venezuela el modelo imperante es el del socialismo, existe una intervención estatal en todos los niveles de la economía y un control invasivo en la empresa privada y el emprendimiento. Las políticas de redistribución han terminado en grandes escándalos de corrupción como el de las cajas Clap o el manejo de PDVSA, la gigante estatal de petróleos que también llevó a la producción de crudo a sus niveles más bajos en la historia de un país exportador.
Pero lo más crucial de todo es que la autocracia de Chávez y Maduro eliminó la posibilidad de la democracia y ha introducido al país en el bloque de los modelos dictatoriales que llevan décadas en el poder eliminando el debate político y la pluralidad de opciones. Seis años más de maduro en el poder acabarían con la esperanza de millones de personas que tienen menos de cinco dólares al mes para vivir.
Los registros de la campaña de Machado son impresionantes y reflejan una intención de desarrollar como estrategia una carrera digital llevada a lo emocional. Las piezas musicales y audiovisuales publicadas en su cuenta de X son numerosas. Los videos de las personas que se le acercan en las caravanas en las que recorrió todos los estados venezolanos solo para tratar de ser escuchadas mientras se desmoronan en lágrimas, trascendieron en un factor diferencial frente a la estrategia de Maduro, que lo mostró alejado de la gente, con una barrera de escoltas y en muchas oportunidades tratando de simular un público abundante que no existía.
“Mis hermanas están fuera del país, no pueden votar, y yo quiero ser la llave para que ellas vuelvan y estén este año con nosotros”, dice una joven que lleva un sombrero para protegerse del sol.
Otra mujer que logró acercarse hasta su gruesa ventana blindada en Zulia le expresó: “Haz algo por Venezuela, tengo mi hija afuera. Seis años en Perú y no quiero irme de nuevo. Vine a votar porque sé que vas a ganar con fe. Te quiero mucho”. Una mujer más, sobre los 60 años, con su pelo lleno de canas, le grita para que pueda escuchar: “Desde hace mucho te esperábamos y llegaste a nosotros. Eres una enviada, te estuvimos esperando todos estos años y eres una enviada. Vamos para adelante por nuestros hijos”. Los gritos de las personas se mezclan en sus caravanas con los carteles que se hicieron icónicos y las voces de niños que también la alzan con su nombre para expresarle apoyo.
Los analistas expertos en Venezuela, como la profesora Natassja Rojas, de la Universidad de Los Andes, señalan que este movimiento es uno pocas veces visto en la historia del país, pero alertan que Maduro ha demostrado en el pasado que no está dispuesto a abandonar el poder. “Lo que ha logrado la oposición es muy importante pero Maduro ha dado mensajes contundentes de que podría atravesarse a este movimiento ciudadano y no permitir la transición. Lo que viene es retador porque serán meses muy intensos antes de cualquier cambio; en caso de que la oposición gane, esta se posicionaría en enero y, por ejemplo, hay empresarios turcos y de otros países cercanos a Maduro que han estado haciendo inversiones ahora muy confiados de que nada va a cambiar”.
Los mensajes de líderes chavistas como Diosdado Cabello también han sido en ese sentido. “La oposición más nunca va a gobernar Venezuela”, dijo el presidente de la Asamblea, convertido en una de las bisagras del poder del chavismo en todos estos años.
Freider Gandica, un venezolano que se vino a vivir a Colombia hace varios años, le dijo a EL COLOMBIANO que a pesar de todas las barreras a Machado y Edmundo, tiene fe de que esta vez podría ser diferente. “La gran mayoría de los ocho millones de venezolanos no pueden votar, particularmente en mi caso no puedo votar, en Colombia la cifra es muy menor porque existieron barreras que le impedían incluso a los migrantes con permiso temporal inscribirse. Estamos con un árbitro parcializado, pero estas elecciones las mueve la ciudadanía y el civismo. Tenemos mucha angustia porque estamos a un paso de ser Cuba o Nicaragua, o a un paso de convertirnos en Chile cuando acabó la dictadura de Pinochet a través del voto. Si mañana se perpetúa la dictadura, se estima que unos cuatro o cinco millones más de venezolanos salgan del país. No queremos eso”, puntualizó.
Gandica también es consciente de los retos enormes frente a las elecciones. “El CNE está parcializado, el Tribunal Superior de Justicia está parcializado, la Defensoría del Pueblo parcializada, el alto mando militar parcializado. Los observadores internacionales que fueron recibidos son afines al régimen y en el país hay apagones eléctricos constantemente”, agrega.
Este domingo están habilitadas más de 21 millones de personas para votar en un país que en los últimos exámenes electorales abandonó la confianza en las urnas y consolidó la abstención como un problema del ejercicio del derecho a la elección. Sin embargo, el movimiento que María Corina Machado lideró los pasados dos años refleja la última esperanza de salvar a Venezuela, que tiene todas las alertas de ir hacia el modelo cubano con más de seis décadas en el poder. Quizás, 12 años después, la mosca que mencionaba Chávez en su discurso de la Asamblea se convirtió finalmente en águila y pueda ganar las elecciones para cambiar el rumbo del país. Eso es lo que esperan millones de personas. Este domingo el mundo lo sabrá.
21
millones de venezolanos están habilitados para votar en las elecciones de este domingo.
8
millones de venezolanos han salido de su país durante el régimen del chavismo.
