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1.461 días más de Trump y la carrera pos impeachment

  • Esta semana el presidente de Estados Unidos Donald Trump dio el tradicional Discurso del Estado de la Unión. FOTO AFP
    Esta semana el presidente de Estados Unidos Donald Trump dio el tradicional Discurso del Estado de la Unión. FOTO AFP
10 de febrero de 2020
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La imagen del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en una falsa portada de la revista Time se volvió a repetir. Trump 2028, 2048, 3.000, 4.000... “Trump forever”. Sí, más del magnate-presidente “para siempre”.

Esa fue su respuesta al término del juicio político en su contra (impeachment), que se desarrolló en el Congreso de Estados Unidos, por los cargos de abuso de poder y obstrucción al Legislativo, de los que salió absuelto cerrando filas con su Partido Republicano.

No se trata solo del proceso fallido que los demócratas lideraron, sino de la consumación de la semana más exitosa que ha tenido en los mas de tres años y contando que lleva como presidente. Sí: una encuesta de la firma Gallup confirmó que el 49 % de los estadounidenses tienen opiniones favorables sobre él, el máximo puntaje desde que consiguió su silla en el Despacho Oval.

Durante cinco meses de impeachment, Trump jugó a que el juicio solo sucedía en Twitter, pero en las instancias institucionales guardó silencio. El consejero de la Casa Blanca Pat Cipollone, el abogado Jay Sekulow y otras cabezas del equipo pusieron la cara por el mandatario, que únicamente enfrentó por redes las acusaciones demócratas.

Su estrategia le funcionó. “Es la mejor semana posible: lanza su campaña con un discurso televisado que llega a casi 50 millones de personas, es absuelto por el Senado, Gallup confirma que está en el punto más alto de su popularidad y los demócratas le dan el regalo del fiasco de su caucus en Iowa”, sentencia el director del programa de Ciencias Políticas de la Universidad de la Sabana, Cristian Rojas.

Cada hecho aislado, explica Rojas, sumaría poco, pero llegaron de golpe y ahora la imagen de un Trump rampante impactará a la opinión pública de “forma importante” en el inicio de la campaña presidencial, dice Rojas.

Siempre estuvo cantada su victoria considerando que el Senado haría las veces de juez y en este los republicanos son mayoría. Entonces, lo que estaba en la contienda era qué tan bien librado saldría del proceso y los pasos se dieron a su favor.

Por ejemplo, no se contó con la participación de testigos orales como el exsecretario de Seguridad Nacional, John Bolton, o la exembajadora de Estados Unidos en Ucrania, Marie Yovanovitch. Estos tendrían más detalles sobre cómo el mandatario habría usado su poder para pedir al gobierno de ese país una investigación a su conveniencia contra el político demócrata Joe Biden y su hijo Hunter.

Mientras unos titulares de prensa apuntaban al juicio, otros retrataban a Trump en el Foro Económico Mundial en Davos, presentando su Plan para Medio Oriente en Israel o hasta recibiendo al presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó, en su discurso del Estado de la Unión y en la Casa Blanca. Creó, entonces, una realidad política paralela a su juicio.

Las redes, ese escenario favorito del mandatario, también lo demostraron. En Twitter hubo una batalla el martes en la noche de imágenes en las que él dejaba con la mano estirada a la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, versus otras en las que ella rompía la transcripción de la alocución de Trump cuando esté terminó el discurso de la Unión.

Trump respondió con trinos, videos contra Mitt Romney (el único senador republicano que votó a favor de destituirlo) y con un discurso televisado el jueves al medio día recordando el “ataque” demócrata que vivió en el juicio. Victimizado, triunfante en el Congreso y catapultado, ahora empieza a correr el reloj para llegar a noviembre en busca de su reelección.

Con la economía a su favor

La promesa de la recuperación económica y la generación de empleo lo llevó a la presidencia en 2016. Ahora, en 2020, las metas cumplidas en esos aspectos son su mejor faceta a mostrar. Automatic Data Processing señaló que solo en enero de este año se crearon 291 mil empleos en el sector privado, el mayor crecimiento en ese ámbito desde mayo de 2015. Y en diciembre ese indicador rondó los 199 mil.

En 2018 la economía creció 2,9 %; en 2019, 2,3 %, según el Departamento de Comercio. Aunque la meta de Trump fue alcanzar el 3 % en todo el año pasado, tuvo que enfrentar retos como la guerra comercial que él mismo declaró a China y la caída en la bolsa de las acciones de Boeing, una de las empresas estrella estadounidenses, a causa las fallas que presentó su referencia de avión 737 Max.

Todavía sin cumplir sus metas, Estados Unidos sigue teniendo el mayor Producto Interno Bruto (PIB) del mundo, estimado en 21,43 billones de dólares, según el mismo Departamento. Y la economía es, finalmente, un factor decisivo en el voto nortamericano. “Es probable que con la victoria en el impeachment y por sus buenos números en economía y en empleo pueda tener su reelección, pero en política hay un altísimo grado de incertidumbre porque el electorado no se mueve en función de cuatro años de gestión, sino que suele ser muy circunstancial”, considera en analista político Diego Cediel.

Va por buen camino, pero no tiene la Casa Blanca asegurada hasta 2024 y aún hay puntos por perfilarse en la política estadounidense: quién será el contrincante demócrata, qué va a pasar con los asuntos protagonistas en su política exterior como la disputa con China, el cerco al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela, Israel y su Plan de Paz para Medio Oriente o las críticas que ha recibido por su apatía con las medidas ambientales contra el cambio climático (ver Radiografía).

El reparo demócrata

Hay doce postulados a la nominación del Partido Demócrata y su carrera comenzó el lunes 3 de febrero con el caucus de Iowa, la primera parada de las primarias que se harán durante todo el semestre en diferentes estados, hasta llegar a la Convención Demócrata de julio en la que se ratificará el candidato ganador.

Ese caucus, una asamblea ciudadana donde los electores indican a quién apoyan, comenzó mal para la colectividad: hubo un error en el software que contó los votos y solo hasta finales de semana se conoció el resultado. El ganador fue el exmilitar y exalcalde de South Bend, Pete Buttigieg, quien en redes fue blanco de críticas porque se conoció que la compañía responsable de la plataforma, Shadow Inc, tuvo un contrato con su campaña para el servicio de mensajería.

Buttigieg pegó primero en Iowa, al igual que lo hizo Hillary Clinton en 2016, pero este es solo el comienzo de la carrera y hay estados con mayor peso electoral como California. Según los sondeos de Real Clear Politics, el exvicepresidente Joe Biden tiene el 27 % de probabilidad de quedarse con la nominación, seguido por el senador Bernie Sanders (21,8 %), la senadora Elizabeth Warren (14,4 %), el exalcalde de New York Michael Bloomberg (10,6 %) y Buttigieg (7 %). Los restantes candidatos tendrían a menos del 4 % de los electores a su favor.

“Solo con Iowa, un estado agrícola y de mayoría blanca, no se pueden sacar conclusiones. Candidatos como Warren atraen mucha atención y Biden tiene una buena imagen en los estados más diversos en los que hay hispanohablantes. Hay que tener en cuenta que es un momento difícil para los demócratas por el problema con el conteo en Iowa”, considera el profesor de política internacional de la American University, Emilio Viano.

Falta cerca de un mes para uno de los días más determinantes de este proceso, el supermartes, el 3 de marzo, cuando coinciden las primarias y caucus en 13 estados. Antes eran solo 12, pero California pasó sus consultas para ese día.

Mientras se cumplen esas fechas, hay un reto que siempre ha estado en la agenda demócrata durante la presidencia de Trump: responder a sus ataques. El juicio político terminó en la tarde del miércoles 5 y solo hasta el jueves 6 el republicano se dirigió a la nación para pronunciarse sobre el fin del proceso en su contra y sus palabras estuvieron cargadas contra el partido. Aseguró ser víctima de un “calvario” y que sus contrincantes son “viles”, “perversos”, “corruptos”, “enfermos” y “mentirosos”.

Un indicio de lo que puede suceder desde febrero y hasta noviembre. La historia reciente juega en contra de los demócratas: los expresidentes Bill Clinton, George W. Bush y Barack Obama estuvieron ocho años en el poder, tal cual lo desea Donald Trump en esta apuesta de reelección.

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