En las entrañas de Cuba se estaría gestando un base de espionaje internacional financiada por China y que, por supuesto, puso a Estados Unidos en guardia.
La información, revelada por la prensa estadounidense este fin de semana, da cuenta de un centro tan potente que podría poner la seguridad de toda la región en riesgo y le abriría las puertas a Pekin para tener un mayor dominio.
Según el diario The Wall Street Journal, que cita fuentes estadounidenses anónimas, hay un acuerdo para la instalación de una estación de escuchas telefónicas en la isla caribeña, que está ubicada a unos 200 kilómetros de la costa de Florida, donde se encuentran importantes bases militares estadounidenses.
China, rival de Estados Unidos, pagará a Cuba “miles de millones de dólares” para construir esta instalación, añadió el diario. Eso sí, no se precisó una cifra exacta.
Esa misma información fue divulgada por la cadena de televisión estadounidense CNN, que igualmente citó a fuentes de inteligencia de Washington.
Esto revivió escenas de la Guerra Fría, en cuyo marco los soviéticos (Rusia) mantuvieron por décadas en la isla la base de espionaje electrónico de Lourdes, cerca de La Habana, la cual fue cerrada en 2001 por el presidente ruso Vladimir Putin.
De hecho, yéndose más atrás, en 1962 Estados Unidos detectó el despliegue de plataformas de lanzamiento de cohetes nucleares soviéticos en la isla, lo que desencadenó la llamada Crisis de los Misiles.
El presidente John F. Kennedy decidió, entonces, imponer un bloqueo marítimo a Cuba. La Unión Soviética finalmente renunció a su proyecto y Estados Unidos retiró sus misiles desplazados en Turquía.
Pero, regresando a la denuncia actual y que ahora salpica con China, el gobierno de la isla negó toda la acusación. Dijo que la información es “mendaz e infundada”.
“El periódico estadounidense The Wall Street Journal publicó una información totalmente mendaz e infundada, según la cual existe un acuerdo entre Cuba y China en materia militar para la instalación de una supuesta base de espionaje”, dijo el viceministro de Relaciones Exteriores, Carlos Fernández de Cossío.
“Rechazamos toda presencia militar foránea en América Latina y el Caribe, incluidas las numerosas bases y efectivos militares de los Estados Unidos”, añadió De Cossío, subrayando que “calumnias de ese tipo se han fabricado con frecuencia por funcionarios de los Estados Unidos, aparentemente familiarizados con información de inteligencia”.
Por su parte, la Casa Blanca afirmó que la información publicada por el diario no era “exacta”. El portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, le dijo al canal MSNBC que “he visto ese artículo de prensa y no es exacto”. Eso sí, no lo desmintió.
“Lo que puedo decirles es que esta administración está preocupada desde el primer día por las actividades de influencia de China en todo el mundo, y por supuesto en este hemisferio y en esta región”, aseguró. Añadió que el gobierno lo sigue “muy de cerca”.
En términos similares reaccionó el Pentágono: “Esto no es exacto. No estamos al tanto de que China y Cuba” desarrollen “un tipo de base de espionaje”, dijo el portavoz del organismo, el general Pat Ryder.
Eso sí, dejó claro que Estados Unidos monitorea “permanentemente” las relaciones entre Pekín y La Habana.
Además, el senador demócrata, Mark Warner, y su colega republicano, Marco Rubio, que dirigen el comité de inteligencia del Senado estadounidense, se mostraron “profundamente perturbados” por el artículo del periódico.
“Estados Unidos debe responder a los continuos y descarados ataques de China contra la seguridad de nuestra nación”, dijeron ambos en un comunicado conjunto.
El presidente chino, Xi Jinping, lidera una expansión de la presencia militar de China en todo el mundo para competir con el ejército estadounidense, que está desplegado en todos los continentes.
La instalación de una base de espionaje china en Cuba, muy cerca de la costa de Florida, podría ser interpretada por Washington como una amenaza sin precedentes para su territorio.
En enero y febrero de 2023, un globo chino que Washington calificó de espía sobrevoló el territorio estadounidense antes de que un caza lo derribara, provocando un enfriamiento de las relaciones entre China y Estados Unidos.