Para algunos países su disputa interna por gobernar, contra un grupo armado o por el territorio pasó de ser una cuestión con actores locales a un tema que está en la agenda internacional y en el centro de la geopolítica global. La Estados Unidos de Donald Trump y el gobierno ruso de Vladimir Putin, como potencias mundiales –además de China en algunos casos– tienen la mirada puesta sobre naciones sumidas en una crisis o cercanas a ser un estado fallido.
Entre la guerra y el diálogo
Afganistán, Libia, Siria, Ucrania y Venezuela son esos casos con un conflicto en curso o una disputa que, si bien no ha pasado a las armas, tiene injerencia internacional.
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En Afganistán, Washington está ante una retirada parcial de tropas, mientras Moscú respalda la mesa de conversaciones con los talibanes que pretende resolver las disputas que quedan de la guerra que surgió producto de la invasión de la OTAN al país, en 2001.
Libia está en un punto crítico. Desde abril las tropas del mariscal Jalifa Hafter (respaldado por Rusia) comenzaron una avanzada hacia Trípoli con el fin de derrocar a Fayez al Sarraj, que es auspiciado por EE.UU. Y, en Siria, tras el retiro anunciado de las tropas norteamericanas, Rusia continúa la guerra contra el Estado Islámico.
Entre tanto, los norteamericanos han mantenido su firme respaldo al Kiev tras la adhesión a Crimea y Sebastopol, por parte de Moscú en marzo de 2014, territorios divididos entre la identidad prorrusa y el nacionalismo hacia Ucrania.
Finalmente, en Venezuela Putin respalda a Nicolás Maduro, mientras que Trump aboga por un gobierno de transición encabezado por el presidente interino Juan Guaidó. Un país en el que las declaraciones de delegados de ambos gobiernos dejan ver amenazas de intervención militar.
“Se reconocen como actores clave y no quieren que se repartan los territorios”, comenta Mario Aller San Millán, profesor de la escuela de política y relaciones internacionales de la U. Sergio Arboleda.
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Un hipotético consenso
En las últimas dos semanas ha habido encuentros entre representantes de EE.UU. y Rusia. Sin ir muy lejos, este martes Mike Pompeo, secretario de Estado norteamericano, se reunirá con Vladimir Putin y en su agenda está la crisis venezolana, según reseñó EFE.
El pasado 30 de abril, tras el fallido alzamiento militar y golpe de Estado contra Maduro, Pompeo y Serguéi Lavrov, canciller ruso, se reunieron; asunto que no es una casualidad para Juan Carlos Herrera, profesor de Geopolítica de la U. de Medellín. “Rusia tiene gran poder de influencia. Una hipótesis es que allí puede haber una negociación en la que Maduro se queda en el poder”, afirma Herrera.
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Al preguntarle al también experto en Geopolítica, Gustavo Soto, si es posible un eventual pacto entre ambos para buscar la salida de la crisis de alguno de estos países, comenta que “podría suceder. Una de las cosas que se especula de la reunión de Pompeo y Serguéi fue el intento de llegar a ese tipo de acuerdos, respetarse las esferas de influencia geopolítica, pero ambos tienen puntos con intereses contrapuestos”.
Con esa lista de asuntos en común, crecen los rumores de un encuentro de China, EE.UU. y Rusia en junio, en el marco de la cumbre del G 20. Naciones que para los expertos tienen en su poder la puesta en marcha de una transición