Claudia Sheinbaum hizo historia al jurar como la primera presidenta de México, un hecho celebrado tanto dentro como fuera del Congreso. En una ceremonia que resonó con el grito de “¡Presidenta, presidenta!”, Sheinbaum, de 62 años, prometió respetar la Constitución y trabajar por el bienestar de los mexicanos.
La exalcaldesa de Ciudad de México asumió la presidencia en un momento decisivo para el país más poblado de habla hispana. “Soy madre, abuela, científica y mujer de fe. Y a partir de hoy, por voluntad del pueblo de México, la presidenta constitucional de los Estados Unidos Mexicanos”, dijo.
Con la promesa de que su gobierno respetará las libertades y protegerá las inversiones privadas, Sheinbaum subrayó que su administración no será autoritaria, pese a las críticas que ha recibido.
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“Quien diga que habrá autoritarismo, estará mintiendo”, afirmó en su discurso ante los senadores y diputados reunidos en sesión de Congreso. Con su llegada al poder, Sheinbaum marca un hito en la historia de México, siendo la primera mujer en liderar la nación.
Entre los dignatarios presentes en la ceremonia estaban líderes internacionales como el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, el colombiano Gustavo Petro y la primera dama de Estados Unidos, Jill Biden.
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Sin embargo, la ausencia más notoria fue la del rey Felipe VI de España, a quien Sheinbaum decidió no invitar, acusándolo de negarse a reconocer el daño histórico de la colonización sobre los pueblos originarios. Este gesto fue interpretado como una señal del enfoque que la nueva presidenta podría adoptar en sus relaciones exteriores.
Uno de los puntos clave de su discurso fue asegurar que su gobierno no solo garantizará todas las libertades, sino que también protegerá las inversiones privadas, tanto nacionales como extranjeras.
Este mensaje buscó calmar las preocupaciones de los inversionistas, especialmente ante la controvertida reforma judicial impulsada por su predecesor, Andrés Manuel López Obrador, que propone que jueces y magistrados sean electos por voto popular, algo que ha generado inquietudes en el sector empresarial.
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Sheinbaum también reafirmó su compromiso con la estabilidad económica de México. Aseguró que el Banco de México mantendrá su autonomía y que la política fiscal será responsable, con un equilibrio entre la deuda y el producto interno bruto.
En cuanto a las relaciones bilaterales, subrayó la importancia del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (T-MEC) y se comprometió a fortalecer la relocalización de empresas en México, asegurando que el país “no compite, se complementa” con sus socios.
Otro de los mayores retos que enfrentará Sheinbaum es la violencia relacionada con el narcotráfico, un problema que ha dejado más de 450.000 muertos en México desde 2006.
La presidenta anunció que no retomará la “guerra” contra el narcotráfico, una estrategia que muchos consideran fracasada. En su lugar, seguirá la línea de su predecesor, enfocándose en atacar las causas subyacentes de la violencia mediante programas sociales para jóvenes, con el objetivo de evitar su reclutamiento por el crimen organizado.
Aun así, prometió reforzar la inteligencia e investigación para hacer frente a las organizaciones criminales. Además, señaló que se fortalecerá la Guardia Nacional, a pesar de las críticas por su transferencia al control del Ejército, una medida que ha sido fuertemente cuestionada por opositores y defensores de los derechos humanos.
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Claudia Sheinbaum asume la presidencia con una alta aprobación del 70%, lo que refleja el apoyo que tiene entre los mexicanos. Aunque enfrenta grandes desafíos, su mandato se centrará en profundizar el proyecto de López Obrador, buscando consolidar un modelo que abandone las políticas neoliberales y continúe con la creación de programas de ayuda económica para los sectores más vulnerables.
Su ascenso al poder es visto como la consolidación del proyecto de izquierda en México, pero también abre la puerta a un nuevo capítulo en la política nacional. Con su lema “¡Por el bien de todos, primero los pobres!”, Sheinbaum se comprometió a seguir trabajando en favor de los más desfavorecidos y a mantener la estabilidad que México necesita en este periodo de transición.
