El presidente chino Xi Jinping defendió los avances de su país en materia de derechos humanos, luego de las nuevas revelaciones periodísticas sobre la represión de la minoría musulmana uigur en Xinjiang, las cuales coinciden con la visita a esta zona de la Alta Comisionada de la ONU, Michelle Bachelet.
Escenario de choques étnicos y de ataques islamistas y separatistas, Xinjiang, en el noroeste de China, es objeto desde hace años de una campaña que las autoridades justifican como operación antiterrorista.
Pero investigaciones occidentales acusan a China de haber retenido a un millón de uigures y otras personas de minorías musulmanas en centros de detención de esta remota región, donde eran víctimas de “trabajo forzado” y “esterilizaciones forzadas”.
El martes, un consorcio de 14 medios internacionales –incluidos la británica BBC, el francés Le Monde y el español El País– publicó documentos y fotografías que arrojan luz sobre la situación de los uigures, con mujeres, niños y ancianos internados en “campos de detención”.
Los miles de documentos y fotografías apuntan a una represión ordenada desde las altas esferas de poder, incluido el presidente Xi, y fueron entregados por una fuente anónima al investigador alemán Adrian Zenz, el primero que acusó en 2018 al gobierno chino de internar a los uigures.
Pekín rechaza estas acusaciones y las define como “la mentira del siglo”. Según China, los campos son centros de formación profesional para mantener alejados a la población del separatismo y el islamismo.
“Los temas relacionados con los derechos humanos no deben ser politizados, instrumentalizados o tratados con un doble rasero”, advirtió Xi Jinping durante un encuentro virtual con Bachelet, la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
“Cada país tiene una situación diferente” que depende de su historia, su cultura y su desarrollo económico, dijo el líder chino. Por eso, agregó, cada país debe seguir “su propia senda de desarrollo en materia de derechos humanos, que encaje con sus condiciones y las necesidades de su pueblo”.
Desde Washington, el portavoz del departamento de Estado, Ned Price, dijo que Estados Unidos está consternado por las denuncias y que les hace seguimiento y espera respuestas.