Las relaciones diplomáticas entre China y EE. UU. pasan por un momento de máxima tensión, debido a que China reiteró que nunca renunciará a que se produzca un proceso de reunificación con la isla de Taiwán, sea de manera pacífica o mediante el uso de la fuerza, en caso de que Taiwán declare su independencia.
Así lo indicó el portavoz del Ministerio de Defensa chino, Wu Qian, el pasado 10 de junio, citando al ministro de Defensa, Wei Fenghe. “Si alguien se atreve a separar a Taiwán de China, el ejército chino no dudará en iniciar una guerra, cueste lo que cueste y defenderá con determinación la unidad de la patria”. Estás declaraciones se produjeron tras una reunión entre el ministro de defensa chino y el secretario de defensa estadounidense, Lloyd Austin, celebrada en Singapur.
El 23 de mayo pasado, en Tokio, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, advirtió junto al primer ministro japonés, Fumio Kishida, que su país actuará militarmente si China decide invadir la isla de Taiwán. “Ese es el compromiso que asumimos”, dijo Biden.
Estados Unidos, al igual que China, espera que en algún momento ambos territorios, China y Taiwán, pasen por un proceso de reunificación, porque los considera un solo país. Sin embargo, a diferencia del gobierno chino, el estadounidense no reconocería este proceso si se adelanta de manera violenta. “Estamos de acuerdo con la política de una Sola China. La firmamos y todos los acuerdos correspondientes se hicieron a partir de ahí, pero la idea de que se puede tomar por la fuerza, simplemente no es apropiada”, enfatizó Biden.
¿Se desatará una guerra?
El politólogo, especialista en Estudios Políticos y magíster en Estudios Humanísticos de la universidad Eafit, Fernando Suárez, explica que, aunque el posible estallido de una guerra siempre ha estado presente, es muy poco probable que se produzca a corto plazo. Ninguna de las dos potencias está interesada en escalar las tensiones, a tal punto de qué se desate una guerra. Suárez explica que las recientes declaraciones tienen un efecto más dentro de lo diplomático, que dentro de lo militar.
“Yo considero que el hecho de que el gobierno chino vuelva en este momento sobre el asunto y ponga sobre la mesa la posibilidad de que sí a China, entre comillas, le toca defender su interés sobre Taiwán, lo haría, tiene más que ver con el escenario en el que se está dando esa declaración. Es un poco mostrar los dientes en una cumbre de seguridad y de defensa. Finalmente, el tema alrededor del cual se está hablando es ese. Me parece qué como están las circunstancias en este momento, es difícil que se escale a una cuestión que derive en un choque militar” dice Suárez.
Lina Luna, especialista en culturas y lenguas chinas y docente investigadora de la Universidad Externado de Colombia, plantea que China, debido al sufrimiento que le generaron las invasiones de los ingleses en el siglo XIX y japoneses en el siglo XX, basa su política exterior en la defensa de su soberanía. Por lo tanto, debido a que para las dos potencias está claro que Taiwán es una zona de disputa, ambas potencias entienden que lo mejor es mantener frío ese conflicto.
Luna explica que para China es muy importante la coexistencia pacífica y de cooperación con todos los países, por eso no le conviene una guerra con ninguna otra nación y tampoco está interesada. En caso de guerra, Estados Unidos tiene dentro de sus aliados a los países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN. Por su parte, China, en caso de que estalle un conflicto bélico con EE. UU. por Taiwán, contaría con el apoyo de Rusia, país con el que ha realizado ejercicios militares en numerosas ocasiones. No obstante, el gobierno chino señaló que su relación con Rusia es de socios estratégicos, no de aliados. No obstante, hace unos días declaro todo su apoyo a Rusia en el conflicto que adelanta con Ucrania desde el 24 de febrero pasado.
Evaden la confrontación
Suárez indica que en el caso de que las tensiones escalen a tal punto de qué se genere el estallido de una guerra por Taiwán, los aliados que participarían en apoyo a alguna de las dos potencias, serían los que China y EE. UU. tienen en la región. Junto a China lucharía Corea del Norte; del lado de EE. UU. entrarían en el conflicto Corea del Sur y Japón.
El académico reitera que el estallido de un conflicto en la región es poco probable. Suárez expone que, desde el punto de vista económico, al gigante asiático no le convendría porque se arriesgaría a que la comunidad internacional le aplique sanciones económicas igual de severas o peores que las aplicadas contra Rusia como consecuencia de la invasión a Ucrania.
“El gobierno chino tiene una postura muy pragmática en el plano geopolítico. No casarse con nadie, no meter las manos al fuego por nadie, negociar con todos” explica Suárez.
Luna, por su parte, expone que a muchos países no les interesa que la tensión escale hasta el estallido de una guerra, porque muchas naciones, sobre todo las subdesarrolladas, se han visto muy beneficiadas de sus relaciones económicas con China. Por otra parte, los aliados naturales de Estados Unidos, aunque estarían dispuestos a apoyarlo, se verían muy afectados económicamente al no tener acceso a las grandes industrias y productos que posee China, tal y como les está pasando actualmente con el gas, petróleo y energía de Rusia por la guerra con Ucrania.
Luna explica que en caso de que se desate una guerra por Taiwán, Estados Unidos tendría los medios necesarios para involucrarse directamente, porque la guerra es una manera eficaz de reactivación económica. “Esta estrategia ya le ha funcionado en varias ocasiones a Estados Unidos”, dijo; sin embargo, la especialista explica qué al igual que en Ucrania, Estados Unidos no se involucraría directamente, sino que enfrentaría a su adversario geopolítico mediante terceros. Además de que EE. UU. ya ha invertido enormes cantidades de recursos en otorgar apoyo económico y militar a Taiwán.