El conflicto entre Israel y Hezbolá, que desde septiembre sacude fuertemente la región, podría estar dando un giro hacia la paz.
Según anunció este lunes la presidencia de Francia, las conversaciones para un cese el fuego han registrado un “avance significativo”. Emmanuel Macron y Joe Biden han liderado las conversaciones para calmar las tensiones en la frontera sur del Líbano, conocida como la Línea Azul, demarcada por la ONU.
Sin embargo, mientras las negociaciones avanzan, la violencia no cede. Israel continúa sus operaciones militares en la periferia sur de Beirut, intentando golpear a Hezbolá, mientras el grupo libanés responde con cohetes lanzados hacia territorio israelí.
El gabinete de seguridad de Israel, confirmó que se pronunciará el martes para definir un alto el fuego en la guerra contra Hezbolá en Líbano, indicó un funcionario israelí.
La escalada tras la “Operación Beepers” ha generado preocupación a nivel internacional, des esntonces, la ONU pide a ambas partes que acepten un cese al fuego.
El origen de esta nueva confrontación entre Israel y Líbano tiene lugar tras las tensiones entre Israel y el movimiento Hezbolá, aliado cercano de Irán. La situación escaló en septiembre de 2024, cuando Israel llevó a cabo operaciones terrestres en la región fronteriza sur del Líbano, argumentando que eran necesarias para frenar la acumulación de armas de Hezbolá cerca de su frontera. Por su parte, el grupo libanés respondió con ataques que intensificaron las hostilidades.
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La frontera conocida como Línea Azul, establecida por la ONU, ha sido históricamente un foco de tensiones. Aunque la resolución 1701 de 2006 estipuló que solo el ejército libanés y las fuerzas de paz de la ONU podían operar en esa área, Hezbolá ha mantenido presencia activa en la región, lo que ha sido señalado por Israel como una violación directa de la resolución.
La guerra ha provocado una crisis humanitaria en Líbano donde al menos 3.650 personas han muerto y millones debieron desplazarse a países como Siria luego de los bombardeos a Beirut y otras ciudades.
El llamado de Francia para que Israel y Hezbolá “aprovechen esta oportunidad” para detener las hostilidades refleja la urgencia de evitar una escalada mayor. Sin embargo, algunos analistas advierten que cualquier acuerdo deberá abordar no solo las condiciones inmediatas del conflicto, sino también las causas estructurales que lo originaron, como la presencia de Hezbolá en la región fronteriza y las preocupaciones de seguridad de Israel.
Aunque las negociaciones avanzan, la situación en el terreno sigue siendo volátil. La escalada actual es preocupante, especialmente al conocerse la posibilidad de la influencia de actores externos como Irán, lo que complica aún más la posibilidad de una solución rápida y definitiva.
Si bien se ha notificado sobre avances en la negociación, la pregunta sigue siendo si las partes involucradas estarán dispuestas a priorizar la paz sobre sus objetivos estratégicos.
Por ahora, tanto Israel como Hezbolá tendrán que definir si están listos para bajar las armas y negociar sus intereses sobre la mesa, lo cual seguramente representará una discusión compleja en la que tendrán que intervenir los mediadores.
