El primero de enero entró en vigencia una ley aprobada por el primer ministro canadiense Justin Trudeau que prohibe durante dos años la compra de vivienda por parte de extranjeros no residentes en el país. La medida, de acuerdo al gobierno de ese país, responde a la intención de controlar los precios en un mercado inmobiliario al que es bastante difícil acceder por el aumento de las valorizaciones.
Según la BBC, de acuerdo a cifras del verano pasado, el precio promedio de una vivienda en el país norteamericano era de $777,200 dólares canadienses, una cifra que es 11 veces mayor al ingreso familiar promedio.
Ahmed Hussen, ministro de vivienda de Canadá, argumentó que la prohibición tiene el propósito de desanimar a los inversionistas que consideran las casas como mercancía, en lugar de verlas como un lugar para habitar.
“A través de esta legislación, estamos tomando medidas para garantizar que las viviendas sean propiedad de los canadienses, en beneficio de todos los que viven en este país”, aseguró Hussen.
La medida se aplica también para evitar el aumento de especulación en cuanto a los bienes inmobiliarios entre inversionistas extranjeros que adquieren propiedades en Canadá para sumar activos.
El partido liberal de Canadá, del que hace parte el primer ministro Justin Trudeau, meses atrás había apoyado dicha intervención. En su página principal el Parti libéral du Canada publicó un comunicado titulado “Hacer que la vivienda sea más asequible para todos los canadienses”, en el que se hace un listado de las medidas concretas que se realizarán para conseguir esta meta.