El Papa emérito Benedicto XVI está en grave estado de salud. Su situación médica fue confirmada por el mismo Sumo Pontífice, el Papa Francisco, y el delegado de comunicaciones del Vaticano informó que su condición es delicada, pero estable.
Es más, desde el miércoles Francisco pidió a la comunidad de la Iglesia católica –una de las instituciones más grandes del mundo– orar por el jerarca alemán que lleva casi diez años en retiro, después de haber renunciado a su papado en 2013.
Como lo confirmó el director de la oficina de prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, “el Papa emérito logró descansar bien anoche, está absolutamente lúcido y vigil y hoy, aunque su condición permanece grave, la situación por el momento es estable”.
Justo por ese diagnóstico, Francisco volvió a invitar a los fieles “a rezar por él y a acompañarle en estas horas difíciles”. Y es que si bien el cuadro médico de Benedicto XVI solo incluye una enfermedad que afecta parte de su rostro, su avanzada edad (95 años) ha hecho que esté en constante vigilancia por parte de los doctores.
El vaticanista Hernán Olano explica que en el caso de la muerte del pontífice alemán, al tratarse de un Papa emérito, hay unos rituales de que se deben surtir no antes de cuatro días ni después de seis, para cuando debe surtirse el entierro.
La organización de las exequias es un proceso que corresponde al Colegio de Cardenales, al no ser que el difunto haya dispuesto algo distinto en su testamento. Por ejemplo, en el caso de Joseph Ratzinger ha trascendido que a él le gustaría que su descanso final se dé en su natal Alemania.