A pesar de la forma reiterada en que su país se ha vuelto escenario de ataques violentos, los franceses no se acostumbran a ver sangre derramada por sus calles, ni a las alarmas de muerte que los pueden sorprender en cualquier parte, incluso en los momentos más felices o calmados de su cotidianidad.
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Cada tanto, en cuestión de meses, se produce un cruento ataque que mina su tranquilidad y tiene eco mundial. Esta vez fue el turno de la ciudad costera de Niza, que se adornaba por estos días de alegría en pleno verano y por ningún motivo esperaba una matanza como la de ayer.
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La fecha no pudo ser peor, el 14 de julio Francia celebra su Día Nacional, y miles de nizardos acudieron en la noche a la plaza de Massena, la principal de la urbe, a observar fuegos artificiales. Por supuesto, desde la playa y desde el cercano Paseo de los Ingleses (Promenade des Anglais), se empezó a observar cada vez más gente llegando a la celebración. A las 22:40 horas, la situación cambió rotundamente.
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Un hombre del que, al cierre de esta edición, no se conocen detalles, manejaba un camión con el que arremetió contra una multitud, matando a más de 80 personas e hiriendo a cientos más. Instantes después se escucharon disparos de efectivos policiales que lo dieron de baja.
La estudiante francesa Charlotte Cassir estaba de visita en Niza y le contó a EL COLOMBIANO su experiencia: “había muchas personas en la avenida viendo los juegos pirotécnicos cuando un camión se atravesó en medio. Todos empezaron a correr pero no se oyeron explosiones, quedó por todo lado gente muerta, tirada en el piso”.