Empresas de todo el mundo han comprendido la importancia de incluir en su quehacer prácticas sostenibles para mitigar el impacto climático. Una industria estigmatizada como la del cuero, por ejemplo, trabaja cada día para sumarse con iniciativas de valor que le aporten a esta causa y hagan posible la construcción de una mejor sociedad.
El concepto de sostenibilidad es amplio, va más allá de acciones ambientales e incluye apuestas sociales. La huella de carbono que genera la producción industrial, el ahorro de energía, el manejo de residuos líquidos y sólidos, así como las condiciones y herramientas laborales de los trabajadores, son determinantes para comprender el compromiso que tienen con la sostenibilidad. Acciones que se apalancan en tecnología, innovación y vigilancia.
Vigilancia tecnológica
Para Ángela Liliana Dotor, PhD en Diseño y profesora de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, en Bogotá, el control hace parte del eje para transformar la industria y, recuerda, que en el mundo todavía hay curtiembres que no están comprometidas a nivel sostenible. Por esto, destaca la vigilancia tecnológica como una herramienta necesaria.
“Por lo general, se utilizan metales pesados y los residuos que no son solo de carne animal, sino también aguas residuales con estos químicos, causan enfermedades a los trabajadores que no cuentan con protección adecuada. Además, al no tratar el agua, se afecta todo el ecosistema. Eso se puede contrarrestar con vigilancia tecnológica, seguimientos y visitas técnicas a las plantas”, señala.
Producción limpia que ahorra
Lejos del derroche de energía, los esfuerzos deben centrarse en disponer la infraestructura con acciones que favorezcan la eficiencia energética. Reducir el tiempo en los procesos, incluir tecnología para disminuir los gastos y aprovechar las energías renovables son medidas que la industria ha venido implementando.
En este sentido, Vélez le apuesta a la innovación al promover el desarrollo de subproductos a partir de los residuos del proceso y al trabajar en compañía de otros sectores. Un ejemplo es la patente que se adelanta en conjunto con el Instituto Tecnológico Metropolitano, ITM. “Buscamos generar un impacto en el sector de la construcción. El objetivo es utilizar la carnaza resultante de uno de nuestros procesos y mezclarla con plásticos reciclados de un solo uso y así obtener madera plástica”, explica Kenverly Quintana, coordinadora de Gestión Ambiental de Cueros Vélez.
Una ventaja competitiva
Para la investigadora y docente, un factor diferencial es que la industria del cuero en Colombia es crítica de sí misma, según sus palabras: “Admite sus errores y cambia. Asume y siempre busca la manera de mejorar. No se trata de caer en un greenwashing o en una falsa sostenibilidad, sino de realmente aprovechar los recursos con innovación para mejorar procesos”, por lo que hay un constante margen de mejora en cada una de las fases.
Otro aspecto a destacar es el encadenamiento productivo. Este es un escenario en el que todos los actores trabajan con objetivos sostenibles, que con vigilancia, investigación e innovación permiten desarrollos que cambian el paradigma de la industria del cuero. Más allá de significar un aporte al crecimiento económico del país, genera las condiciones aptas para la sostenibilidad. Al interior del proceso de transformación del cuero todas las fases agregan valor con un enfoque amigable: se utilizan menos químicos, se ahorra energía, se tratan de manera adecuada las aguas y se aprovechan al máximo los residuos.
* Contenido en colaboración con Cueros Vélez