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Waldorf: La otra mirada a la educación

01 de noviembre de 2008
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Tres mamás lo dijeron casi en coro: Los niños y jóvenes que estudian bajo la pedagogía Waldorf son felices.

Ángela María Henao, Alba Lucía Botero y Margarita Muñoz son unas convencidas de este tipo de educación y por eso tienen a sus hijos estudiando en un plantel que trabaja bajo este modelo, el Colegio Isolda Echavarría.

Querían algo diferente para ellos, nada tradicional, que les permitiera disfrutar del aprendizaje y no tomarle pereza. "No quieren faltar".

Esta pedagogía, creada en Alemania por el humanista Rudolf Steiner en 1919, otorga el mismo grado de importancia a la ciencia, el arte y los valores, para lograr en los educandos un desarrollo armónico que combine el pensar, el sentir y el actuar.

En Antioquia, las instituciones Rudolf Steiner, Fundación Arca Mundial, Monseñor Ramón Arcila Ramírez (Coreducar), Luis Javier Villa e Isolda Echavarría trabajan con Waldorf.

Y funciona el Centro Humanístico Micael, en el que se forman educadores y otros profesionales en la filosofía.

En cada uno de estos lugares se siente la influencia del arte, base fundamental en esta forma de trabajo, y cierta magia por cuenta de los niños y jóvenes, a los que se les ve reír con frecuencia, compartir juntos los alimentos o sentarse concentrados a pintar, tejer o tocar un instrumento.

Estos alumnos reciben todas las áreas exigidas en el plan de estudios según la ley, pero para ellos, la clave está en la vivencia del aprendizaje, la integralidad y el desarrollo del pensamiento.

Como cuentan Margarita González y Gloria Orozco, de Micael, ya sea aritmética, historia o física, la presentación debe estar impregnada del elemento artístico, "tener vida y contactar con la experiencia del niño".

Un camino creativo
En el mundo hay más de mil escuelas Waldorf y en Colombia, Antioquia es el de mayor número de planteles bajo esta pedagogía. Es más, otros maestros que trabajan metodologías tradicionales, se cualifican en el Centro Humanístico Micael.

Dora Ligia Vélez labora en la Institución Villa Turbay. Decidió capacitarse y poner en práctica con sus alumnos de primaria algunos elementos de la pedagogía.

"No es una aplicación muy directa porque a veces hay dificultades, pero trabajamos tejido, pintura o modelado". Y reconoce los resultados positivos: Son más expresivos, están motivados y como docente aprende a conocer mejor a sus estudiantes. "Sobre todo, a reconocer la etapa en la que están y a preparar el material de clase de acuerdo con esa edad".

Waldorf fundamenta el desarrollo de los seres humanos en etapas de siete años, denominados septenios: 0 a 7 años, 7 a 14 y 14 a 21. Cada uno con intereses, preguntas y necesidades concretas.

"Es otra forma de enseñarnos. Este método, a través del arte, nos ayuda a descubrir más cosas, a descubrir nuestro ser", dice Juan Esteban Ruiz, estudiante de once en el Rudolf Steiner.

Y el arte, precisamente, creen en Micael, no es un simple desahogo, sino un instrumento de aprendizaje.

Además, estos establecimientos cuentan con la figura del tutor, que acompaña a un grupo de estudiantes en su septenio. Luz Elena Echeverry, que está desde primero con su grupo que ya cursa cuarto, afirma que es una forma de lograr una conexión más profunda con ellos.

"Cuando se les enseña a pensar y a crear, pueden desarrollar cualquier contenido", piensa la tutora Ana María Salas.

Hay respeto por la norma y como agrega Elizabeth Valencia, del Centro Luis Javier Villa, hay una actitud de respeto ante los diferentes seres y la naturaleza.

También, se respetan sus ritmos y su individualidad. Es más, manifiesta Gloria Orozco, esta filosofía les ayuda a los maestros a enfrentarse a la diversidad que tienen en los grupos. Los alumnos no son iguales.

En el Colegio Monseñor Ramón Arcila notan un cambio positivo en el comportamiento de algunos alumnos, hay un trabajo cercano con los padres de familia y una labor de capacitación constante con docentes.

Alumnos, papás, profes, directivas, todos hablan con entusiasmo de la pedagogía. No es un discurso aprendido lo que dicen, es algo que les sale del corazón.

Las mamás del Isolda Echavarría resumen los buenos resultados en una frase: "Estos muchachos son gente linda en su interior y eso es lo que los hace grandes".

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