Como les pasó a unas 10 mujeres en Bello y a otras en Itagüí, Claudia Osorio también fue víctima de un hombre que se acercó, la miró y le soltó una bocanada “no sé si de saliva o de agua”, señala la agredida.
Esa mañana de la primera semana de agosto, ella y su hermana esperaban un bus en la calle 39B sur con carrera 29, sector Camino Verde, de Envigado. El automotor las llevaría a su lugar de trabajo, en la avenida El Poblado.
A las 9:15 la calma llenaba la zona hasta que apareció el escupidor. El hombre de unos 30 años, gordo y de cachucha, venía en bicicleta, pasó a un metro de las mujeres y les disparó el líquido. La mayor parte cayó en el pantalón de Claudia y otro tanto en el de su hermana.
El tipo siguió rápido y, unos metros adelante, volteó, las miró y huyó rumbo a la iglesia San José. Ellas, desconcertadas, no entendieron la situación. Solo están seguras de que el hombre “tiene su ‘rayón’”, apunta Claudia.
Luego se enteraron de la historia del escupidor que atormentó a varias mujeres en Bello e Itagüí, y relacionaron los casos.
Por la cercanía entre Itagüí y Envigado, Claudia piensa que podría ser el mismo hombre. Además ella, de 36 años, y su hermana son rubias y de contextura gruesa, y según investigaciones de la Policía, el escupidor de Bello atacaba a mujeres voluptuosas que esperaban buses.
Ante esto, el mayor Néstor Cepeda, comandante de Policía de Envigado, informó que es la primera denuncia que tiene acerca de un posible escupidor en su municipio, y que él mismo atenderá a ciudadanos que reporten sus casos.
Agregó que en los próximos días sus hombres vigilarán a pie la zona de la agresión (en la que funcionan la Universidad de Envigado y varios establecimientos comerciales), con el fin de prevenir ofensas similares y delitos que afecten la seguridad del sector.
La injuria por vías de hecho es, según el artículo 226 del Código Penal, una querella conciliable y no un delito. Por eso el escupidor de Bello conciclió con las víctimas y, aunque debe pagar una multa, quedó en libertad.
Días después del incidente, Claudia volvió a ver al hombre. “Nos miramos, esperé a ver qué hacía él, parece rondando”.
Desde entonces, por precaución, ella espera el bus en una tienda cercana, y solo sale cuando el carro se acerca.
*Nombre cambiado por petición de la tipeadora