La Semana de la Convivencia en Medellín será el escenario para que conozcamos de cerca dos campañas recientes por la vida que se han venido desarrollando durante este año en el país. Una es la campaña del Programa por la Paz, del Cinep, llamada "Click afecta tu mundo", y la otra es "Por la vida súmate y actúa", de Visionarios por Colombia. A nivel local se les ha sumado la Universidad Eafit.
En particular, la campaña "Click afecta tu mundo" está basada en un criterio muy pertinente para nuestra situación. Se trata de dejar de usar las palabras grandilocuentes y evasivas con las que todo el mundo está de acuerdo pero que, después, no implican ninguna acción concreta. Nada que modifique la conducta de las personas ni que influya en la vida cotidiana. Así que en lugar de hablar de paz, esta campaña se enfoca en la importancia del desarme, del respeto a la diversidad, de los derechos, el cuidado, la responsabilidad.
Para Medellín, las actividades conjuntas de las tres entidades se realizarán bajo el lema "Ni por poder ni por dinero, mato ni muero". Puede ser otra de las variantes: "Ni por poder mato, ni por dinero muero". El mensaje es claro y es muy oportuno teniendo en cuenta las características que tiene la violencia que existe hoy en Medellín. Especialmente, la versión que diría: "Por dinero, ni mato ni muero". Y esto porque buena parte de los asesinatos del presente se deben a la codicia.
Por muchas razones uno puede decir que estamos ante una herencia de la criminalidad organizada del cartel de Pablo Escobar. Primero, porque buena parte de los problemas provienen de la economía de la droga y otras actividades relacionadas. Segundo, porque las cabezas de las principales bandas criminales son pistoleros de tercera generación descendientes de aquellas organizaciones. Tercero, porque los jóvenes de la pequeña criminalidad son herederos de la aguda violencia de la década de 1990, cuando eran apenas unos niños.
Pero hay otra razón importante que tiene que ver con la emulación social. Los parámetros de consumo y estima social de Medellín siguen siendo los que impuso el narcotráfico: barriga masculina, silicona femenina, alto cilindraje, dorados y plateados, Vicente y chispún y las telenovelas edificantes de los canales privados de televisión. Hace 20 años era común hablar de matar por unos tenis. Los estándares suben y ahora se mata por motos, apartamentos, parejas y, sobre todo, por el control de negocios ilegales o semilegales. Esa es la importancia del mensaje de no matar ni morir por dinero.
No quiero dejar una falsa impresión. La cultura de la convivencia es muy importante y la responsabilidad ciudadana como parte de ella, pero hay dos factores que son más determinantes: la institucionalidad pública, en cabeza de los gobiernos nacional y municipal, y una estructura económica regional cada vez más legal y transparente.
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