Ojalá que en muchas maletas de vacaciones vaya más de un libro. Un fiel compañero de viajes y reflexiones que actualmente se reinventa y cautiva millones de frecuentes lectores a través del libro digital que se lee en un dispositivo electrónico, un aparato tipo tablet donde pueden caber tantos ejemplares como los de una mediana biblioteca.
Un estudio de mercado adelantado por Simba Information, reflejó que en 2012 el número de lectores de libros digitales en Estados Unidos fue de 50 millones. En nuestro país, según la Cámara Colombiana del Libro, el 12 % de los libros registrados en 2011 fueron libros digitales.
Sin embargo, no todas las personas que pueden acceder a los dispositivos electrónicos de lectura usan los libros digitales. En el mismo informe se afirma que del total de los propietarios de teléfonos inteligentes cerca del 63 % no lee libros digitales, en la misma sintonía están los dueños de tablets de los cuales el 48 % no leen este tipo de textos.
Aunque la diferencia en los precios entre un libro digital y un libro impreso puede variar alrededor del 60 %, en Colombia una de las más relevantes barreras para extender el uso del libro digital es la penetración de internet por banda ancha. Según el Dane, en 2013 siete millones de colombianos cuentan con acceso a internet banda ancha, lo que equivale al 15,3 % de la población colombiana.
En el año 2011 la Federación de Gremios de Editores y la Fundación Germán Sánchez Ruipérez en España, desarrollaron un estudio en el que muestra que el cómic es el sector con mayor número de libros digitales. Con crisis y todo, en España, la venta de libros electrónicos incrementó 4 % entre las ventas reflejadas en 2009 y las de 2010, afirmó un estudio de Price Waterhouse Coopers.
Yo reconozco que cuando leo libros digitales, extraño el color ámbar de las hojas impresas, el olor a historias de sus páginas leídas y las anotaciones y los garabatos de quienes se han solazado de las letras de un libro impreso.
Pero en un libro digital se puede disfrutar de los hipertextos que lo zambullen a uno en un mar de historias dentro de una misma historia, es como leer a Verne 20.000 veces en cada una de sus 20.000 leguas de viaje submarino. Es ir de la tierra a la luna, escribiendo notas con imágenes y colores diferentes.
Hay que ser un buen "Lector Rumiante" como diría Nietzsche, siempre capaz de interpretar y sacar lo mejor de cada texto, sin elegir entre uno y otro formato. Después de internarse en un impreso, zambúllase en un libro digital en estas vacaciones.
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