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El fútbol antioqueño

  • El fútbol antioqueño | FOTO ARCHIVO
    El fútbol antioqueño | FOTO ARCHIVO
18 de octubre de 2012
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A estas alturas del torneo todos los equipos antioqueños tienen posibilidades de clasificación, lo que permite hacer con tranquilidad algunas consideraciones a sus seguidores. El departamento tiene cinco equipos profesionales, cuatro en  primera división y uno en segunda. Eso significa que unos cien jugadores, sin contar los que actúan en varios equipos de otros departamentos, son antioqueños.

Desde el comienzo del Torneo de la Dimayor, Antioquia ha sido el gran surtidor del fútbol profesional. El primer campeón (1948), Santa Fe, tuvo como una de sus figuras a Julio Gaviria Zapata, “Chonto”, antioqueño. El  campeón del segundo año (1949) y del 51,52, 53 y 54, el famoso Millonarios de El Dorado, alineaba diez jugadores extranjeros, Di Stefano incluido y un solo colombiano titular, Francisco “Cobo” Zuluaga, antioqueño como Gabriel Ochoa, arquero suplente.

El futbolista antioqueño se ha distinguido por sus condiciones físicas y técnicas, que sumadas a su cultura natural y a su personalidad desenvuelta, se traducen en un jugador equilibrado y muy competitivo. De aquí han salido y continúan surgiendo muy buenos  jugadores en todas las posiciones.

Hace unos días se jugó el clásico antioqueño y aparte del buen juego ofrecido por los equipos, lo más llamativo y reconfortante fue ver a las dos hinchadas disfrutando el partido, aplaudiendo a sus equipos y confraternizando como buenos amigos. Así debería ser siempre.

El antioqueño se precia de querer mucho a su tierra y los jugadores ya son parte característica de ella. La condición natural de la región para producirlos, independientemente del equipo en que jueguen, debe ser un motivo más de orgullo para todos. Me haría interminable mencionando nombres, pero el hecho cierto es que la FAMILIA FÚTBOL de este departamento crece día a día y si bien por razones elementales no todos pueden actuar en el mismo equipo, la relación entre jugadores y aficionados es muy estrecha y hace que  el triunfo de cualquiera sea el triunfo de todos.

Nombres como Humberto “Turrón” Álvarez, Jaime “Manco” Gutiérrez, Mario Agudelo, Bernardo “Cunda” Valencia, Mayita, Carlos Campillo, Oscar López, Julio Edgard “Chonto” Gaviria, Alejandro Brand, Ponciano Castro, Jaime “Velitas” Pérez, Hernán Darío Herrera, René Higuita, Leonel Álvarez, Andrés Escobar, John Jairo Galeano, J.J. Tréllez, Chontico Herrera, Alexis García, Juan Pablo Ángel, Iván Ramiro Córdoba, Vladimir Marín, Nelson Gallego y mucho otros que sería pesado relacionar aquí, son una pequeña muestra de la innumerable representación que Antioquia ha aportado en diferentes momentos al fútbol colombiano.

No menciono los surgidos recientemente porque están presentes en la retina de los aficionados, pero el recuento tiene como único propósito hacer notar que todos ellos, cubriendo todas las posiciones y jugando en cualquiera de los cinco equipos, son de la casa. 

Y si hablamos de técnicos nacionales, la historia empieza con otro antioqueño, Gabriel Ochoa Uribe, quien después de haber hecho parte del Millonarios ya mencionado, pasó a jugar en el América de Río de Janeiro, mientras adelantaba sus estudios de medicina y se capacitaba como técnico. A su regreso al país fue el primer y único técnico que en ese momento tuvo Colombia dirigiendo en Primera División, como conductor de un Millonarios que obtuvo una nueva serie de campeonatos en la década del 60.

En los 70 y a partir del Colegio de entrenadores de Fútbol de Antioquia, CEFAN, creado por Gastón Moraga, preparador físico chileno y excepcional profesional traído al país por Coldeportes Antioquia, surgió una camada de técnicos encabezada por Luis Alfonso Marroquín, al que le siguieron Francisco Maturana, chocoano de nacimiento pero antioqueño de formación, Hugo Gallego, Hernán Darío Gómez, Luis Fernando Suárez, Javier Álvarez, Luis Fernando Montoya y un sin numero de adiestradores que le han dado nombre y categoría al entrenador nacional. 

No puedo terminar sin destacar el trabajo de los directivos que han hecho parte de equipos de la tierra, dentro de los que sobresalen los hermanos Arriola y Hernán Botero, quienes marcaron una época al lograr los primeros campeonatos de los clubes antioqueños y en época más reciente Javier Velásquez, bajo cuya gestión ascendió el Envigado a Primera División y el Medellín volvió a ser campeón, como también a un hombre de fútbol, conocedor como el que más, con ojo clínico para detectar jugadores, sencillo, trabajador y orgullo del oriente, Samuel Ospina, presidente del Rionegro en sus primeras y brillantes campañas. 

Y a nivel nacional León Londoño Tamayo, recientemente fallecido, directivo de prestigio nacional e internacional, quien fue gerente de la Dimayor, presidente de la Difútbol, de la Federación Colombiana y miembro de la FIFA.

Lo descrito muestra la gran riqueza humana que Antioquia ha producido a todos los niveles y da una idea de lo que puede ser su futuro si se siguen procesos con la dedicación y paciencia que estos exigen.

El nuevo aporte está en manos de los aficionados, quienes a partir de ahora y siguiendo en la tónica del último clásico, pueden ser ejemplo de una solución para el país, mostrando cómo se puede disfrutar el fútbol en familia y convivir en paz.

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