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Así viven los millonarios

EN MEDELLÍN SE venden dos casas de $4.500 millones, cada una, y por $3.000 millones el apartamento de uno de los tres hombres más ricos del país. El lujo es más costoso en Cartagena y Bogotá.

  • Así viven los millonarios | www.vendoyarriendo.com | Comercializadores de finca raíz en Medellín indican que la vivienda más cara que han visto transar es de $5.000 millones. La casa de la foto no está muy lejos. Se ubica en El Tesoro y cuesta $4.500 millones.
    Así viven los millonarios | www.vendoyarriendo.com | Comercializadores de finca raíz en Medellín indican que la vivienda más cara que han visto transar es de $5.000 millones. La casa de la foto no está muy lejos. Se ubica en El Tesoro y cuesta $4.500 millones.
29 de agosto de 2010
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El lujo se pasea sin temores por Medellín. Lo testimonian los carros de alta gama que se aprecian en calles y vitrinas de concesionarios. Y, sobre todo, en las viviendas suntuarias, aquellas que pasaron de las secretas negociaciones a una pública y global oferta a través de la internet. El pastel local es coronado por una triple cereza, representada en dos casas, de 2,5 millones de dólares cada una, y un apartamento de 1,6 millones de dólares que fue habitado por uno de los tres magnates colombianos. En moneda local, el trío suma 12.000 millones de pesos.

Esas no son las viviendas más costosas, por supuesto. Pero semejantes valores les dan los méritos suficientes para entrar sin visa al exclusivo "top ten" de las más caras que abiertamente buscan compradores.

A Katia Botero Mazo sus clientes le dieron un gran voto de confianza al consignarle una casa, en el sector de El Tesoro, valorada en 4.500 millones de pesos. A colegas les ha visto propiedades de 3.000 millones, mientras que en su agenda son normales las que llegan a 1.600 millones.

La casa que ahora comercializa está en un lote de 10.200 metros cuadrados, tiene 1.283 metros cuadrados construidos y cuenta con sala, comedor, balcón, cuatro alcobas con baño y vestier, estar, cocina integral, biblioteca, alcoba del servicio, zona de ropas, tres parqueaderos, patio, cuarto útil, puerta blindada, piscina, jacuzzi, tres terrazas y amplia vista sobre Medellín.

Según el aviso en internet, esta casa es de estrato 5, el avalúo catastral es de 256,1 millones de pesos y paga por Predial 341.331 pesos.

José Luis Narváez es español, se casó con colombiana, desde hace cuatro años está en la finca raíz local y eso le permite afirmar que propiedades de tan elevados valores son realmente escasas.

Que recuerde, el mayor precio pagado por una casa fue de 5.000 millones de pesos. La negoció otra oficina. La suya, Narváez y Villada, tiene para la venta una residencia que no dista mucho de ese tope. Está situada en la vía Las Palmas, tiene acabados de lujo, gran panorámica de Medellín y se ofrece en 4.500 millones de pesos, negociables. El lote es de 9.267 metros cuadrados, con bosques y jardines. La casa principal es de 700 metros cuadrados, divididos en tres plantas. La del mayordomo mide 70 metros cuadrados y el estadero 120 metros cuadrados. Tiene galpón para aves, parqueadero para 15 carros, sauna, turco, jacuzzi, chimenea, zona de lavandería, ocho habitaciones, 10 baños, circuito cerrado de televisión, cocina integral, comedor auxiliar y pare de contar.

Narváez reconoce que la venta de propiedades de 4.000 ó 5.000 millones de pesos puede tomar años.

Primero, porque no hay muchas familias con tan abultada capacidad de pago.

Segundo, porque a los clientes hay que seleccionarlos con lupa, por aquello de la legalidad y la seguridad.

Tercero, porque el mercado más dinámico y líquido que él aprecia va hasta los 150 millones de pesos; de ahí en adelante la demanda empieza a estrecharse.

Y cuarto, porque aunque la internet ayuda en la promoción, hay que ser cautos con los timadores profesionales. A él y a su esposa, en particular, se les apareció un supuesto burócrata de Costa de Marfil, que para poder girar un dinero pedía que antes le enviaran 5.000 dólares para cubrir el impuesto de la transferencia.

Igual de alerta es la inmobiliaria Julio Corredor y Cía, de Bogotá, al intentar vender un apartamento de 3.000 millones de pesos, situado en Medellín. El hecho de que perteneciera a uno de los hombres más acaudalados del país los compromete mucho más a evitar gente de dudosa procedencia. Aunque está visible en internet, el mercadeo se hace voz a voz, entre amigos y en elevados círculos sociales y empresariales.

La propiedad es un descreste: Son 827 metros cuadrados, repartidos en tres pisos, a dos de los cuales se accede en ascensor privado. En uno está la zona social, en otro el área privada y en el tercero se ubica la piscina. Cuenta con aire acondicionado, chimenea, cuatro habitaciones, más de tres garajes, más de cinco baños, biblioteca, vigilancia las 24 horas, 50 metros cuadrados de terraza, comedor independiente y cuarto de escoltas. El precio no incluye el mobiliario y los valiosos cuadros, pero se escuchan propuestas.

Con sentido realista, una fuente de la inmobiliaria señala que el énfasis en el mercadeo personalizado responde al hecho de que es complejo hallar gente dispuesta a meterle tanto dinero a una propiedad. Los hay, por supuesto. Pero convénzalos. José Luis Narváez añade que también los estratos altos han sido maltratados por la crisis, padecen problemas de liquidez y en no pocos casos han tenido que salir a vender su casa o apartamento. Por apretados, o por lo que sea, el hecho es que dentro de su portafolio las tres primeras viviendas suman 10.000 millones de pesos. Venderlas es un golpe de suerte. Y también es como ganarse un pequeño baloto, por aquello de la comisión del 3 por ciento.

A fin de cuentas, no estamos en Suiza, sino en un país en donde el ingreso promedio anual por habitante es de 12 millones de pesos. Claro, hay extremos.

Una casa de 4.500 millones de pesos se puede comprar con un crédito de 3.150 millones y una inicial de 1.350 millones. Para que el banco preste esa plata, su ingreso mensual debe ser, como mínimo, de 157,5 millones de pesos. Si se inclina por un sistema de abono fijo a capital en pesos, la primera cuota sería de 53,2 millones. La última sería de 17,6 millones y en total le pagaría al banquero 6.384 millones de pesos, en quince años.

Para quien gana el mínimo las cuentas son desoladoramente absurdas: Si trabajara, no le descontaran un centavo y atesorara todo, al final de un año tendría 6 millones 180.000 pesos. Para reunir los 4.500 millones de pesos de la casa indicada, tendría que ahorrar durante 728 años. ¡Mejor dicho, además de esta vida, tendría que reencarnar 9 veces! Y muy de malas si renace y siempre se vuelve a ganar el mínimo.

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