Para entender la dinámica de la estructura productiva de un país se ha desagregado la actividad productiva en tres sectores: primario, secundario y terciario.
El primario comprende las actividades ligadas a la naturaleza o de carácter extractivo (minería, agricultura, ganadería, bosques y pesca, entre otros). El sector manufacturero, las actividades que requieren transformación de materias primas (de carácter industrial) y, el sector terciario, las actividades asociadas al comercio y la prestación de servicios (transporte, servicios financieros, seguros y servicios personales, entre otros).
El crecimiento de los sectores y subsectores va a depender, además de las ventajas comparativas y competitivas, de la formulación, implementación y evaluación de políticas públicas orientadas al mejoramiento continuo de su productividad. Esto es lo que se denomina la política pública sectorial para la competitividad.
Caracterización
La política pública es un conjunto de decisiones y estrategias adoptadas por una autoridad legítima y busca enfrentar problemas de cierta complejidad y las decisiones de los distintos actores públicos están interrelacionadas. Esa política hace referencia a la selección de metas y medios para alcanzar los objetivos de crecimiento y competitividad del sector e indicadores para evaluarlos y es implementada por actores públicos y privados.
Esas directrices se expresan a través de leyes y regulaciones, así como en el conjunto de programas, proyectos y actividades de las instituciones públicas y privadas. Desde una perspectiva moderna, en su formulación e implementación debe adoptarse un enfoque intergeneracional (sostenibilidad), para atender la diversidad de actores y participantes en los diferentes sectores de la economía y la sociedad con una perspectiva de largo plazo.
Determinantes sectoriales
Los empresarios deben hacer una evaluación permanente de los factores clave que determinan la competitividad de su sector para adelantar agendas con el gobierno.
Los empresarios podrían hacerse preguntas: ¿se cuenta con la conectividad necesaria y suficiente para insertarse en los mercados nacionales e internacionales? Probablemente la respuesta del sector servicios y financiero sea diferente en intensidad a la de los sectores forestal o agrícola, pero en ambos casos hay exigencias y necesidades particulares que deben constituir la formulación de la política sectorial.
¿Qué tantos técnicos, tecnólogos e ingenieros de las más altas calidades científicas y humanas tiene el país para desarrollar, por ejemplo, el sector minero de manera formal y sostenible?
¿Están los empresarios convencidos y actúan en consecuencia, sobre el rol que tiene la innovación en la supervivencia de sus empresas?
De otra parte, no se puede avanzar en competitividad sectorial si no se cuenta con derechos de propiedad claramente definidos por lo menos en dos frentes: intelectual y de activos, en particular, la tierra. Es decir, establecer reglas de juego claras en materia de derechos de propiedad impacta positivamente aquellas empresas y sectores que demandan y pueden producir patentes así como aquellas del sector primario cuyo activo primordial es la tierra.
Por otro lado, el acceso al mercado de capitales es condición sine qua non de la competitividad sectorial. El reto de la política pública es democratizar el acceso al mercado de capitales y el reto de los empresarios del sector financiero es garantizar la eficiencia en la prestación de los servicios.
La política sectorial debe considerar la problemática ambiental, no como un asunto retórico sino porque afecta la sostenibilidad de las propias actividades económicas.
Además de las exigencias internacionales en materia de calidad ambiental para el desarrollo y competitividad en el mercado mundial, toma más fuerza la valoración del capital natural de un país como parte de su riqueza que lo hace atractivo no solo en materia de negocios sino de calidad de vida.
1. Formación Humanista y Científica
Colombia requiere con urgencia la formación de técnicos y tecnólogos de las más altas calidades académicas y humanas para ser competitivos. Sin embargo, las cifras más recientes muestran que de las personas que se inscriben a un programa de educación superior, solo 30 por ciento lo hacen en programas de estos niveles de formación. En el Índice de Competitividad Global del Foro Económico Mundial, Colombia ocupa el lugar 83 en calidad de la formación en matemáticas y ciencias entre 142 países que son la base para el desarrollo de las ingenierías y la tecnología en todos los niveles de formación. El sistema educativo colombiano tiene que articularse a la política sectorial para la competitividad.
2. Reglas de Juego Claras e Instituciones
Colombia presenta atrasos significativos en materia de protección de derechos de propiedad. Son por lo menos dos campos en los cuales la protección de tales derechos está estrechamente ligada con la competitividad: propiedad intelectual y propiedad de la tierra. En efecto, en el concierto internacional Colombia ocupa el lugar 86 en protección de los derechos de propiedad intelectual y el puesto 87 en los derechos de propiedad en general. Contar con una institucionalidad fuerte en materia de protección de la propiedad es un incentivo para el emprendimiento de actividades económicas competitivas y da cuenta también de la solidez de la política sectorial de competitividad.
3. Conectarse con el Mundo: un requisito
La revolución de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TICs) le han impuesto retos enormes a las actividades productivas. El mundo de hoy esta interconectado y los negocios adquieren una dimensión global desde lo local. La política sectorial para la competitividad tiene que promover el uso intensivo de estas tecnologías que suponen una apertura a los mercados de manera ágil y facilita la conformación de redes de proveedores, productores y clientes sin importar su localización geográfica. Colombia ocupa el puesto 70 entre 142 países en cuanto número de usuarios de Internet con 36.5 usuarios por cada cien habitantes y el puesto 70 en cuanto al ancho de la banda.
4. Tecnología e Innovación: un imperativo
Los empresarios colombianos recién comienzan a dimensionar el papel de la ciencia, la tecnología y la innovación como condición del crecimiento de los negocios. Solo hasta hace relativamente poco las empresas colombianas empiezan a crear sus departamentos de I+D (Investigación y desarrollo). El país tiene que adoptar una política de ciencia, tecnología e innovación acorde con la política sectorial de competitividad de tal manera que se logre avanzar en el ranking internacional en esta materia. Colombia ocupa el puesto 69 en calidad de las instituciones de investigación científica y un puesto relativamente bueno (43) en la relación universidad-empresa entre 142 países n
5. Mercado de Capitales: acceso y eficiencia para la competitividad
No puede haber negocios competitivos sin los flujos financieros y disponibilidad de capitales. Hay que avanzar en la democratización del acceso al crédito bancario. La política sectorial tiene que garantizar un mercado de capitales eficiente. Entre 142 países Colombia ocupa el lugar 40 en cuanto a la facilidad para acceder a préstamos del sector financiero y el puesto 42 en cuanto a la salud financiera de los bancos n
6. La Competitividad no excluye el desarrollo sostenible
Cada vez son más exigentes las condiciones de producción limpia y las certificaciones ambientales para exportar bienes y servicios. Colombia está en el puesto 55 (100 países) en el Índice de Competitividad Sostenible del Foro Económico Mundial. Esta ubicación, comparada con el puesto 69 del Índice de Competitividad Global, señala que el país se prepara para el futuro en relación a la protección del medio ambiente.