En el cruce de la carrera Bolívar con la calle Barbacoas, Centro de Medellín, nació hace 70 años la Pastelería Santa Elena. Cuentan que el negocio surgió de una idea loca de dos amigas, Cecilia Bustamante y Elena Arango, a quienes se les ocurrió que montar panaderías pintaba próspero, pues en la ciudad no había muchas y sobre todo de calidad.
Lo curioso fue que ellas no se hicieron socias sino que cada una montó su negocio propio: Cecilia arrancó con la Panadería Santa Clara, hoy llamada Claire, y Elena con la Pastelería Santa Elena, no sin antes dejar una sentencia que pasó a la historia: Elena le dijo a su amiga: “arrancá vos, que si te va bien yo te monto la competencia”.
Pasó en 1952 y todo fue tan exitoso, que ya van 70 años y la Santa Elena no solo surte de ricuras a los habitantes de las dos ciudades más importantes de Colombia, sino que también llega a los paladares de Estados Unidos. Elena tenía el plus de que había hecho cursos de chef en el exterior y puso su saber al servicio de su nuevo negocio.
María Isabel Orjuela Jiménez, actual gerente de Mercadeo y Ventas, afirma que el negocio tiene la planta en Medellín y Bogotá, y alrededor de 20 tiendas en estas mismas ciudades. Presencia en los aeropuertos José María Córdova y Olaya Herrera, en el Puente Aéreo y El Dorado y en el de Barranquilla y Montería. También en las terminales de transporte, para un total de 28. “En este momento nos encontramos próximos a abrir una nueva sede en la ciudad de Pereira en el Aeropuerto Matecaña.
Dicen que ningún chef revela los secretos de sus buenos platos. Tampoco lo hacían las abuelas cuando les ponían su toque propio al sancocho o a los frijoles. Pero María Isabel sí cuenta los secretos para que una panadería haya sobrevivido a siete décadas, se haya expandido y aún esté entre las preferidas de los amantes del buen comer: “Nuestro secreto es la calidad de nuestros productos y el café, el sabor y calidad de las materias primas con que se elabora cada producto”.
Aunque la Santa Elena tiene diversas líneas y productos, los que se consideran estrella son el pastel de sal, el turrón de maní, el caramelo delicia, la tartaletta de coco, el pastel gloria y las panelitas. Los consumidores son un eslabón primordial. Entre ellos están el caminante, que va a una diligencia o a una cita y entra al local a comerse un pastel o un pan; el viajero que quiere llevarse un presente de bueno gusto; la familia que llega al centro comercial y quiere degustar algo en grupo o llevárselo a casa .
La estrella en diciembre es la caja navideña, compuesta de natilla, hojuela, buñuelo y manjar de arroz, que es la más apetecida en esta época, y adicional están las galletas de navidad, corona navideña, que muchos adquieren cuando quieren regalar un obsequio de buen gusto.
El esmero y cuidado en la producción, que los productos sean artesanales y que la selección de las materias primas sea rigurosa son otros valores para que la Pastelería Santa Elena siga siendo la preferida de muchos amantes de la parva. La elegancia y buen gusto en la decoración de las tiendas también son otra tentación de esta pastelería en la que hoy laboran alrededor de cien personas, sin contar las que tienen franquicias y los domiciliarios que se encargan de llevar el buen sabor hasta las propias casas