Ni cuando interpretó a El Capo, un sanguinario narcotraficante en tres temporadas al aire, Marlon Moreno se había sentido tan agotado con la maldad de un personaje como lo vivió como Guillermo León Mejía en La venganza de Analía.
El desgaste fue tanto que el actor caleño, de 53 años de edad, tomó la drástica decisión no volver a interpretar este tipo de roles, con esa carga negativa y de maldad.
“Me dejó tan marcado que a los dos últimas audiciones a las que asistí después de este proyecto las decliné con solo leer el argumento, este personaje me dejó agotado con tanta maldad y ahora como que no me interesa interpretar roles esa clase”, comenta el actor que volvió a Cali, después de vivir desde 2015 en Los Ángeles, Estados Unidos.
Los antagonistas en las historias siempre le han parecido atractivos, porque le permite pasar por diferentes grises en las personalidades de los personajes, pero con respecto al político en la telenovela que emite Caracol en las noches ratifica que le dejó un sabor maluco. “Es un tipo que realmente no tiene nada bueno, no es buen padre, no es buen esposo, no es buen amigo, solo piensa en su beneficio particular y casualmente es un político, muy extraño, no, cualquier parecido con la realidad es mera casualidad”.
A las producciones nacionales regresó después de seis años, su última presencia había sido precisamente en la tercera temporada de El Capo (2014). Desde entonces estuvo en proyectos internacionales como 1 contra todos, Sitiados y Should Do It-
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Sobre la producción, en la que comparte protagónico con Carolina Gómez y George Slebi, destaca que es el regreso de la telenovela clásica a la pantalla, con toques de amores imposibles, venganzas, malos muy malos y buenos muy buenos.
“Es un gran aporte de esta producción al mundo audiovisual, se nota todo un cambio en la forma de escritura, en la forma en al que se está contando la sociedad actual, me parece un gran paso”, reconoce el artista que debutó en la TV en 1994 en Gente fresca y que alcanzó el posicionamiento en 1997 con La mujer del presidente, al lado de Róbinson Díaz.
En este dramatizado tuvo la oportunidad que su hijo Brayan Moreno interpretara su mismo rol, en la etapa joven.
Sobre las diferencias, en materia de producción, entre los dramatizados nacionales y los proyectos que se hacen por fuera, dice que las distancias son muy cortas, que son muy parecidas, que en Colombia se está haciendo televisión de alta calidad.
“La diferencia se siente básicamente en las condiciones de trabajo y en el pago, que sí son muy diferentes”.