Voto Clientelista
No es gratis, su apoyo es condicionado a cambio de una contraprestación. De esta forma, el politólogo de la Universidad Nacional, Guillermo Henao, indica que esta práctica se reproduce donde hay un patrón que “paga” por el voto con contratos, burocracia o favores políticos y en su nivel más bajo tiene “compra directa, cambio por elementos de construcción o diferentes dádivas”. Esto ocurrió en el caso de la excongresista Aída Merlano en las elecciones del 2018.
Voto programático
Bajo este principio se organiza el sistema democrático de Colombia. Es de tipo racional y, a juicio de los analistas, el menos usado por los ciudadanos. Consiste en que el elector se nutre de los programas de gobierno que proponen los candidatos para optar por la opción que considere que tiene el mejor plan y políticas públicas para solucionar los problemas de la ciudad. Este ocurre cuando un ciudadano cree en las propuestas del político y vota por ellas por encima de las emociones.
Voto emocional
Causado por dos posturas primitivas del ser humano: apoyo o rechazo hacia una candidatura. Esta acción es definida por los atributos de los aspirantes. Para Nury Gómez, vicepresidenta de la Asociación Colombiana de Consultores Políticos, en esta decisión “poco o nada pesan los argumentos racionales, técnicos o contables de su proyecto de gobierno”. En este, los argumentos para apoyar o no hacerlo pueden ser: “es buena gente”, “habla muy bien” o “parece ladrón”.
Voto de estructura
Es un voto duro, fiel y definido por la construcción de maquinaria por los partidos políticos, personalísimos o movimientos. Para el Politólogo de la Universidad Nacional, Guillermo Henao, este se configura con una ideología o un liderazgo establecido a lo largo del tiempo y “responde más con la elección de concejales o diputados que la de candidatos a la Alcaldía”. Por ejemplo, el caudal electoral de concejales tradicionales como Fabio Rivera es similar cada 4 años, son fidelizados.
Voto útil
Se define cerca al día de las elecciones y según el Consultor Político, José Fernando Valencia, pesan una serie de variables como: encuestas, emociones, alianzas y favoritismos que condicionan el apoyo. Además, cabe resaltar que el ciudadano pretende “ganar” con un candidato viable y no “desperdiciar” su posibilidad de decidir con una alternativa no viable. Por ejemplo, el votante podría tener mayor afinidad con un aspirante, pero opta por otro porque puede ganar.
Voto de rechazo
Lo despiertan las emociones negativas. Nury Gómez, vicepresidenta de la Asociación Colombiana de Consultores Políticos, explica que este se presenta en contiendas donde los candidatos más opcionados representan posiciones contrarias o encontradas. “Sirve para movilizar voto protesta o castigo por un gobierno o hacia un líder”. Entre ellos, los argumentos del ciudadano son emocionales: votar en contra de el candidato apoyado por Uribe, Federico, o Petro.