Salir del caparazón le ha costado a Santiago Gómez mucho más que superar su aparente timidez, tanto, que ha preferido no hacerlo a nombre propio, sino tomando de la mano a alguien, de lejos, mucho más popular. El mediático alcalde Federico Gutiérrez, que sin ser una estrella del jet set sale a diario en todas las pantallas, ha sido el rostro de un proyecto político en el que hasta ahora Gómez había preferido jugar el papel de estratega desde las sombras.
Es quizá por eso que desde octubre de 2018, cuando renunció a la Secretaría de Gobierno para hacer campaña como el candidato de la continuidad a la Alcaldía, se ha esforzado por hacer evidente esa amistad. Y aunque eso no le bastó para unificar el apoyo de los integrantes del movimiento Creemos, que llevó al triunfo a Federico Gutiérrez hace cuatro años, su as bajo la manga para la recolección de firmas que emprendió el pasado abril fue insistir en la relación entre ambos, que ha perdurado por cerca de dos décadas y que está basada en una lealtad tan inquebrantable, que en su círculo cercano ambos son conocidos como “los siameses”.
Incluso, por los pasillos de La Alpujarra varios funcionarios actuales confirmaron que se les apoda “Milli Vanilli”, recordando a otro dúo, el de bailarines alemanes, tristemente célebres a finales de los años 80 porque fueron descubiertos en un fraude: fingían cantar y montaban todo un show musical, mientras la verdadera voz permanecía tras el escenario.
“Hay personas que nacen con estrella y Federico es una de ellas”, diría el propio Gómez a sus colaboradores durante la campaña a la Alcaldía de 2015, justificando su deseo de permanecer alejado de los reflectores, pero orientando cada paso, cada decisión que llevó a Gutiérrez a ganar las elecciones.
¿Tímido?
Introvertido y callado, “muy estudioso, muy serio, pero siempre amable”. Así recuerdan a Santiago Gómez quienes lo vieron crecer en Yolombó. Hijo de Pedro Gómez y Nelly Barrera, es descendiente de dos tradicionales linajes de ese municipio del Nordeste antioqueño, reconocidos como estirpes de finqueros y de educadores.
Varias de sus tías dedicaron la vida entera a la docencia y si bien eso no le bastó para ser el alumno preferido en la escuela Josefa Romero (hoy Institución Educativa Eduardo Aguilar), sí le legó el amor por la lectura. Para sus vecinos de infancia era común verlo en la biblioteca, sumergido en algún texto, sin importar qué día de la semana fuera, o qué hora marcara el reloj.
Pero esa introspección también se rompía por momentos, cuando salía por la calle Colombia de Yolombó “a chutar balón” con los niños de su edad. Y no es que sus antiguos compañeros recuerden en él un talento especial para el fútbol, sino que esa se convertía en una excusa para socializar, siempre y cuando no hubiera “recocha”. “No tenía empatía para soportar charlas pesadas y eso lo hacía parecer malgeniado. No, no era malgeniado, pero esa era una muestra de su carácter fuerte”, contó uno de sus antiguos vecinos, que prefirió reservar su identidad por actualmente trabajar en el sector público.
Eso sí, si por algo lo reconocen es por el profundo amor que le profesa a los caballos. Aunque tan pronto cursó la educación básica, Santiago Gómez se radicó en Medellín para terminar el bachillerato, aún hoy es posible verlo algún fin de semana en Yolombó, acariciando una nariz, cepillando una crin, o simplemente disfrutando de la compañía de los equinos.
Pero hay más certeza de encontrarse con él cada año en el puente de Reyes, cuando en el pueblo se celebra la Fiesta del Marquesado y la Molienda, Al menos así lo aseguran los profesores de la Institución Educativa, quienes destacan que Gómez “no se pierde una cabalgata”.
Esa afición ha estado tan presente en la vida del hoy candidato, que lo llevó a hacer parte de la Junta Directiva de la Asociación de Criadores de Caballos Criollos Colombianos de Silla (Asdesilla) en el período 2014-2015, donde compartió asiento con el actual gerente de EPM, Jorge Londoño de la Cuesta. Una posición que le valió algunas críticas en 2016, cuando ya era parte del gabinete del recién posesionado alcalde “Fico” y la Administración municipal intentó, sin éxito, que la cabalgata de la Feria de las Flores, suspendida dos años atrás, se reactivara.
Fiel escudero
De Universitarios Haciendo Nación (UHN) al Nuevo Partido, de ahí al Partido de La U, luego a Creemos y ahora en Seguimos Contando con Vos, Santiago Gómez no ha tenido un proyecto político propio, sino que ha saltado dondequiera que esté Federico Gutiérrez.
Ese camino empezó en 1998, cuando entre algunos otros amigos, Gómez y Gutiérrez impulsaron la candidatura de “Fico” al Consejo Municipal de Juventud (CMJ) y de Santiago Vélez Trucco al Concejo de Medellín. Vélez ganó la curul y convirtió a Gómez y Gutiérrez en sus asistentes.
Lo que ocurrió con ese escaño en la corporación pasó a la historia pues durante su atropellada participación como concejal, Vélez enfrentó problemas de salud y viajó a Estados Unidos para alejarse de la esfera pública.
Pero ese traspié no hizo desistir a la dupla Gómez-Gutiérrez de sus aspiraciones. En 2003 lograron que “Fico” fuera elegido concejal con el aval del Nuevo Partido y en 2007, ya de la mano del Partido de la U y develando sus inclinaciones uribistas, la dupla logró que Federico alcanzara por segunda vez una curul en el Concejo.
“Santiago era el que estaba detrás del escenario y Federico era el que salía a dar la cara, por razones que son muy claras para los que son cercanos: Federico es carismático, es conversador, es cercano, es más simpático; Santiago es más parco, más ausente de las relaciones con los demás, más ensimismado, le gusta pasar más desapercibido”, comenta un funcionario que trabajó con los dos en la actual Administración.
Y es que hay quienes describen a Gómez como un verdadero “ajedrecista” del juego político. Su fuerte es la estrategia. Incluso, otra de las personas que trabajó con él en la Alcaldía señala que “planea cada jugada que va a hacer, tiene mucha frialdad para hacerlo y tiene mucho desparpajo para responder ante las acusaciones y las críticas”.
Es en ese ámbito en el que la persona que sus allegados de infancia considerarían tímida, ese mismo hombre que ante preguntas incómodas durante una entrevista devela su ansiedad dejando escapar una reiterada risa nerviosa, se transforma en un habilidoso competidor y un férreo protector de sus amigos.
“Es muy temerario cuando de política se trata. No le tiene miedo alguno al qué dirán y protege mucho a los suyos. Si él logra llegar a algún cargo, seguro no descansará hasta que los que lo apoyaron estén bien. Y eso lo que hace es crear en esas personas una dependencia hacia él, aunque muchas de ellas ni siquiera compartan la manera en que hace las cosas para conseguir lo que quiere”, acotó otro exfuncionario.
Y esa dualidad entre introspección y habilidad lo ha perseguido a cada paso de su carrera en el sector público, que empezó como subsecretario y secretario del Concejo entre 2004 y 2007, y continuó en 2008 durante el gobierno de Alonso Salazar, en el que fue nombrado gerente de Terminales de Transporte de Medellín.
A esa época se remonta uno de los episodios que más dejan ver el tipo de relación de mutualismo que existe entre Gómez y “Fico”, en la que cada uno vive las consecuencias de los acciones del otro. Luego de un acalorado debate que adelantó Gutiérrez en el Concejo, en el que calificó a Metroplús como un proyecto costoso e ineficiente, el alcalde Salazar removió a Gómez de la gerencia de Terminales.
El de las decisiones
Pero la suerte volvió a sonreír a los “siameses” en 2015. Con un caudal electoral de 246.221 votos, que hoy pretende cederle a su fiel escudero, Federico Gutiérrez fue elegido alcalde de Medellín y a Santiago Gómez le tocó el turno de ser el hombre de las decisiones.
Nombrado como secretario de Gobierno y Gestión del Gabinete, Gómez obtuvo a partir de 2016 el poder de ser el segundo al mano en la Alcaldía. “Él era el que tomaba decisiones con cada uno de los demás secretarios y también era el que movía las relaciones de Federico con los concejales”.
Y aunque en varias de sus apariciones en medios, Gómez ha querido aclarar que su única tarea en la Alcaldía era ser “gestor” y garantizar que el mandatario municipal lograra sus objetivos, hay quienes lo señalan, incluso, como el que tenía la última palabra en la contratación de personal, así como el hombre del lobby. Habría sido el encargado de mitigar las posturas opositoras en el Concejo para lograr éxito en los proyectos de acuerdo presentados por “Fico”.
Así quedó evidenciado en marzo de 2016, cuando durante las sesiones extraordinarias del Concejo para decidir la venta de las acciones de EPM en Isagen, protagonizó un fuerte altercado con el concejal de Cambio Radical, Róber Bohórquez, quien pronunció un duro discurso de oposición a la negociación y luego se retiró por un momento del recinto. Las cámaras que grababan la sesión registraron a Gómez caminando detrás de él hacia la salida.
Minutos después y visiblemente alterado, Bohórquez regresó e interrumpió la sesión acusando a Gómez de haberlo agredido. “No me voy a dejar intimidar. No me voy a dejar insultar ni agredir de usted, señor secretario Santiago Gómez”, dijo y posteriormente declaró a medios que cuando regresó a su oficina “mi esquema de seguridad tuvo que cerrar la puerta para evitar que ese hombre me agrediera”.
Hoy, por primera vez en su propia carrera por un cargo de elección popular, Gómez se arriesga a que su personalidad sea su peor enemiga. Este 27 de octubre la ciudad verá si Federico logró hacer lo suficiente para que su elegido sea el ganador .
Estos son los perfiles de los otros candidatos a la Alcaldía:
Alfredo Ramos, a la sombra de su propio nombre
Daniel Quintero, la voz política que nació en el ‘Tricen’