Emprender no es tarea fácil y menos lo es sostenerse en un momento en el que el mundo afronta una crisis sanitaria y económica. Incursionar en el mundo de los negocios es iniciar un camino, no exento de riesgos, pero sí lleno de esfuerzos, sacrificios y satisfacciones. Y este escenario se vuelve un poco más complejo cuando se trata de mujeres.
Según datos de Aequeales, empresa que provee herramientas para el cierre de brechas de género en el ámbito laboral en Latinoamérica, las mujeres empresarias se enfrentan a dificultades estructurales tales como acceso a crédito, capital y educación financiera. Asimismo, a diferencia de los hombres, las mujeres también deben sortear estereotipos negativos sobre su capacidad de establecer y desarrollar un emprendimiento.
Sin embargo, a pesar de los obstáculos, también se ha avanzado en cuanto al cierre de brechas. De hecho, América Latina es la región con el mayor porcentaje de emprendimientos femeninos del mundo, principalmente en mujeres entre 45 y 64 años.
Y actualmente, según Aequeales, cerca de 130 millones de mujeres latinoamericanas lideran empresas consolidadas. Una cifra en la que se esconden historias de muchas mujeres que, gracias a su determinación, han logrado construir un sustento para sus familias y una forma de realización personal y profesional.
Apalancar mujeres
La restricción en el acceso al crédito y el financiamiento, así como la ausencia de redes de contactos o apoyo, son algunos de los desafíos a los que se enfrentan las empresas dirigidas por mujeres.
Sin embargo, a pesar de que en América Latina ellas reciben hasta un 50% menos de inversión, sus empresas logran ingresos hasta 20% mayores que sus pares masculinos. Así lo mostró el reporte ‘Mujeres emprendedoras: una oportunidad de inversión inexplorada’, del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el cual expone la importancia de apostar por el emprendimiento femenino en la región.
Maite Muñiz, CPO y cofounder de Truora, startup que construye soluciones tecnológicas para la prevención de fraude en Latinoamérica, destacó la importancia de generar un ecosistema empresarial para las mujeres, que ayuden a su apalancamiento y en el que coincidan dos aspectos que considera fundamentales: representación y asesoría.
“Si no hay un ecosistema donde esté alguien a quien admiro y que yo vea que lo logró, que me genere inspiración, creo que es mucho más difícil emprender. La representación es muy importante, sobre todo cuando las mujeres apenas están iniciando sus carreras, porque cuando eres joven eres mucho más influenciable y estás buscando conocer, tienes menos miedo a los retos”, apuntó Muñiz.
Para la emprendedora, es indispensable que se creen redes de apoyo, sobre todo en Latinoamérica, donde considera que hay falencias en cuanto a organizaciones o fondos de apoyo destinados a apoyar emprendimientos femeninos.
“Es muy importante el apoyo porque es supremamente difícil crear una empresa. Hay buenos y malos días, y es mucho más difícil si en los malos días no tienes una red que te diga: ‘tranquila, esto es normal, o si se te cerró la puerta, no importa, aquí te apalancamos’”, expresó la empresaria mexicana.
Y es que, precisamente, una de las principales preguntas que rondan en este escenario de los emprendimientos femeninos es qué tan rentable es invertir en estos.
Según el informe del BID, uno de los aspectos que diferencian a los emprendimientos liderados por mujeres es que estas tienden a buscar más información y asesoramiento, y suelen ser más adversas al riesgo.
En este sentido, el informe resaltó que “las mujeres son más leales a su banco y mejores voceras, recomendando más ampliamente aquellos productos y servicios con los que están satisfechas. Valoran sentirse escuchadas y buscan, más allá de crédito, otros productos y servicios no financieros como acceso a redes de contactos y oportunidades de capacitación y networking”.
Para esta edición, EL COLOMBIANO recogió dos testimonios de emprendedoras latinoamericanas sobre cómo iniciaron sus proyectos, cuáles fueron sus dificultades y qué consejos darían a aquellas mujeres que apenas están iniciando en el camino de los negocios.