Dicen que los pilotos de automovilismo deben tener nervios de acero. De lo contrario, no podrían sortear situaciones azarosas como esquivar, en lo que dura un parpadeo, otro vehículo que les esté obstaculizando el paso en la pista.
La combinación entre concentración, frialdad, precisión y reflejos que deben tener los pilotos es algo que se trabaja todos los días. Para eso entrenan durante varias horas tanto en sus vehículos como en simuladores de velocidad.
El fruto de ese esfuerzo lo experimentó este viernes el joven piloto francés Isaac Hadjar durante la ronda de clasificación del Gran Premio Mónaco de la Fórmula 2, que se correrá este fin de semana en la mítica pista del Principado.
Correr el Mónaco es difícil. El circuito está diseñado para pasar por las calles estrechas de la ciudad ubicada en la costa azul francesa. Son pocos los lugares en los que un piloto puede adelantar a otro durante el recorrido.
Uno de ellos es debajo de un túnel, que es uno de los pocos espacios por los que pasan los competidores que tiene dos carriles. Durante su recorrido por la pista, Hadjar ingresó a ese lugar a una velocidad cercana a los 300 kilómetros por hora.
Mientras recorrió las dos primeras curvas, en las que su vehículo anduvo por el carril izquierdo, no encontró nada raro. Por eso decidió pasarse para el derecho en la siguiente curva, ya cerca de la salida del túnel.
Lo hizo. Sin embargo, se encontró con una sorpresa que por poco le cuesta la vida: el piloto japonés Ritomo Miyata iba andando muy despacio por el carril de la derecha.
Pero Hadjar, que corre para el equipo Campos Racing, supo sortear la situación. Recordó los trabajos que había hecho durante sus entrenamientos y, con un timonazo casi tan preciso como la incisión de un cirujano, logró esquivar en menos de un segundo el auto que estaba delante de él y siguió el recorrido con la misma naturalidad que mostró anteriormente.