Los calificativos de grandeza hacia Tadej Pogacar abundan: superhéroe, máquina, cyborg, extraterrestre... Lo imposible en el ciclismo moderno, en el que a diferencia del de antes se rueda a tope desde el inicio hasta el final de cada etapa, lo hace ver fácil gracias a sus extraordinarias condiciones físicas, a su insaciable deseo de ganar.
El pedalista de tez blanca, cabello rubio, ojos claros y aún con cara de niño a sus 25 años más allá de los esfuerzos sobre humanos que realiza, parece un rayo montado en bicicleta. Busca arrasar con todo lo que está a su paso, sin dejar nada al azar, no solo emulando a grandes de otras épocas (ver módulos), también batiendo récords. En su primer Giro, se mostró imparable. Este sábado logró su sexto triunfo en Bassano del Grappa, su victoria 76 como profesional.
Los límites de este corredor amable ante el público, cerca de quienes lo admiran y asedian, no se conocen. Ahora, esta misma temporada, y tras su hegemonía en la carrera italiana, va por el título del Tour galo, doblete que no se logra desde 1998 cuando lo consiguió Marco Pantani.
Es tan superior en la actualidad, que muchas veces, sentado en el sillín de su bici, Tadej ataca sin signos de fatiga y sin encontrar respuesta de sus adversarios. Su fuerza al pedalear es sorprendente.
Ya expresaba el entrenador de Tadej, el español Íñigo San Millán, en entrevista a Eurosport, que “los parámetros fisiológicos del esloveno son extraordinarios y que su capacidad mental recuerda la del mejor Miguel Induráin”. Añadiendo que tiene una recuperación asombrosa tras altas cargas físicas.
Por ejemplo, en la etapa 15 del Giro, con final en la cima en Livigno, ubicada a 2.387 metros sobre el nivel del mar, movió en los últimos 15 km 450 vatios de potencia (cantidad de fuerza que imprime sobre los pedales para que la bicicleta avance), a una velocidad de 27,5 kilómetros por hora, como lo reseñó la página Velon. Otros, como Nairo Quintana (Movistar), Georg Steinhauser (EF) o Romain Bardet (DMS), que lo escoltaron en esa fracción, movieron entre 60 y 80 vatios menos.
“Esto es difícil de hacer a esa altura, quiere decir que Pogacar, a menor altitud, puede mover hasta 30 o 40 vatios más. En ese trayecto final movió 6,8 vatios por kilo (Tadej pesa 66 kilos). Ese muchacho es un animal, un fuera de serie”, dijo Luis Fernando Saldarriaga, entrenador de ciclismo.
Tendrá buen recuerdo
Pocos tuvieron la fortuna de vencer al europeo en este Giro. Quizá ese será uno de los mejores recuerdos que tendrá el ecuatoriano Jhonatan Narváez (Ineos) en su carrera deportiva luego de superar a Pogi en un magnífico sprint en la etapa inicial en Passo Brocon. Fue tanta la sorpresa, que causó más noticia la derrota de este caníbal, que la victoria del sudamericano.
Ese resultado hizo despertar aún más el deseo triunfal del esloveno, quien de ahí en adelante, en el plan, las contrarreloj y en los ascensos y descensos aprovechó cada ocasión para sacarle diferencias a sus rivales por el título.
Su semblante de impotencia lo cambió por el de júbilo en la segunda fracción con final en el Santuario di Oropa, cima en la que ganó y se apoderó de la maillot rosa que identifica al líder del Giro hasta el final de esta competencia, logrando, de paso, cinco triunfos de etapa más y siendo el rey de la clasificación de la montaña.
Ventaja impensada
En la clasificación general superará al colombiano Daniel Felipe Martínez (Bora) por 9.57 minutos, segundo, y al inglés Geraint Thomas (Ineos), por 10.26.
Con 21 años, 11 meses y 30 días, Tadej se convirtió en 2020 en el ganador más joven del Tour de Francia tras la Segunda Guerra Mundial.
Por lo pronto, con 25, le sigue dando más brillo a su palmarés. Ya suma dos títulos de la ronda francesa (más dos subtítulos) y el del Giro. Le falta el de la Vuelta a España (ya fue tercero en 2019) para lograr el triple en las tres grandes.
No se guarda nada
El corredor, que tuvo como primer amor atlético el fútbol, hace historia con su talento en las piernas pero al servicio del ciclismo. Lo que llama realmente la atención es que su superioridad en su debut en el Giro fue tan descomunal que dio la sensación que su mayor rival era él mismo, y que los demás contendores se jugaban una carrera diferente.
Para algunos puede tornarse aburridor la supremacía que ejerce el europeo, pero para otros genera espectáculo el saber que es capaz de sobrepasar los límites de lo establecido.
En la corsa rosa, Tadej cambió la lógica de lo que se ve en el ciclismo, cuando en vez de resguardarse y cuidar la camisa de líder probó suerte en el sprint final en Naples ante los guepardos del pelotón, incluso trabajándole al colombiano Sebastián Molano para que lograra el triunfo (fue 3°).
Si bien puede ser peligroso, no se guarda nada. Es un ciclista que va por todo en el terreno que le toque desafiar, como en la alta montaña, en la que con viento, agua o nieve, salió al ataque, sin respuesta de sus adversarios, para darle cacería a los supervivientes de las fugas y cruzar en solitario la meta sin que su rostro lampiño diera síntomas de debilidad.
Entre los secretos de su éxito está la preparación. Llegó con pocos kilómetros competitivos a esta carrera (503) y estuvo entrenando en terreno de altura para mejorar la capacidad respiratoria.
¿Aburre por su nivel?
En días pasados, el especialista en ciclismo y periodista del diario El País de España, Carlos Arribas, decía que el poderío de Pogacar, así como de otro de los que domina el pedalismo actual, el danés Jonas Vingegaard (campeón los últimos dos años del Tour y con quien se reencontrará en esa carrera el próximo mes), “encantan a la afición por su capacidad para generar lo inesperado, lo sorprendente, y aburren porque convierten lo nunca visto en lo visto todos los días. Lo repetido aburre”.
Agregó que el ciclismo vive como en los tiempos de Eddy Merckx, hace 50 años, uno solo por encima y todos luchando para ser segundo.
El colombiano Egan Bernal, ganador además del Tour (2019) y el Giro (2021), también mostró complacencia por la batalla que se presencia por los otros lugares del podio, pues por ahora, cuando Pogacar o Vingegaard están en la lista de inscritos de una prueba, el primer sitial parece destinado para ellos. Tal vez la mala fortuna, producto de algún accidente, como le sucedió en días recientes a Jonas en la Vuelta al País Vasco (fracturas en una clavícula y en varias costillas) es lo único que podría detener su andar.
“Me siento andando mucho, pero no es suficiente. Cuando uno dice que estos dos corredores están en otro nivel es porque es así. Se llega a un punto en el que arrancan y ganan, pero atrás se vive una película que es donde realmente está lo emocionante del ciclismo, de esa pelea por entrar en el podio”, confesó Bernal en su podcast Cycla.
¿Quién gana y pierde?
Luis Fernando Saldarriaga dice que hay varios aspectos positivos en el rendimiento arrollador de Pogacar, pero también negativos.
“El ciclismo gana al encontrar un nuevo ídolo, otro súper hombre, una persona a seguir, un modelo ideal. Además revoluciona todo el tema de entrenamientos, metodología, ciencia y tecnología”.
Mientras que en contra, resalta el orientador, que la gente también se cansa de ver al mismo deportista ganar porque no hay una directa confrontación entre el que ataca y defiende.
“Se pierde el espectáculo. La gente pierde expectativa porque en la carrera en la que participa sabe que va a ganar, mientras que los corredores también, dentro de sus tácticas y estrategias, corren única y exclusivamente por el segundo lugar. Es una competencia aparte, y esto produce a la vez en las personas sospechas sobre lo que se está utilizando para rendir de esa manera, no lo ven tan normal”, agregó Saldarriaga.
Por lo pronto, Tadej dará este domingo el paseo de la victoria en Roma, tras el paseo que les dio al resto de adversarios. Lo difícil lo hace ver fácil.
Otras estrellas que dominaron el ciclismo mundial en su época
Fausto Coppi, italiano
El Campionissimo fue pentacampeón del Giro italiano (1940, 1947, 1949, 1952 y 1953) así como doble ganador del Tour de Francia (1949 y 1952). En la vuelta de su país, en el 49, superó al subcampeón, Gino Bartali, por una diferencia de 23.47 minutos. A ese rival, ese año, le ganó en el Tour por 10.55. En el Giro del 52 venció a Fiorenzo Magni por 9.18 y en la ronda francesa de ese año triunfó por una ventaja de 28.17 ante Stan Ockers.
Eddy Merckx, belga
El Caníbal ganó 5 Giros, 5 Tours y una Vuelta a España entre 1968 y 1974. En el 70, 72 y 74 logró doblete Giro y Tour. En el 69 ganó el Tour con diferencia de 17.54 minutos ante Roger Pingeon; en el del 70 le sacó 12.41 al subcampeón, Joop Zoetemelk; y 9.51 a este mismo rival en el 71. En esa carrera, en el 72, superó por 10.41 a Felice Gimondi, a quien en el Giro del 73, superó por 7.42. En el Tour del 74 venció a Raymond Poulidor por 8.04.
Bernard Hinault, galo
El Caimán triunfó en 5 Tour sde Francia, 3 Giros de Italia y 2 Vueltas a España entre 1978 y 1985 (logró un total de 41 victorias de etapa). Hizo doblete Tour-Vuelta en el 78 y Giro-Tour en el 82 y 85. En el Tour del 79 distanció al subcampeón Joop Zoetemelk por 13.07 minutos; en el del 81, superó por 14.34 a Lucien Van Impe; en el 82, le sacó 6.21 a Zoetemelk. En el Giro de Italia del 80 venció a Wladimiro Panizza por 6.43.
Miguel Induráin, español
El Extraterrestre o Genio, como lo apodaban a Miguel, triunfó en 5 Tours y en 2 Giros. Hizo doblete en el 92 y 93. En 1992, en la cita italiana, superó por 5.12 minutos al segundo clasificado, Claudio Chiappucci, a quien días después, en el Tour, le ganó por 4.35. En la cita gala del 93 aventajó por 4.59 a Tony Rominger. En esa prueba, en el 94, triunfó por 5.39 sobre Piotr Ugrumov; mientras que en el Tour del 95 venció a Alex Zülle por 4.35.
Chris Froome, británico
A sus 39 años de edad y aún activo en el ciclismo de élite, el keniata blanco, pues nació en Nairobi, ha ganado cuatro Tours, un Giro y dos Vueltas a España.
De gran rivalidad con el colombiano Nairo Quintana le ganó el Tour de 2013 por una diferencia de 4.20 minutos.
El de 2016 lo ganó por ventaja de 4.05 minutos ante Romain Bardet y 4.21 sobre Nairo. Cada vez que este corredor picaba en punta era difícil alcanzarlo.
