Un visionario en los años 60, Bob Lord, muy probablemente sentó las bases de la pirámide del fútbol más fuerte del mundo. El presidente del Burnley, en ese entonces un club campeón de liga con gran capacidad económica, se declaró públicamente en contra del fútbol televisado, que tuvo sus primeros partidos en vivo en el Mundial de Suecia 1954 y cada vez se hacía más común.
Lord, radical, afirmó a los demás propietarios que eso dañaría la asistencia a los estadios, y prohibió a la BBC la instalación de cámaras en Turf Moor, estadio de los Clarets, medida que empezó en 1964.
Cinco años después, resultado de la protesta de Lord a la que se habían unido otros equipos, la Asociación del Fútbol (FA en inglés) introdujo el Blackout, un apagón televisivo entre las 2:45 p.m. y las 5:15 p.m de los sábados.
Es decir, en ese horario está prohibido la transmisión de cualquier encuentro en Inglaterra, ya sea nacional o de ligas del exterior. Por esto resulta muy curioso que en Colombia, Norteamérica o Asia un hincha del Arsenal pueda ver muchos más partidos de los Gunners que un londinense sin las capacidades para acceder al Emirates Stadium.
La medida no solo se mantiene vigente, sino que se acaba de renovar, como se estipuló en el nuevo contrato televisivo firmado por la FA con Sky Sports hasta 2027. Esto generó polémica entre algunos círculos de fanáticos ingleses, que volvieron a cuestionar el “apagón de las 3:00 p.m.”.
¿El Blackout funciona?
En un reportaje, la BBC analizó las ligas menores de Inglaterra, consideradas como el escalafón de ascenso y descenso más fuerte del fútbol mundial.
Ahí, Adam Capper, utilero del club Heaton Stannington, perteneciente a la novena división, afirmó que “casi todo el mundo tiene un club de la Premier League al que apoya primero y un equipo de la Non League –cuarta división o inferiores– al que irá a ver en segundo lugar”.
Por lo anterior, el Blackout de transmisiones, a la hora que justamente se suelen disputar los juegos de la Non League, permite que los equipos se sostengan. “La asistencia promedio a casa es de unos 400 fanáticos. Si el Newcastle –equipo de la región en Premier League– juega en casa, tendremos unos 200 aficionados”, cifra que asciende hasta los 700 cuando el juego no choca con el equipo principal del norte de Inglaterra.
Aun en la tercera división, Latoyah Egerton, seguidora del Exeter City, confirmó que sin la asistencia de los 8.000 aficionados al St James Park, el club no podría subsistir. “Si hay un partido importante de la Premier League a las 3 de la tarde, especialmente ahora que nos acercamos a los meses de invierno, creo que mucha gente puede optar por quedarse en casa para ver el partido por televisión en lugar de asistir en persona”, dijo.
En el momento del protagonismo millonario de la Premier League, los equipos de divisiones inferiores sostienen grandes asistencias promedio, como la segunda división que, con sus 17.000 aficionados por juego, deja atrás por mucho a los 11.000 que asisten en Colombia.
Y claro, hablando de la Premier, el Blackout está implicado en el “sold out” de la primera división, pues nadie quiere perderse el partido. Los que quedan fuera los sábados a las 3, no lo pueden ver en vivo. El nuevo acuerdo entre la FA y Sky sports incluye 267 de los 380 partidos de liga, es decir, en los próximos años habrá un espacio vacío en 113 encuentros que se programarán a esa hora.
Sanciones en España
En el país ibérico adoptaron una medida diferente, que, además de la búsqueda por incentivar la asistencia a los estadios, quiere asegurarse de vender LaLiga como un producto a nivel internacional, donde todos los aspectos de la imagen televisiva, como el césped, iluminación y las tribunas estén bien cuidados.
Desde la temporada 2016/2017 la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) impone sanciones económicas a los clubes que no superen el 75% del aforo en las tribunas que están expuestas al plano de la cámara, es decir, más de la mitad del estadio si se tiene en cuenta las ubicaciones detrás del arco visible en los tiros de esquina.
Ese mismo año, el Celta de Vigo se vio obligado a reducir el precio de sus entradas hasta los 15 euros después de ser sancionado en dos ocasiones, contra Real Sociedad cuando fueron 16.961 espectadores, y ante Deportivo Alavés, seguido en directo por 17.384 personas, algo que en Colombia se consideraría una muy buena asistencia, teniendo en cuenta que el Estadio de Balaídos cuenta con espacio para 29.000 aficionados.
En el 2019, la RFEF aplicó la sanción al Deportivo Alavés por ausencia de público, a pesar de que fue a razón de una protesta de su hinchada que retardó su entrada al partido hasta el minuto 5.
En la actualidad, un club grande como el Valencia, que registró 35.000 espectadores como promedio en los últimos 10 años, está en problemas para ajustar el Nuevo Mestalla, en construcción a las medidas que exige LaLiga, pues debe cumplir el convenio firmado en un principio que hablaba de un estadio con capacidad para 70.000 espectadores.
España se mantiene como una de las ligas con mejor promedio de asistencia, a pesar de las quejas por los precios altos de las entradas por parte de los aficionados.
El método alemán
El popular fútbol alemán goza con el prestigio de ser el que más hinchas lleva al estadio en todo el mundo, con un promedio de 43.000 personas por partido en la temporada 2022/23. Entre las razones, hay que destacar la modernización de los recintos para el Mundial de 2006, que dejó al país un total de 12 escenarios con capacidad para 41.000 hinchas o más.
Eso en términos de capacidad, pero ¿cómo los llenan? La respuesta es mucho más simple que en los casos anteriores: precios económicos, fútbol de calidad y una excelente organización. El abono promedio para la temporada actual de la Bundesliga ronda los 196 euros, es decir, alrededor de 11.5 euros por partido (47.000 pesos colombianos).
Para las tribunas populares, como se conocen en Colombia, el Borussia Dortmund tiene el segundo precio más costoso, con 14,7 euros (57.000 pesos) por partido, mientras que el Hoffefheim cuenta con el abono más económico en tribuna popular, con 8,82 euros por partido (36.000 pesos). El más grande, el Bayern Múnich, tiene el cuarto más económico por 9.7 euros por partido (39.000 pesos).
En el duelo del viernes entre Nacional y Fortaleza, el precio para entrar a norte y sur era 34.000 pesos. Es decir, en esas tribunas, se paga lo mismo para ver al verde luchar por entrar a los cuadrangulares, que para ver al Gigante Alemán en el moderno Allianz Arena competir por el título.
Hablando de la Bundesliga en general, los precios para tribunas con asiento, un símil con oriental en el Atanasio, oscilan en su mayoría entre los 15 y 20 euros, no más de 81.000 pesos.
El caso colombiano
Es triste el panorama que se ve en la previa de la mayoría de encuentros del fútbol colombiano. Ya sea en el estadio, o en el primer plano que muestra el televisor, generalmente se observan más bancas vacías que personas.
En relación a los casos anteriores, la gente en Colombia no suele seguir equipos pequeños por falta de fuerza –o ausencia– de un sistema competitivo de categorías de ascenso. Esto resulta en casos como Boyacá Chicó, Jaguares o Pasto, clubes acostumbrados a estar en primera división con las gradas de fondo vacías.
Siguiendo el ejemplo de Bob Lord con las transmisiones deportivas, hay muchas personas en Colombia que prefieren hacerse seguidoras de un equipo europeo que ven por televisión a miles de kilómetros de distancia, antes de un equipo de su propio barrio, como el Envigado, que cuenta con la peor asistencia del 2024 (4.061 de promedio), o el Itagüí Leones de segunda división.
Y no es una propuesta para prohibir la Premier o la Liga Argentina, como hacen en el Blackout. Es un llamado de atención a los directivos para incentivar más la asistencia de público.
Es difícil que alguien, con la posibilidad de quedarse en su sillón viendo fútbol de primer nivel, se traslade y además de pagar una boleta costosa deba observar un mal partido de fútbol con un ambiente frío y vacío en las tribunas. Esos son los puntos a trabajar que muestran las ligas europeas.
El Celta de Vigo se vio obligado a bajar el precio de sus entradas, y en el fútbol alemán los abonos son muy asequibles. Ese es el primer punto a trabajar, pues parece que para muchos directivos es mejor vender algunas entradas costosas y tener estadios vacíos, que reducir el precio a la capacidad económica de su hinchada y, tal vez ganando un poco menos, tener el estadio a reventar cada fecha.
Las instalaciones de la cancha y las comodidades del hincha en la tribuna son importantes, así como el ambiente en el estadio, donde un publico activo puede generar mucha más expectativa que las gradas solas.
Un campeonato con buen público en las graderías genera más recursos económicos, ya sea por entradas y también por patrocinadores externos como por derechos de televisión. Por eso, LaLiga de España cuida tanto lo que sale en pantalla, algo que debería hacer la Dimayor para vender los derechos televisivos más costosos, pues todavía con la mala iluminación de muchos escenarios y el césped defectuoso de otros tantos, el fútbol de primera, a veces, rosa lo amateur.
Las tribunas locales tienen un promedio de 11.000 espectadores por partido, cifras muy inferiores a la segunda división tanto de Inglaterra como de Alemania. Un país como Colombia, con tanta tradición futbolera, y muchos equipos regionales con buena capacidad para captar público, tiene la materia prima para impulsar el crecimiento de la asistencia a los estadios. Faltan medidas por parte de la Dimayor que exijan a los clubes darle la importancia que se merece al público y la cantidad que pasa por sus tribunas.