Vender postres y micheladas o hacer rifas y bingos en las urbanizaciones, fueron algunas actividades que Santiago Vega Toro hizo durante varios meses para poder conseguir los recursos y representar al país en el exterior.
“Fueron épocas bastante duras, sobre todo porque tenía que dividir el tiempo para estudiar, entrenar y hacer los postres para venderlos”, dice el joven de 20 años a quien le cambió la vida hace un año gracias a la Fundación Soy Más Deporte de Bogotá.
A los 7 años, los días de Santiago transcurrían sentado frente al televisor observando el famoso manga Dragón Ball Z. Era lo único que lo apasionaba, pero sus padres, cansados de verlo así, decidieron llevarlo a practicar un deporte y así fue como llegó al karate.
Empezó en Comfama de Bello y la disciplina le gustó tanto que dejó el televisor para concentrarse en entrenar, cambiando totalmente de hábitos y dejando la inactividad que tanto incomodaba a su familia.
“El deporte me ayudó mucho, cambié totalmente. Me convertí en un joven disciplinado, responsable y como el karate me gustó tanto, siempre hacía todo para mejorar”, sostiene el joven que se cataloga como un deportista ágil y muy táctico.
Las cualidades que resalta le han permitido destacarse no solo a nivel nacional sino internacional, pues viene de ser séptimo en el Campeonato Panamericano, en Guayaquil, Ecuador y se prepara para el Mundial juvenil, que se desarrollará en Santiago de Chile, desde este domingo 20 de octubre.
A ese evento podrá asistir merced a la ayuda que le brinda la Fundación, a la cual llegó gracias al buen corazón del director Andrés Felipe Ocampo Mancipe, quien al recibir un correo del deportista, no dudó en buscarlo y ofrecerle el apoyo.
“Un día, luego de terminar de vender los postres con mi novia, Juliana Cano Patiño, quien también es karateca, nos pusimos a mirar Instagram y vimos el nombre de la Fundación y el contacto del director. Le escribimos y para nuestra sorpresa nos respondió y nos pidió el número de contacto. Nos llamó, le contamos nuestra historia, vino a Medellín, nos conocimos y nos empezó a respaldar, ese apoyo ha sido una gran bendición, pues ya habíamos tocado muchas puertas de empresas privadas sin una respuesta positiva”, recuerda Santiago.
El apoyo no solo ha sido económico para poder viajar a los torneos. La Fundación provee a los deportistas cuatro aspectos fundamentales (mental, económico, médico y físico), pues según argumenta Andrés, el objetivo de su entidad es la formación integral y la representación de deportistas colombianos, a quienes tratan de acercar a sus sueños deportivos y personales.
En el Mundial, Santiago espera lograr puestos de vanguardia, para eso se ha preparado y además es consciente de que una buena actuación le puede abrir nuevas puertas.
Este estudiante de séptimo semestre de profesional en criminalística en el Instituto Técnológico de Antioquia, trabaja con el anhelo de ser el primer medallista de oro por Colombia en un Mundial juvenil de karate. Sabe que es difícil, porque el país solo registra un bronce en dicho certamen en toda la historia.
Espera también retribuirle a la Fundación todo el auxilio que le ha otorgado y que su presentación sea, de paso, un llamado para las empresas privadas, claves en el proceso de consolidación de los atletas nacionales