El contacto del cuerpo con el agua y unas tímidas gotas que salían de la piscina fueron las primeras señales del regreso.
El silencio de cerca de seis meses en el que se sumergió el Complejo Acuático de la unidad deportiva Atanasio Girardot llegó a su fin ayer con el retorno de Estefanía Álvarez, Mónica Sarai Arango, pero también de Víctor Hugo Ortega, Sebastián Villa y otros 56 atletas de las modalidades de natación carreras, clavados, polo acuático y nado sincronizado, a tres de las 12 piscinas que el Inder Medellín habilitó para que estos deportistas vuelvan a sus entrenamientos.
No obstante, aún no será permitido el ingreso al público en general ya que, de acuerdo al plan de reactivación económica que la Alcaldía anunció a finales de agosto, las piscinas reanudarán sus servicios en noviembre.
“Hemos comenzado con piscinas para el alto rendimiento, por su puesto ya nos estamos preparando para la apertura de ligas, clubes y también para todas las estrategias recreativas, sabemos que la comunidad lo está pidiendo pero lo más importante es cuidar la vida de los usuarios”, comentó Diana Toro, directora del Inder.
El protocolo
Antes del anhelado chapuzón, ese que tardó más de la cuenta y que necesitará de un “proceso de adaptación progresivo, manejando los tiempos”, como describe Villa, clavadista de la Selección Colombia, los atletas tuvieron que cumplir con una serie de requisitos que de ahora en adelante deberán convertir en costumbres para poder hacer uso de las piscinas.
Y es que en el momento del ingreso al Complejo cada deportista (que debió realizarse la prueba de covid-19 con anterioridad) tendrá que portar tapabocas, desinfectar sus manos y calzado y acceder a la toma de temperatura.
Así mismo, en la zona húmeda, la mascarilla deberá mantenerse en una bolsa, además de ducharse antes y después de entrar a la pileta. No obstante, no podrán bañarse, ya que estos espacios estarán cerrados.
Tras cumplir con estas normas de bioseguridad, que hacen parte de la Resolución 1547 que el Gobierno Nacional estableció para este tipo de espacios, los nadadores se lanzaron al agua. Pero en ella las cosas también cambiaron.
Acostumbrado a entrenar con los otros nueve integrantes del equipo, ahora Julián Roldán, Selección Antioquia de polo acuático, pasó a estar en el agua con tres compañeros y a una distancia de 6 metros cuadrados entre sí.
“No vamos a poder ejecutar acciones de conjunto. Por ahora es acondicionamiento, familiarizarnos con el balón otra vez y muchos ejercicios de iniciación para adaptarnos nuevamente”, comentó el deportista de 20 años.
Como el resto de las disciplinas en tierra, los entrenamientos de los nadadores serán de forma individual. Cada uno tendrá un turno de dos horas al día para poder realizar sus prácticas en el lugar que no desean volver a abandonar.