El exjugador de la Selección Colombia Abel Aguilar definió al técnico Néstor Jorge Lorenzo como un entrenador cercano, “un hombre transparente, que tiene un alto sentido de humanidad hacia el otro y una sensibilidad para entender y ayudar al prójimo que hacen que sus dirigidos y su cuerpo técnico lo quieran y apoyen a muerte”.
La relación que Lorenzo tiene con su mamá (Luisa), quien lo llevaba tres veces por semana a los entrenamientos en sus inicios como futbolista, y su devoción por la Virgen de Luján, lo hacen tener ese sentido de protección que aprendió de ellas, las dadoras de vida, las cuidadoras. De ahí que su esencia, más allá de la táctica, estrategia y técnica, hace que los jugadores y sus familias sean cercanos a él.
Hace poco, en una rueda de prensa luego del triunfo ante Panamá 5-0 en la Copa América, Lorenzo dijo: “Quiero agradecer a la Virgen, a la de Luján, la de Chapi, de Monserrate, de Chiquinquirá. Soy muy mariano y agradezco y pido mucho a la Virgen que nos proteja de lesiones, que nos ilumine y que podamos salir adelante”.
Además de analizar y observar a sus rivales, el estratega argentino conoce muy bien a sus jugadores, es detallista, analítico y se preocupa no solo por lo físico y la salud de ellos, sino por su emocionalidad, por su alma, por sus seres queridos. Eso lo ha acercado más a un grupo que sueña en grande.
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Nacido en Villa Celina, hace 58 años, tomaba tres colectivos junto a su madre para ir a los entrenamientos, primero a Lanús y luego a Argentinos Juniors, equipos donde se formó como jugador.
Lorenzo tiene la estirpe y el glamur del futbolista argentino: 1,85 metros de estatura, cabello castaño claro, piel blanca y rasgos europeos. Y de su posición de defensor central aprendió la rigurosidad que exige tener en cuenta cada detalle: la concentración, la lealtad para ir a pelear todos los balones y la determinación al momento de ir a la marca.
Es serio, respetuoso, amable y en la Selección Colombia, tanto en la época en la que fue asistente de José Néstor Pekerman como ahora que es timonel del equipo tricolor, se ganó el respeto de todos por su carisma, buen trato y caballerosidad.
Aunque nunca ha aceptado tener cábalas, desde que llegó a la Selección Colombia se le ha visto siempre igual, dirigiendo con su traje oscuro y camisa vinotinto, la que sin importar la temperatura y condiciones climáticas mantiene. Ni el en calor de Barranquilla o el infernal clima de Arizona y otros estados en los que jugó Colombia en esta Copa América se ha quitado su pinta, esa que lo ha acompañado en sus 25 fechas de invicto con la tricolor.
De manera jocosa, en octubre del año pasado, antes del duelo contra Ecuador por las Eliminatorias al Mundial 2026, respondió que tiene como 10 camisas iguales y las tiene que usar, al ser indagado sobre sus prendas de vestir.
Nunca, como dicen las abuelas, se ha salido de la ropa. No es de confrontaciones, polémicas o peleas dentro o fuera de las canchas, siempre ha mantenido la cordura y tranquilidad, a pesar de los cuestionamientos a los que a veces se ha visto expuesto en ruedas de prensa.
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Mientras dirige va y viene, camina de un lado al otro, da indicaciones, está atento a los detalles y siempre tiene al lado la tabla en la que mueve sus fichas y analiza los movimientos para ejecutar los cambios en los partidos.
El padre de Natalia (médica) y Juan Manuel (quien hace parte del staff de la Selección), ha llevado una vida reservada, a pesar de su brillante pasado como futbolista, pues hizo parte de la nómina que jugó la final del Mundial de Italia-90 frente a Alemania (campeón), al lado de figuras como Sergio Goycochea, José Serrizuela, Juan Simón, Óscar Ruggeri, José Basualdo, Jorge Burruchaga, Pedro Troglio, Roberto Sensini, Diego Maradona y Gustavo Dezotti, orientados por Carlos Salvador Bilardo.
Pasado en las canchas
Su trayectoria como jugador lo llevó por las divisiones menores de Lanús, y como profesional debutó en Argentinos Juniors entre 1985 a 1989. De allí se marchó a Italia para jugar en el Bari la temporada 89-90, y pasó al Swindon Town de Inglaterra, en el que estuvo entre 1990 y 1992 cuando regresó a Argentina.
En su país jugó en San Lorenzo 1992-1994, luego pasó a Banfield 1994-1995, Ferrocarril Oeste 1995-1996, Boca Juniors 1996-1997 y Quilmes en 1997-1998.
En sus intervenciones ante la prensa, Lorenzo ha sido claro en sus conceptos y en el trabajo que hace con sus dirigidos para cambiar la mentalidad. En la previa al duelo con Argentina dijo que uno de sus objetivos es lograr que no sea una sorpresa que Colombia dispute títulos, sino que el país, los jugadores y los hinchas se acostumbren y disfruten estar siempre en finales, en lo alto, sin sorpresas.
Por eso Néstor Lorenzo no solo se ha ganado el respaldo de los futbolistas, sino de los hinchas que lo quieren y valoran por lo que ha hecho con la Selección, un legado que viene desde el proceso de Pekerman, porque tal y como dijo Abel Aguilar, Néstor era el encargado de visitar a los jugadores, conocer su entorno, alentarlos si era necesario o simplemente acompañarlos como un amigo. De ahí que sea como ese padre, ese compañero, ese hombre en el que jugadores como James Rodríguez encontraron el apoyo para volver a ser grande, brillar y dar todo su potencial en la Selección.
Un guía del que algunos aficionados dudaron al comienzo, pero que con trabajo, disciplina, templanza, sabiduría y resultados logró meterse al corazón de Colombia.
Trayectoria de Néstor Lorenzo como técnico
Néstor Lorenzo ha tenido a dos técnicos argentinos como referentes, de quienes aprendió el oficio y fueron claves en su formación: Carlos Salvador Bilardo y José Néstor Pekerman. El primero lo dirigió como jugador en el subcampeonato mundial de Italia-90 y el segundo lo llevó como asistente a las selecciones de Argentina y Colombia. En su trayectoria en el banco técnico, Lorenzo tiene una presencia como asistente en Argentina Sub-20 entre 2000 y 2001, luego se marchó a España y trabajó en el Leganés, siendo asistente de Carlos Aimar en los años 2003 y 2004. Hasta que Pekerman lo volvió a llamar, esta vez cuando le dieron la selección absoluta de Argentina entre 2004 y 2006. Tras dejar la Albiceleste, se marchó con Pekerman al fútbol mexicano siendo asistente en Toluca (2007-2008) y Tigres de UANL (2009), y en 2012 inició su era con Pekerman en la Selección Colombia hasta el 2018. Ya como entrenador en propiedad arrancó en Melgar de Perú en 2021 y siendo campeón en 2022. Tras el título fue anunciado por Colombia el 2 de junio de ese año. Con Colombia ha logrado importantes triunfos contra Alemania, España y Brasil, rivales a los que la Tricolor no había vencido nunca.
