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¿Por qué Medellín se está convirtiendo en un referente mundial en recuperación deportiva?

En los últimos años, la ciudad se ha convertido en un sitio al que llegan personas de diferentes partes del mundo para acceder a procesos de recuperación deportiva.

  • De acuerdo con un estudio del Journal Of Athletic Training, el 55% de las lesiones se generan por falta de recuperación muscular. FOTO jaime pérez
    De acuerdo con un estudio del Journal Of Athletic Training, el 55% de las lesiones se generan por falta de recuperación muscular. FOTO jaime pérez
20 de enero de 2025
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Al principio es raro. Hay que sentarse con la espalda recta y las piernas extendidas por completo en un mueble cómodo, sobre el que están puestas un par de botas que, a primera vista, parecen hechas con el material de una maleta viajera fina.

Antes de cerrarla, le piden a uno que se la acomode bien en la parte de atrás: buscan que el borde de la bota no quede tallando en el límite entre el bíceps femoral y las nalgas, para evitar incomodidad.

Al fin cierran la cremallera. Uno se mira y se siente metido dentro de un costal como en los que hacían carreras en las clases de educación física. Una fisioterapeuta de Reset, centro de recuperación deportiva ubicado en la sede principal del gimnasio Action Black, entre Laureles y Belén, toma el control que gradúa la presión a la que pondrán a trabajar la botas de compresión.

“Relájate”, dice. Uno intenta, pero el apretón que se siente en los pies cuando las cavidades laterales de la bota se llenan de aire, hace que el cerebro, en un reflejo de supervivencia, se ponga en alerta. Luego entiende qué sucede y se relaja. La presión sube poco a poco: la pantorrilla, la superior a la rodilla, el cuadriceps. Todo termina “apretado” por el aire de la bota de compresión que demora poco más de un minuto para llenarse. Después de apretar durante algunos segundos, el aire se libera y las piernas quedan libres.

“Esto se hace con la intención de que aumente el flujo sanguíneo en las piernas. De esa manera se reduce la inflamación, bien sea generada por la actividad deportiva o por alguna enfermedad”, manifestó Johana, una de las fisioterapeutas del lugar.

Razón no le falta. Cinco minutos de presoterapia le quitaron al periodista la pesadez en las piernas por una rodada reciente en bicicleta, mientras que dejaron relajado, tranquilo, al fotógrafo Jaime Pérez, de este diario.

Por eso es que ciclistas como Rigoberto Urán, Tadej Pogacar y futbolistas como Cristiano Ronaldo, Lionel Messi o Carlos Bacca, en el plano local, suelen utilizar este tipo de botas que los ayuda en su proceso de recuperación, algo fundamental para el buen rendimiento deportivo.

Referente en recuperación

De entrada se podría pensar que el acceso a la tecnología para la recuperación deportiva es costoso, limitado. Si lo usan súper estrellas, ¿cómo podrían utilizarlo personas del común? Es una pregunta que se puede hacer el lector.

Pero en Medellín es posible. Durante los últimos años, la ciudad ha experimentado un aumento en la cantidad de gente que practica algún deporte. Miren, por ejemplo, las cientos de personas que salen los domingos a trotar, con gafas, teléfonos o relojes que les miden los pasos, las pulsaciones del corazón y zapatillas especializadas, en las ciclovías de la autopista, la avenida El Poblado, los alrededores del Atanasio Girardot.

Piensen en aquellos que todos los fines de semana, con una disciplina religiosa, suben Palmas, Minas, Chuscal, la autopista Medellín-Bogotá, o le dan veinte o treinta vueltas a toda velocidad a la pista del aeroparque Juan Pablo II montados en sus bicicletas.

También, sobre todo ahora que estamos iniciando año, en los miles –casi millones–, de ciudadanos que llegan a los gimnasios regados por la urbe para inscribirse y empezar, por fin, la vida sana que se prometieron el 31 de diciembre a las 12 de la noche, comiéndose las uvas.

“Eso sucede porque la población joven cada vez es más consciente de la importancia de hacer deporte en la ciudad. Ahora hay una preocupación por tener una buena salud, desde un estado de integralidad entre el cuerpo, la mente y los temas sociales”, manifestó Wilder Zapata, un joven antioqueño que, junto a Natasha Valencia, fundó la marca de gimnasios Action Black en Medellín durante el 2021, después del “boom” deportivo que generó la pandemia por covid.

Algunos de los inscritos se quedan. Muchos no, pues después de un par de meses se van. Eso se debe, en parte, a la falta de acompañamiento y paciencia de algunos entrenadores de gimnasio, que tienen a cargo a cientos de personas en periodos de tiempo de una o dos horas.

Muchos de los que se quedan, cuando inician, tienden a tener cargas deportivas para las que no están preparados: se exigen más de la cuenta. No respetan los procesos. Eso genera problemas físicos. De acuerdo con un informe de Journal Of Athletic Training, el 55% de las lesiones deportivas están relacionadas con la falta de recuperación muscular adecuada después de realizar ejercicio de alta intensidad.

Por eso, muchos deportistas de élite utilizan tecnología como la presoterapia para recuperarse. También acceden a tratamientos con láser que aceleran la recuperación, como los que Sebastián Botero le ha hecho a cientos de deportistas en la capital de Antioquia.

Ese tipo de tratamientos, así como el uso de células madre que ayudan a que el cuerpo recupere su vitalidad, han convertido a Medellín en un referente a nivel internacional de recuperación deportiva y turismo en salud.

Una propuesta diferente

Hacer deporte de manera constante, para alguien que no está en el alto rendimiento, es complicado. Exige tiempo, disciplina. También un buen acompañamiento por parte de entrenadores, instructores. Eso lo saben Wilder y Natasha. Ellos, que han estado toda la vida ligados a gimnasios y práctica deportiva de alta intensidad lo han experimentado. Por eso, idearon un espacio diferente.

El gimnasio que dirigen también tiene espejos y máquinas por todas partes. Pero es un espacio distinto a los demás: está dividido en habitaciones donde se trabajan diferentes partes del cuerpo. Todas son oscuras, con iluminación dinámica y música: es como estar en una discoteca, pero haciendo ejercicio.

Action Black ha tenido buena acogida y, aunque hay buen acompañamiento por parte de entrenadores, médicos deportólogos, entre otros, siempre hay lesiones. Por eso, junto a la entrada de la recepción de la sede principal de su gimnasio, pusieron Reset, un centro de recuperación deportivo en el que se puede hacer presoterapia, hidroterapia y fisioterapia frente a un espejo.

Ahí, decenas de los deportistas que se ven por Medellín llegan, no solo a recuperarse de lesiones, sino a cuidar sus músculos. La ciudad entendió la importancia del cuidado preventivo y, aunque al principio es raro ponerse unas botas de compresión, cada vez es más común que lo hagan.

Medellín, un modelo a seguir

Action Black es un gimnasio extraño. Para llegar a los lugares de entrenamiento de la sede principal hay que bajar unas escaleras estrechas, iluminadas con algunas frases en neón que llevan a que el cerebro piense que arriba hay una discoteca y no un gimnasio.

Eso, de acuerdo con uno de los fundadores, es como “engañar” la mente para que asocie el arribo al sitio con placer, no con algo que genera incomodidad. Luego están las cajas, donde hay máquinas suficientes para que las personas entrenen sin esperar a que otros terminen. El modelo ha sido replicado en ciudades de Colombia como Cali, Barranquilla, Bogotá y de Estados Unidos, como Nueva York.

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