El ambiente estaba raro y alrededor del estadio los hinchas presentían que el partido entre Nacional y América no se iba a jugar. En la tarde de este domingo la pelota se manchó después de que aficionados y policías se enfrentaron en el Atanasio Girardot.
EL COLOMBIANO conversó con distintos hinchas que vivieron, desde distintas tribunas del estadio, la batalla campal que terminó con 89 personas heridas y daños materiales que sumarían los 1.000 millones de pesos.
“Eran más o menos las 4:00 de la tarde y el clima estaba tenso. Estaba en el Obelisco y en las mesas de al lado comentaban que el partido no se iba a jugar, que se iba a dañar”, contó el hincha Julián Quiroga.
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Es que la trifulca parecía cantada. Los del Sur habían publicado un comunicado en el que anunciaban el rompimiento de las relaciones con el club Atlético Nacional, ¿la razón? La dirigencia cortó algunos beneficios para la hinchada como boletos de cortesía.
“A fuera del estadio había mucha policía, estaban redoblados los carabineros con sus caballos y también había muchos hombres del Esmad. Desde ahí uno empieza a sentirse incómodo porque la sola presencia de ellos genera el riesgo de que, en cualquier momento, se desate una confrontación”, detalló Luisa Acevedo, asistente a la tribuna sur hace 12 años.
Hacia las 4:30 de la tarde, el ingreso, en medio del redoble de los anillos de seguridad, era normal. Algunos barristas preparaban sus trapos y banderas para la salida del equipo. Eso sí, iban a aprovechar el cotejo para manifestar su inconformidad con la actual dirigencia del elenco paisa.
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“Los parlantes estaban con un muy alto volumen, las personas que estábamos allá en la tribuna estábamos evidenciando eso. Quizás era para silenciar los cánticos de protestas de los poquitos hinchas que ya habían ingresado”, detalló Quiroga.
A las afueras del Atanasio, la Policía se agrupó en las entradas para impedir el acceso de la hinchada. Los hinchas escucharon el estallido de las bombas aturdidoras.
“Cada noche cada día/ entre llantos y alegrías/ luchando con policías/ yo quiero morir, junto a vos campeón”, eran los versos que se entonaban al interior del escenario.
Los hinchas de las camisetas amarillas, reconocidos por hacer logística y promover la convivencia en el estadio no estaban. El gramado empezó a ser apoderado por hombres que, vestidos de negro y con tapabocas, agredieron a las autoridades.
“Eran hinchas muy diferentes a los que acostumbramos a ver en el estadio. Ellos empezaron a lanzar las mallas contra los policías y ahí fue donde tuvo que intervenir el Esmad. Se veían volar los palos de los banderines y los policías usaron los extintores, que se utilizan para la salida, para tratar de contener la protesta”, detalló Quiroga.
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Mientras la policía se enfrentaba a algunos barristas en el gramado, a las afueras del estadio algunos hinchas respondían violentamente a la dispersión con aturdidoras y bombas de humo que había iniciado el Esmad.
“Mucha gente corrió y otra se empezó a defender con palos, botellas y piedras. En medio de todo quedaron familias, niños, señoras. Había mucha gente que entró en pánico”, detalló Luisa.
El ambiente a las afueras del estadio empeoró porque la voz del estadio anunció por el altoparlante que el partido se jugaría solo con los hinchas que habían logrado entrar. Las puertas se cerrarían para los demás.
Sobre las 5:30 de este domingo se ordenó la evacuación del estadio, el metro de Medellín había cerrado y el saldo fue de 89 personas lesionadas, daños de 1.000 millones de pesos y la suspensión del partido que, todavía, no se sabe cuándo se jugará.
*Nombres cambiados a petición de la fuente.