Por lo general, el trofeo de la Copa Libertadores en la final lo entrega un futbolista histórico de alguno de los cuadros finalistas o del vigente campeón del torneo. Sin embargo, en la edición del 2024 esa costumbre cambió.
En la final del torneo, que se juega este sábado 30 de noviembre en el estadio Monumental de Núñez en Buenos Aires, argentina, quien ingresó con el trofeo que da “La Gloria Eterna”, fue uno de los mejores tenistas de la historia: el serbio Novak Djokovic.
El deportista europeo, que muchas veces ha demostrado tener una relación cercana con el fútbol y con Argentina (cuando habla español, por lo general lo hace con acento porteño), recibió el trofeo de la Libertadores, que fue creado en 1975, en la salida del túnel a la cancha.
Luego, ingresó al césped del Monumental, lleno de aficionados brasileños, y puso el codiciado trofeo, que tiene un peso de 10.25 kilos, en una base que estaba dispuesta para eso en el camino de salida de los equipos.
Después, el serbio se fue para un palco del Monumental a ver el partido. La idea que tenía el tenista era vivir de cerca el ambiente del fútbol suramericano. Nole vio, por ejemplo, como los futbolistas de los equipos ni siquiera volearon a mirar la Copa para evitar que la mala hora los privara de ganarlo al final del encuentro.
La presencia de Djokovic en Argentina no es casualidad. El mayor ganador de Grand Slams de la historia llegó al país suramericano el viernes para participar en los juegos de despedida del argentino Juan Martín del Potro del tenis profesional.
El sábado, después de que termine el partido de la Copa Libertadores, el tenista tendrá una cena con Juan Martín del Potro en el hotel Hilton de Pilar, en Buenos Aires. Durante ese evento se subastarán elementos que utilizaron los dos deportistas en sus carreras.
El domingo en la mañana habrá rueda de prensa de la despedida de Juan Martín y en la tarde será el partido de exhibición, en el que el tenista suramericano de 36 años se retirará de manera oficial del deporte profesional.