Murió Maradona. Las dos palabras asustan. Merodearon tanto tiempo que el mundo alcanzó a olvidarlas, a creer que eran un cuento de esos que las madres relatan a los niños antes de dormir. Sin importar el final, Maradona estaba vivo al otro día. El mundo era todavía el lugar donde vivía Maradona. Ya no. Murió y el fútbol ya nunca será lo que fue.
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Nos queda la memoria. Esos segundos en donde el deporte tuvo sentido en las piernas del argentino. Fuimos felices viéndolo, gritando con él y por él. Si el fútbol acota a ser la religión de la que tantas veces lo tachan de ser, Maradona fue uno de sus dioses.
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La internet, la red que lo cambió todo, será ahora el lugar de peregrinaje de todos los fieles de Maradona, despojados de su figura. Allí, en la pantalla, se reúnen a ver los goles del genio. En ellos seguirá viviendo, y con ellos viviremos todos. Así que siéntese y recuerde al argentino en lo que más feliz fue: jugando fútbol.
1) El mejor gol del siglo
Contra Inglaterra en el estadio Azteca