La escena es conmovedora: un hombre que no entiende las cosas que le pasan habla con desespero. Tiene la voz quebrada. En apariencia está prendo, tomado. Expone lo que le pasa en redes sociales. Busca que le ayuden a solucionarlo o que la persona que lo lastimó se de cuenta de que sus actos llevaron a que las palabras que salen de la boca del tipo estén impregnadas de un dolor profundo.
El hombre es el exfutbolista colombiano Fredy Guarín, uno de los más destacados que tuvo el balompié nacional durante la década del 2.000. Fue un deportista exitoso, uno de los mejores volantes que ha tenido Colombia. Sin embargo, su vida personal siempre estuvo marcada por la polémica, el desorden.
Ha tenido tres esposas. Las relaciones con ellas no han terminado bien. La última fue Pauleth Pastrana, con quien vivió en Montería. Ambos tenían una casa en la capital de Córdoba y, al parecer, a Guarín ya no lo dejan entrar en ella.
Por lo menos así lo dio a conocer el futbolista en un Video en vivo que realizó en Instagram el pasado 24 de diciembre. “Ya van como tres o cuatro veces que no me dejan entrar a mi casa, la casa que yo compré con mi propia plata”, aseguró el exjugador nacido en Puerto Boyacá, un municipio ribereño del departamento del que lleva su nombre, que estuvo en la Selección Colombia durante varios años y fue al Mundial de Brasil 2014.
“El Guaro de la Gente”, que también jugó en Europa, donde se destacó en el Porto y después llegó al Inter de Milán –fue uno de los capitanes del cuadro italiano, que es uno de los más importantes del balompié del Viejo Continente–, agregó que a un hombre no se le trata así y que se haría responsable de lo que pasara (¿una posible denuncia?) porque estaba cansado de que abusaran de él.
“Mi suegra, mi hija, la hija de ella, que son personas que yo mucho amo con todo mi corazón, cogieron y me dieron un ‘espaldazo’”, agregó Guarín, quien en 2015 tomó la decisión de irse a jugar al fútbol de China. Estuvo en el Shanghái Shenhua y luego, en 2019, regresó al fútbol suramericano y formó parte del Vasco da Gama de Brasil.
En el ocaso de su carrera profesional, Guarín jugó en Millonarios. Fue en 2021. No tuvo muchos minutos. Todo el tiempo lo criticaron por su condición física, que no era la mejor (estaba pasado de kilos). También se decía que le gustaba la vida nocturna, la rumba, y que por eso no lograba rendir en la cancha.
En ese momento protagonizó un altercado en el que, presuntamente borracho, habría tenido una pelea con sus familiares. Eso lo puso en el foco de la opinión pública como un hombre violento. Se retiró del fútbol. Empezó a buscar recomponer su vida.
“Yo he sido un hombre bueno. He tenido mis errores y me hago responsable de ellos”, agregó el deportista, de quien después de su retiro dejó de hablarse en los medios. Sin embargo, al parecer aún no ha encontrado el equilibrio que buscaba.
Esto, debido a que en el en vivo comentó con un tono de amargura profunda “como se los dije hace unos días a mi mamá, mi papá, a mis hijos: estoy cansado de que la gente se aproveche de las debilidades”.
Guarín tiene 37 años. Según deja ver en sus redes sociales vive en Medellín, pero constantemente viaja al extranjero. Se dice que ha invertido en proyectos de vivienda. También que es socio de una barbería que queda en el Parque Lleras y hace poco estuvo en el partido de las Leyendas de la Conmebol que se realizó en el estadio del Inter de Miami.