Algunos ya trabajan en Barranquilla. Los primeros futbolistas que llegaron al hotel de concentración de la Selección Colombia, al norte de la capital del Atlántico, fueron Luis Sinisterra –quien recientemente fue confirmado como nuevo jugador del Bournemouth de la Liga Premier de Inglaterra– y el antioqueño Santiago Arias, que juega en el F.C. Cincinnati de la MLS y regresó, después de casi 3 años ausente, al seleccionado nacional.
Ellos arribaron entre el sábado y la mañana del domingo. Con el paso de las horas, los aficionados que se apostaron en la parte de afuera de la concentración, vieron llegar a Rafael Santos Borré (que es barranquillero), Dávinson Sánchez, Déiver Machado, Deivis Vásquez, Jéfferson Lerma, Matheus Uribe, Jhon Córdoba, Álvaro Montero, Juanfer Quintero y James Rodríguez.
Con este último ocurrió una particularidad. Sabemos que es uno de los referentes del seleccionado nacional. También que muchos aficionados lo idolatran. Por eso, un niño de unos seis años lo esperó, parado en la parte de afuera del hotel, desde las 8:00 a.m. del domingo hasta altas horas de la noche, cuando el ‘10’ llegó, para que le firmara una camiseta del Real Madrid y otra de la Tricolor.
James lo hizo. Además, le prometió al pequeño que le daría una camiseta suya. “La que utilices en el partido, porfa”, le dijo el menor. Rodríguez, caminando hacia el parqueadero de la concentración y con una voz en la que se percibía una mezcla entre satisfacción y sorpresa le respondió que sí, que se la entregaba en el estadio o en el hotel, después del juego. Habrá que esperar, para ver si le cumple.
Lo cierto es que el cuadro cafetero tuvo este lunes, desde las 6 de la tarde, su primer entrenamiento previo al duelo contra los venezolanos en las canchas de la sede que la Federación Colombiana de Fútbol tiene en la Arenosa. Mientras tanto, su rival se entrenó en las Islas Margarita y viajará el miércoles a suelo colombiano.
La polémica de nunca acabar
La convocatoria de James y Quintero generó ruido. Hubo quienes argumentaron que ninguno de los dos tenía encima los minutos suficientes con sus equipos (Racing y Sao Paulo) para estar en la Selección. Lo mismo se comentó sobre otros jugadores. Algunos críticos agregaron que Lorenzo debió llamar a futbolistas más jóvenes, de los que estuvieron en los juegos de preparación, ya que la Tricolor necesita recambio.
Ahí saltaron nombres como los de Kevin Mier, Yáser Asprilla, Diego Valoyes, Kevin Castaño, Andrés Llinás, José Luis Chunga, Juan Camilo “El Chucho” Hernández, Óscar Estupiñan, que tuvieron participaciones destacadas en los juegos amistosos y tienen regularidad en sus equipos. También, apareció el del veterano volante de Millonarios, David Silva.
Sin embargo, como aseguró el exjugador de la Tricolor y ahora entrenador, Hárold Lozano, el tema de los que faltaron en una convocatoria es una polémica de nunca acabar, porque la gente siempre piensa que el que no llegó era el que tenía la solución.
“El universo de uno como seleccionador es mucho más grande que los 26 jugadores que convoca. Hay muchos que tienen toda la capacidad para estar dentro de la Selección y por eso han estado. Sin embargo, los amistosos le sirvieron a Lorenzo, en medio de su autonomía, para decidir lo que él consideró mejor. Uno siempre llama a los que cree que le pueden funcionar bien para los partidos que tiene al frente”, analizó el entrenador antioqueño Luis Fernando Suárez, quien estuvo en Qatar 2022 al frente de Costa Rica.
En ese mismo sentido se pronunció el caleño Néstor Otero, que remitió a unas palabras de Lorenzo en las que aseguró que los jugadores que convocó están ahí porque tienen una amplia cantidad de partidos internacionales disputados, por lo que le podrían dar mayor rendimiento para los duelos contra Venezuela y Chile; mientras que otros apenas empiezan a sumar experiencia en ese tipo de competencias y por eso no están esta vez.
Entre tanto, el técnico y comentarista paisa, Juan José Peláez, agregó que lo más importante ahora es que los futbolistas que fueron llamados, puedan mantener la intensidad y el nivel que mostraron en los partidos contra Irak y Alemania, para tener un fútbol más agresivo y empezar, con el pie derecho, el camino hacia el Mundial del 2026.
