Vanessa Córdoba Arteaga no llegó directamente al fútbol como su deporte favorito, aunque creció entre canchas, balones, camerinos y arcos. No, la hija de Óscar Córdoba pasó por disciplinas como la equitación y el voleibol playa, antes de dejarse atrapar por su destino, y el que se convirtió en su gran amor, el fútbol.
Eso de los genes y la herencia pesan bastante, así lo reconoce Vanessa quien se dio cuenta de que en el arco, bajo los tres palos, estaba lo que realmente le produce felicidad.
Llegó y su evolución fue tal que pronto se destacó y, además de convertirse en jugadora profesional, fue llamada a la Selección Colombia, uno de los tantos sueños que ha logrado en su carrera.
Actualmente no hace parte de la selección que compite en la Copa América en el país, pero eso no ha sido impedimento para estar en primera fila, del otro lado, en el estadio, junto a la gente que alienta a sus compañeras para conseguir los triunfos.
Afirma que estar del otro lado le ha permitido reflexionar de lo que ella y sus compañeras futbolistas están creando y generando en la gente que ama el fútbol y eso la tiene feliz y más comprometida con seguir dando lo mejor.
EL COLOMBIANO habló con la jugadora que estará con el Deportivo Cali en la Copa Libertadores. Se refirió a su presente y la fiesta que se tomó a Colombia, la Copa América Femenina.
¿Qué expectativas tiene con la Copa América femenina?
“Están por las nubes, las expectativas llegan al cielo. Creo que muchas colombianas hemos esperado mucho tiempo para un momento así, para un escenario como este y las jugadoras que están dentro de la cancha la están dando toda para poder lograr ese sueño de tener de nuevo a Colombia en un Mundial”.
¿Confías en que Colombia puede ser campeón?
“Va a ser un tema de día a día, minuto a minuto, hay que tener calma, mucha paciencia porque también hay mucha ansiedad por ser locales, pero es fantástico tener la Copa acá y ojalá podamos quedarnos con el título, ese es el anhelo que tenemos todos”.
Hay motivación, además por lo que acaban de hacer las integrantes de la sub-17 y la sub-20 de clasificar al Mundial...
“Total, cada uno de sus logros es un argumento más para poner sobre la mesa y decir: venga, mire que vale la pena invertir acá. Por eso la ilusión es que esta Selección también cierre con broche de oro, para que podamos decir: no queda duda que la Liga Femenina debería ser más estable y que los procesos se sigan sosteniendo para lograr excelentes resultados”.
¿El fútbol femenino si se puede vender como un gran negocio?
“Sí, siempre hemos dicho que no queremos que la gente decida invertir en el fútbol femenino por cumplir, sino porque sea una determinación inteligente. Nadie dice que va a generar la misma proporción que los hombres, pero con que se alcance un 10, 15, 20% más, es bueno, algo que antes no había”.
Ustedes mantienen una lucha fuerte por darle más nivel, más profesionalismo al fútbol femenino...
“Es el motor de muchas y creo que todas llevamos esa bandera, porque la realidad del fútbol femenino es muy difícil y no solo en Colombia, la mayoría de las jugadoras que están en Copa América lo viven, pero poco a poco vamos dando pasos importantes, como esta vinculación de Mastercard, que lleguen y digan creo en esto y vamos a meterle la ficha es un golazo, y seguramente van a llegar más. Eso nos va a ayudar para seguir por el camino de hacernos fuertes, más grandes y más ganadoras”.
¿Siente nostalgia por no estar en la cancha con la Selección?
“Sí, porque uno está activo y le gustaría estar adentro, pero también estoy disfrutando mucho vivirla desde el otro lado, donde se vive de una manera diferente. Esta experiencia me ha enseñado mucho sobre la responsabilidad que hay, porque es increíble ver lo que está generando el fútbol femenino en el país, así que seguramente para la siguiente Copa o competencia que me toque la viviré al máximo, dando todo porque sé que afuera hay miles de niñas y familias que nos respaldan con amor”.
¿La ha sorprendido estar al otro lado y ver desde otra perspectiva lo que está logrando el fútbol femenino, no solo en resultados?
“No, porque, porque también lo acabamos de vivir en la final de la Liga Femenina que la disfrutamos en familia y con un marco maravilloso, porque el estadio Pascual Guerrero, literal, temblaba y eran ellas las protagonistas, dejando unos número y unas cifras maravillosas en asistencia a un escenario para ver fútbol femenino. Todas esas cosas van a ir sumando para volvernos más fuertes cada día”.
A propósito de esa final, ahora va a jugar con el Cali, ¿siente mucha responsabilidad por llegar al club donde su papá fue grande?
“Es la primera vez que estoy en un equipo donde él estuvo, la sensación es particular, no la he podido disfrutar totalmente por todo lo que vivimos con el fallecimiento del abuelo, pero creo que poco a poco me he ido despertando ante esta realidad. Me emociona mucho, es un golpe de opinión y seguro va a ser maravilloso cuando regresemos con la Copa Libertadores. Creo que cualquier triunfo, sin importar el color de la camiseta, aporta para seguir creciendo en esta profesión”.
¿Ya ha soñado o pensado cómo será su primer clásico vallecaucano?
“La verdad no. Llegue el día que mi abuelo se complicó de su salud y luego falleció. Entonces entrás en ese proceso, y es la primera vez que pierdo a alguien importante de mi vida. Pero ahora, con la pregunta, al analizarlo si ¡ufff, claro guauuu! Pienso en que se vienen cosas lindas, importantes. Estamos en una ciudad muy pasional que vive intensamente el fútbol, ojalá independientemente de que estemos en el Pascual o Palmaseca, se pueda vivir una fiesta deportiva sin importar el color que llevemos encima”.
¿Siente mucha presión por ser hija de Óscar Córdoba?
“Siempre eso va a estar y aprendes a vivir con ello, antes lo sentía más, pero ya con el paso de los entrenamientos he ido soltando y mis compañeras me van conociendo. Lo que quiero es que se enamoren de mi juego, de mi estilo, somos distintos, pero obvio que tengo en él un ejemplo y un legado maravilloso”.
¿La Copa Libertadores pesó en su decisión para dejar México?
“Venía hablando desde enero con el Deportivo Cali, aunque no estaba en mis planes irme de México, pero como decía mi abuelo: ‘las cosas buenas toman tiempo’, y se dieron y acá estoy, feliz en la ciudad, y pensando en algo tan grande como la Libertadores”
