“La planta baja de oriental está llena. Norte está completamente atestada. La parte baja de occidental tiene una buena cantidad de gente y en la parte de arriba hay algunas personas cantando, gritando. Hay mucha, mucha gente”, aseguró el aficionado desde las tribunas del estadio, en las que ya se escuchaban cánticos en favor del Medellín.
La mayoría de esos aficionados viajaron este mismo miércoles, en una jornada maratónica, hasta la capital de Risaralda. Los hinchas se reunieron a las 9:00 a.m. en el sector primavera de la Variante de Caldas, donde queda la bajada hacia el municipio de Amagá, por el que se toma la vía que conduce al Suroeste antioqueño.
De Caldas salieron mares de hinchas. Por la carretera se vieron cientos de carros, motos y buses que llevaban aficionados del cuadro rojo. Las banderas azules y rojas que se ondeaban por las ventanas, así como los cánticos de cancha que salían de los vehículos que estaban en la caravana, indicaban que quienes iban bajando se conducían hacia Pereira.
“Acá vamos con mucha música. En realidad hay demasiados carros, demasiadas motos, pero sobre todo una cantidad impresionante de buses”, le dijo a este diario Yesid Fernández, un aficionado del cuadro rojo que pidió el día de la familia en la empresa en la que trabaja para poder bajar a ver el partido y, como decía la carta que mandó Fidel, la mascota del equipo, se comprometió a volver el jueves 22 de agosto a trabajar, aunque advirtió que lo haría un poco trasnochado.
Otros aficionados del cuadro rojo, que no lograron unirse a la caravana que bajó acompañada por la Policía de carreteras, pidieron mediodía en el trabajo y bajaron, en carros y en motos, hasta Pereira, a donde llegaron ya cuando el partido, que arrancó a las 7:30 p.m., estaba cerca de empezar.
Los que sí lograron salir con la caravana bajaron rápido hasta Irra, tomaron la vía hacia La Felisa y se metieron por la vía que cruza varios municipios de Caldas y Risaralda, hasta que salieron por la parte de atrás de la Zona Franca de Pereira para luego hacer el giro por la glorieta que conduce hacia el centro de la ciudad “morena, querendona y trasnochadora” o hacia el municipio de Cartago, al norte del Valle del Cauca, y llegaron a las 3 de la tarde a la ciudad sede del estadio.
Tal fue la “fiebre” que despertó el hecho de que el Medellín lograra llegar al partido de vuelta de los octavos de final con posibilidades serias de clasificar a cuartos de final después de ocho años, tras empatar a dos goles en Chile, que hubo aficionados que no pudieron viajar, pero regalaron las boletas a quienes sí.
Esos “hinchas locos”, que recorrieron 220.7 kilómetros para ir a ver al equipo de sus amores, esperan retornar a la capital antioqueña después de que termine el partido. Los jugadores del equipo también regresarán por tierra, en una caravana que espera llegar a Medellín entre las 3 y las 4 de la mañana del jueves.