Al fondo de la cancha de la sede del DIM, en Itagüí, hay seis hombres de pie. Uno, con el cabello teñido de rubio, se para debajo del arco. Los otros se reparten así: dos en un costado, sobre la línea de saque lateral de la derecha; un par, de manera perpendicular a la portería, y el otro, de frente.
El último es Jaime Bran Gómez, exfutbolista antioqueño y entrenador de arqueros del Medellín. Tiene 50 años, el cabello canoso, pero una forma física envidiable. Toma el balón con las manos, lo lanza al aire y patea con fuerza. Washington Aguerre, debajo de la portería, debe atajarlo.
Lo hace con una pirueta digna de un gimnasta. Antes, tomó con ambas manos los centros que le lanzaron desde la banda derecha por el aire. El ejercicio lo deja cansado. Sale del arco. Entra Éder Chaux. Luego lo hacen los otros guardametas del elenco rojo: Yimi Gómez, Iker Blanco y Déimer Longas. Los últimos dos son juveniles formados en las divisiones menores.
José Luis Chunga, otro de los guardametas, trabaja aparte; aún se recupera de la lesión de rodilla que lo sacó de competencia desde finales de 2023. El entrenamiento es intenso, fuerte. Lo descrito es apenas el calentamiento. Después, los porteros hacen trabajo físico y táctico, además de enfrentarse a situaciones de juego.
Todo con el acompañamiento cercano de Bran, quien en enero de este año, en Barranquilla, recibió la Licencia Categoría A de entrenador de arqueros (la más alta para esta posición) por parte de la Federación Colombiana de Fútbol, tras completar un curso de preparación.
Esta es una estrategia que, desde hace un tiempo, adelantan los directivos del fútbol colombiano para acreditar a los preparadores de los guardametas. La preparación académica de Bran Gómez le ayudó a perfeccionar la metodología de trabajo que aplica con los arqueros del DIM.
No solo le da importancia a lo físico, también los forma en lo táctico. “Eso ha ayudado a que ellos hayan mejorado mucho en la toma de decisiones, en la lectura de juego, en los posicionamientos, en saber identificar lo que deben hacer en cada situación de los partidos. Todo eso lo tenemos para que adquieran un conocimiento más amplio y comprendan el fútbol. En la medida en que lo logren, serán mejores arqueros”, manifestó el entrenador de porteros en una entrevista concedida a las redes del cuadro rojo.
El trabajo de Bran con los futbolistas a su cargo le ha dado frutos al DIM en el Torneo Apertura. El cuadro rojo no solo es el líder del rentado local con 17 puntos de 21 posibles, sino que también está entre los equipos que más veces han celebrado en la Liga.
Además, es el equipo con la valla menos vencida. En los siete encuentros que ha disputado Medellín en la Liga, solo ha encajado dos goles. Uno lo recibió Éder Chaux en la primera jornada del Apertura, contra Alianza, en Valledupar.
Ese encuentro se disputó el 26 de enero, en una cancha que no tenía buenas condiciones para el desarrollo del modelo de juego que Alejandro Restrepo ha querido implementar en su Medellín.
El otro tanto en contra lo encajó el uruguayo Washington Aguerre, quien, junto a Kevin Mantilla –ahora lesionado–, fue una de las contrataciones estelares del cuadro rojo para este semestre. Se lo anotaron, casi por casualidad, contra Unión Magdalena en la cuarta jornada, en un encuentro que terminó empatado 1-1.
Ese duelo se disputó el 12 de febrero en el Atanasio Girardot y marcó el debut del charrúa, quien en 2023 fue elegido mejor arquero de la Copa Libertadores con Medellín. Aguerre, quien en entrevista con este diario expresó que en los primeros días le costó adaptarse al balón por la altura –ya que venía del nivel del mar, donde la pelota corre más rápido–, fue sorprendido por un centro de Eric Krame que, sin intención, terminó dentro de la portería.
Después de eso, el Equipo del Pueblo ha disputado tres encuentros. Contra Millonarios, Llaneros y Pasto, terminó con el arco en cero. En su visita al cuadro embajador en Bogotá, la defensa se mostró sólida y Aguerre respondió cuando lo exigieron atacantes como Falcao y Leo Castro.
Frente al elenco de Villavicencio, en el Atanasio, el guardameta, debido a la dinámica ofensiva del planteamiento del entrenador, no fue exigido. Contra los nariñenses, se esperaba que ocurriera lo mismo. Sin embargo, generaron dos llegadas de peligro. El charrúa, de 31 años (cumplirá 32 el 23 de abril), atajó en las 13 oportunidades que lo exigieron. Aunque se quejó de problemas físicos en un par de ocasiones, terminó el encuentro. Su nivel augura que la buena racha en la Liga continúe.