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¡Una locura! Así se vive un partido de la ‘canarinha’ en Brasil

Perder no es un verbo que les guste conjugar a los brasileños, que no celebraron como querían, el paso a la siguiente ronda.

  • En las calles de Sao Paulo espantaban este viernes. Nadie se quería perder el partido de su selección en Qatar. FOTO Claudia Arango
    En las calles de Sao Paulo espantaban este viernes. Nadie se quería perder el partido de su selección en Qatar. FOTO Claudia Arango
02 de diciembre de 2022
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Dos horas antes del partido el bar ya estaba lleno y las calles vacías. Son las 2:00 p.m. en Sao Paulo y a las 4:00 de la tarde se jugaba el último partido de la fase de grupos del Mundial de Qatar entre Camerún y Brasil.

Así la verdeamarela estuviera clasificada a la siguiente ronda la barra adelantó horas de trabajo, cambió turnos e hizo lo que pudo para ver el juego del equipo de sus amores.

En la pantalla gigante, la transmisión nacional muestra a los seguidores del scratch en diferentes ciudades: en la playa de Copacabana en Río de Janeiro; en Recife, los muñecos gigantes tradicionales del Carnaval de Pernambuco con las caras de los futbolistas; mareas de gente en las calles de Brasilia. Era como si fuera un domingo cualquiera. La tarde, al parecer, fue libre para todos.

Tabita está, en medio del bullicio del bar, con su computador en la mesa y revisando su celular. Cuenta que está adelantando trabajo porque quiere seguir derecho, “celebrar hasta las 3:00 a.m.

A pesar de que este lugar, ubicado en avenida ingeniero Luís Carlos Berrini, se ve lleno, sigue entrando gente para apoyar a la canarhina.

Las pintas muy variadas: las camisetas amarillas y azules oficiales de la selección, también una negra, si no había camiseta oficial una con el color de la bandera bastaba, también había vestidos verdes, amarillos, uñas muy largas y pintadas con los tonos brasileños para las mujeres, gorras para los hombres y vuvuzelas (también conocida en Brasil como cornetas) y eso sí, cerveza, mucha cerveza y que empiece la fiesta.

Hacían apuestas

Los brasileños auguraban un 3-1 o un 3-0. “Con goles de Richarlison, Vini Jr. y Casemiro”, decían. Otros armaban la jugada en su mente con Dani Alves con pase gol a Richarlison. El himno se cantó a todo pulmón. Tras el pitazo inicial la fiesta se acrecentó.

Hubo un momento en el que la señal de TV se cayó, algarabía total, estaba llegando mucho la selección brasileña y no se podían quedar sin verlos jugar. Se demoraron casi 5 minutos en recuperarla y del gol nada, ese grito quedó ahogado decenas de veces. Afuera, un aguacero diluía más la fiesta.

Con el pasar de los minutos los brasileños pedían cambios: “hay partido, hay partido”, gritaban desde atrás. “Un gol, uno ya”, pedía otro. La posesión del balón era brasileña, pero la pelota no entraba.

Terminó el primer tiempo con un sabor agridulce, pero como buen pueblo carnavalero las vuvuzelas no paraban de sonar y ya las mesas se habían mezclado a tal punto que entre hinchas compartían tragos, euforia y positivismo.

El resultado inesperado

El segundo tiempo empezó y en el minuto 50 el susto lo pegó Camerún. Los brasileños se tapaban la cara, se agarraban la cabeza, más gritaban de desesperación. Después las llegadas de la verdeamarela con todos sus cambios (el más aplaudido al entrar fue Pedro, el de Flamengo).

Y nada, el balón no entraba, ya había hinchas aburridos enviando mensajes de texto, tomándose selfies o saliendo para apaciguar el calor, ya había parado de llover y adentro no cabía un alma más.

Al minuto 90+2 llegó el gol de Camerún, en la transmisión de televisión no lo cantaron y los hinchas del bar gritaron con rabia, renegaron, movían las manos, agachaban la cabeza. Lo único que aplaudieron fue la tarjeta roja al autor del gol, Vincent Aboubakar, porque se quitó la camiseta y ya tenía amarilla.

A un lado, Dani y Luana hacían cuentas, revisaban el celular a ver si con esta derrota había algún problema. “Va ganando Suiza”, dijo Dani, luego mostraron la tabla en la transmisión: “Viste, seguimos de primeros”, reiteró.

Se acabó el partido. Nadie aplaudió. Fue una derrota y perder duele, más aún si eres de Brasil. El diario Estado de Sao Paulo escribió en su web: “Un Brasil apático” y tras el análisis posterior tituló: ¿Se salva algo en la derrota de Brasil ante Camerún? Por su parte, CNN Brasil recalcó que el equipo no perdía un partido en la fase de grupos desde el Mundial del 1998 y el diario Folha de S. Paulo hizo eco de lo que se vivía en ese bar: “Los brasileños piden gol y les sale, pero de Camerún”.

La música siguió sonando, las calles siguieron vacías, no hubo muchos que salieran a festejar el paso a la siguiente ronda, pero uno que otro sí hizo sonar la vuvuzela como para no perder la costumbre. Esta derrota la ven en Brasil como advertencia en un Mundial de locura que ha mandado a grandes equipos a casa. Lo que viene es borrón y cuenta nueva y Brasil quiere llegar hasta el final, aún le faltan cuatro partidos .

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