A Colombia se le olvidó ganar. Y lo más preocupante es que el fantasma de la Eliminatoria pasada, esa que la dejó sin Mundial, empieza a rondar nuevamente. La Tricolor no conoce la victoria desde el 15 de octubre del año pasado cuando venció 4-0 a Chile. Desde entonces, una seguidilla de resultados adversos la ha condenado a la incertidumbre: derrotas ante Uruguay, Ecuador y Brasil, y ahora, un empate 2-2 con Paraguay en Barranquilla que deja muchas más dudas que certezas.
El Metropolitano estaba listo para una fiesta y a los 40 segundos la algarabía explotó. Luis Díaz, el referente de la Selección, aprovechó una jugada rápida y silenció cualquier atisbo de nerviosismo con un gol relámpago. Era la anotación más rápida de Colombia en la historia de las Eliminatorias, superando el registro de Anthony de Ávila en 1997 (76 segundos ante Bolivia). Además, con este tanto, Díaz se convertía en el máximo artillero del certamen con seis goles. Todo parecía encaminado.
Pero la euforia no se detuvo ahí. A los 12 minutos, Jhon Durán, una de las novedades en el once inicial tras la caída ante Brasil, amplió la ventaja con un remate certero. Colombia era tercera en la tabla de posiciones y el sueño de clasificar al Mundial volvía a sentirse tangible. Sin embargo, el fútbol es caprichoso, y si hay algo que todos los entrenadores repiten una y otra vez es que el 2-0 es el marcador más engañoso. Y Colombia lo sufrió.
Antes del cierre del primer tiempo, un descuido defensivo le permitió a Júnior Alonso descontar con un cabezazo que dejó sin opciones a Camilo Vargas. Un golpe psicológico que le dio vida a Paraguay y que llenó de incertidumbre a la afición colombiana.
En el segundo tiempo, el equipo de Gustavo Alfaro salió con otra actitud y encontró el empate a los 62 minutos con un golazo de Julio Enciso desde fuera del área. La jugada fue revisada por el VAR por una posible posición adelantada previa, pero el árbitro confirmó que el balón había sido tocado por Richard Ríos y Daniel Muñoz, habilitando al paraguayo. El Metropolitano pasó del júbilo al silencio.
Néstor Lorenzo, una vez más, no reaccionó como la gente esperaba. Cuando el equipo pedía un revulsivo, el técnico argentino decidió sustituir a James Rodríguez para dar ingreso a Jaminton Campaz, pese a que la afición coreaba el nombre de Juan Fernando Quintero. También envió al campo a Yerry Mina y repitió la sustitución de Jhon Arias, uno de los mejores ante Brasil y quien nuevamente estaba teniendo un buen partido.
Otro de los cambios que nunca llegó fue el ingreso de Marino Hinestroza, un jugador desequilibrante que pudo haber complicado a la defensa guaraní. Lorenzo apostó por su idea, pero el equipo nunca recuperó el dominio ni encontró los caminos para volver a ponerse en ventaja.
Con este empate, Colombia sigue en la sexta posición y aunque aún tiene opciones y un triunfo le podría alcanzar para clasificar, la sensación de inseguridad crece. Restan cuatro partidos: dos como local ante Perú y Bolivia, y dos como visitante frente a Argentina y Venezuela. La memoria de la Eliminatoria a Qatar 2022 sigue fresca: aquella racha de siete partidos sin ganar que dejó a Colombia sin Mundial. Ahora, la racha ya va en cuatro encuentros y las dudas sobre el proceso de Lorenzo aumentan.
Por si fuera poco, hay otra preocupación: Luis Díaz recibió una tarjeta amarilla que lo deja fuera del próximo partido ante Perú. Un golpe más para una Selección que necesita reencontrarse con la victoria antes de que sea demasiado tarde. Junio será el mes de la verdad para Colombia.
