Atlético Nacional se encuentra en una situación inusual. Tras un arranque de temporada marcado por críticas hacia su rendimiento, pero con buenos resultados, el conjunto verde ha quedado inactivo durante un periodo que podría resultar crucial en su intento por mejorar su juego. El técnico Pablo Repetto ha sido claro en que el equipo debe ir mejorando con el correr de los partidos, pero el próximo reto no llegará sino hasta el fin de semana del 31 de agosto, cuando se enfrenten a Jaguares como visitantes.
Este lapso sin competencia ha generado un debate entre hinchas y analistas: ¿será este receso un obstáculo que frenará el desarrollo del equipo, o una oportunidad para afinar la maquinaria verdolaga?
Una pausa en el calendario: ¿bendición o maldición?
El calendario ha dispuesto que Atlético Nacional regrese a la acción en la Liga al cierre de agosto, con una visita a Jaguares, un rival siempre complicado en su casa. Tras ese compromiso, el verde tendrá un desafío internacional de alto calibre, enfrentándose al América de México el 7 de septiembre en el Camping World de Orlando, Florida. Este encuentro no solo evocará viejas rivalidades, sino que también pondrá a prueba la capacidad de los dirigidos por Repetto para mantener el ritmo competitivo tras una larga inactividad.
La historia entre Nacional y América de México está llena de momentos memorables. Uno de los más recordados ocurrió en la Copa Sudamericana 2005, cuando ambos equipos se enfrentaron en los octavos de final. El empate 3-3 en la ida dejó todo abierto, pero en la vuelta, el América se impuso con un contundente 4-1, eliminando a los verdolagas. Años más tarde, en 2016, se reencontraron en el Mundial de Clubes, en un duelo por el tercer puesto que terminó 2-2 y que se definió en penales a favor de Nacional, dejando una dulce victoria para los colombianos.
El receso: opiniones divididas
Mientras algunos ven en este receso una oportunidad para que Repetto ajuste su propuesta, otros temen que la falta de competencia pueda afectar negativamente el rendimiento del equipo. “Durante el torneo se quejan porque no hay tiempo de entrenar, ahora por fin lo tendrán y esto debe favorecer para ajustar muchas cosas que uno ve que le faltan al equipo en su idea de juego”, comentó el exlateral verdolaga, Róbinson Martínez. Este tiempo sin partidos podría ser la ventana ideal para que el técnico trabaje en las áreas más débiles del equipo, especialmente en la coherencia táctica y la definición en ataque.
Por su parte, Óscar Héctor Quintabani, exentrenador de Nacional, destacó que la inactividad no afecta solo a Nacional, sino a la mayoría de los equipos, lo que podría mitigar cualquier ventaja o desventaja. “Uno se preocuparía si los demás juegan y tienen ritmo competitivo, porque no es lo mismo entrenar que competir, pero para todos es igual”, expresó Quintabani. Esta pausa, aunque oportuna para afinar detalles, podría poner a prueba la capacidad del equipo para retomar el ritmo de juego rápidamente, algo que solo se podrá evaluar en el próximo partido oficial.
El desafío pendiente
Más allá de los análisis y las suposiciones, lo cierto es que Atlético Nacional está en deuda con su fútbol. Los resultados, aunque importantes, no han sido suficientes para acallar las críticas hacia el estilo de juego del equipo. Los hinchas, siempre exigentes, esperan ver un equipo que no solo gane, sino que lo haga con un fútbol atractivo y convincente, acorde a la rica historia del club.
Repetto, consciente de las expectativas, sabe que este receso puede ser un arma de doble filo. El tiempo para trabajar está allí, pero también la presión de regresar con un equipo que demuestre haber aprovechado cada minuto de entrenamiento para corregir los errores y potenciar sus virtudes.
El próximo encuentro contra Jaguares y el duelo en Estados Unidos contra América de México serán pruebas de fuego para un Atlético Nacional que necesita responder a las expectativas. La pregunta que todos se hacen es si el receso habrá sido un aliado en la búsqueda de la excelencia, o si, por el contrario, habrá enfriado la chispa que este equipo necesita para brillar.