Su denuncia se viralizó. Provocó una ola de solidaridad con ella y un rechazo masivo contra el agresor.
Pero no se trataba solo de amenazas. Brayan la golpeó en múltiples ocasiones, al punto de causarle fracturas. Solo después de que los videos circularon públicamente, las autoridades emitieron una orden de captura. El patrullero fue detenido en octubre de 2024 y desde entonces está preso, imputado por violencia intrafamiliar y retirado de la institución.
Hasta ahora, Ximena había permanecido en el anonimato. Se mantuvo alejada de los medios, escondida, con miedo de ser asesinada. Pero esta semana, en un acto de solidaridad con otras víctimas de violencia intrafamiliar, decidió hablar. Rompió el silencio para contarle al país su calvario.
En conversación con él podcast Vamos Pa' Eso, Ximena relató que conoció a Brayan en 2015. Iniciaron una relación sentimental, se fueron a vivir juntos y tiempo después de que nació su hija.Todo parecía tranquilo hasta el nacimiento del bebé: fue entonces cuando comenzaron los celos, el control y la violencia.
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En pocos meses, Brayan pasó de la manipulación psicológica a los golpes. El primer episodio ocurrió cuando, con su hija en brazos, Ximena intentó mirar la hora en su celular. Brayan la estrelló contra una pared.
La violencia se volvió constante. Ximena se fue de la casa en varias ocasiones, pero él siempre encontró la manera de hacerla volver, prometiendo amor y arrepentimiento. “Él mostró un falso arrepentimiento, lo que hacía que yo también me confundiera y lo perdonara, pensando que era un hecho aislado”, continuó.
En 2021, tras una larga separación, ella le dio una última oportunidad.“Fue el peor error de mi vida”, dijo. A partir de entonces comenzaron las amenazas de muerte: "Ya la perdí una vez, no la voy a volver a perder. Usted es mía".
En noviembre de 2023 ocurrió el ataque que marcó el punto de quietud —y paradójicamente, su salvación. Brayan llegó al ebrio y el golpe con tal brutalidad que le provocó una fractura.
“Me pega una cachetada y con el casco me pega también en la cara. Le empieza a decir a mi hija que me iba a matar.(...) Todas las heridas las ocultaba, pero no podía hacerlo con una fractura”, señaló.
Tras el episodio violento, Ximena se reunió con valor y decidió denunciarlo. Pero, para su sorpresa —o quizás no tanto—, no pasó nada. O mejor dicho, sí pasó: provocó la furia de Brayan Enrique Guzmán, quien desató una cacería para encontrarla y cumplir sus amenazas.
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"La voy a matar, perra. Usted de mí no se va a burlar. Yo soy Brayan Enrique Guzmán, el que la va a matar”, le decía en los videos que luego se harían públicos y que, irónicamente, terminaron marcando su caída.
Fueron nueve años de violencia. Nueve años de miedo, golpes y amenazas. Ximena estuvo cerca de morir, pero hoy está viva. Vive tranquila, en paz, y junto a su hija. Lejos del hombre que convirtió su vida en una pesadilla.
Ximena es una sobreviviente que encontró en la valentía su salvación. No fueron las órdenes de alejamiento del juzgado ni las medidas de protección las que la salvaron. Fue su decisión de hablar, de denunciar, de no llamar más. Fue su valor lo que le salvó la vida —a ella ya su hija.