Los santandereanos son personas que se sienten muy orgullosos de sus raíces. Adonde llegan siempre defienden sus dichos, frases, comidas, sin importar que los molesten en otras regiones del país. Prefieren evadir la burla.
Les dicen “mucho pingo” y sacan pecho. Se ufanan de sus hormigas culonas y la pepitoria (plato tradicional a base de chivo). También de los miles de parquecitos urbanos que tiene la capital santandereana que llevaron a que la denominen la “Ciudad de los Parques” en Colombia.
Muchos, como Melissa Gualdrón, estudiante universitaria que vino a Medellín desde Bucaramanga para cursar su pregrado, dicen que se sienten orgullosos de ser de “La Ciudad Bonita de Colombia”, denominada así quizás por lo imponentes que se ven los edificios de sus zonas residenciales bajando desde el Páramo de Berlín.
Pero si hay algo que hace sentir orgullosos a los santandereanos es el Atlético Bucaramanga. El amor por el equipo “Leopardo”, único cuadro de los “tradicionales” del balompié nacional que no ha logrado ser campeón de una Liga, es impresionante, desbordado.
Eso se entiende cuando un visitante recorre las calles de la ciudad y ve una infinidad de paredes pintadas con grafitis alusivos al equipo, fundado el 11 de mayo de 1949 como un símbolo de unidad e identidad para los habitantes de la “Ciudad Bonita”.
Escudos del equipo, mensajes como “vamos Leopardos”, el rostro del exfutbolista argentino Américo Montanini (máximo goleador histórico del cuadro bumangués con 134 goles), quien falleció el pasado 30 de noviembre a los 90 años en la capital de Santander, adornan la ciudad.
“Rumbo a la Libertadores”
Por eso en la final de la Liga Betplay 2024-1 no solo está en juego un título, una estrella. Esta vez el asunto va más allá de lo deportivo. El Atlético Bucaramanga se convirtió en un asunto de ciudad.
“Yo quiero que el Bucaramanga sea campeón porque se lo merece. Son 75 años de historia. Yo creo que no hay ninguna ciudad que le haya tenido tanta fe a su equipo porque no hay otra “casa” de cuadros clásicos de Colombia que no haya ganado. Nosotros siempre estamos apoyando, en las buenas y malas. Estuvimos en el descenso, en el ascenso. Siempre aguantamos. Vamos Búcaros”, le dijo a este diario, con una alegría conmovedora, Juan Fernando Barrera, hincha furibundo del Bucaramanga, desde esa ciudad.
Todo en la capital santandereana, que en la noche del sábado vivió el duelo de ida de la disputa por el título entre los “búcaros” e Independiente Santa Fe en el estadio Alfonso López, que se volcó en apoyo a los dirigidos por el venezolano Rafael Dudamel.
Después de que Bucaramanga se metió a la final de la Liga, tras vencer 3-1 al Pereira el pasado 2 de junio, los bumangueses viven una fiesta constante. Incluso, el alcalde de la ciudad, Jaime Andrés Beltrán (autodenominado el Bukele criollo), ha intentado sacar réditos políticos y aumentar su popularidad entre los ciudadanos publicando fotos en las que está en el estadio o lleva indumentaria relacionadas con el equipo.
De hecho, la famosa frase del comediante santanderano José Ordóñez “este año sí vamos rumbo a la Libertadores”, que fue popular en la primera década del 2000, volvió a salir a flote.
Los bumangueses viven “la emoción de bancar una causa, de sentir que los que están abajo también pueden subir un día”, como dijo José Manuel Acevedo, director de Noticias RCN y santandereano de pura “sepa”, con la ilusión de que esta vez logren un hecho histórico y la historia termine diferente a lo que sucedió en 1997, cuando jugaron la única final de su historia hasta ahora, y perdieron 3-0 con América de Cali.