Se cumplen 35 años de una noche que lo cambió todo. El 31 de mayo de 1989, en el Estadio Nemesio Camacho El Campín de Bogotá, Atlético Nacional de Medellín fue el encargado de brindarle el primer título internacional al fútbol colombiano, una marca de distinción que al día de hoy sigue como uno de los pocos logros de prestigio que tiene el país.
Los ‘puros criollos’ venían de perder por 2-0 el primer partido de la serie definitiva ante Olimpia en el estadio Defensores del Chaco de Paraguay. En la vuelta consiguieron ponerse en ventaja por un autogol de Fidel Miño al 46’, y el empate gracias a Albeiro Usuriaga (65’), el goleador del verde en aquella Copa Libertadores (7 tantos), que igualó la serie.
Después de 17 cobros, de los cuales 7 habían sido fallados consecutivamente, Leonel Álvarez marcó el tanto definitivo que permitió a Colombia tener por primera vez un campeón continental.
Ese momento fue un punto y aparte en la historia de Atlético Nacional. No solo por el trofeo, sino por el cambio en la dinámica del club desde ese momento.
Todo cambió
Nacional antes de esa Libertadores nunca había pasado de fase de grupos en sus otras 5 participaciones. Desde ese momento avanzó, por lo menos, a octavos de final en 14 ediciones de 20 disputadas.
Así mismo, después de aquel título aumentó la frecuencia con la cual el club conseguía campeonatos. A partir del primer torneo del fútbol colombiano celebrado en 1948, hasta ese glorioso momento en 1989, el verde paisa solo había ganado 4 ligas en 41 jugadas.
Tras aquel éxito, en 56 torneos se coronó campeón de liga en 13 ocasiones, sin contar la otra gloria continental conseguida en 2016.
Así pues, ese instante que tuvo como protagonista a Leonel Álvarez en Bogotá no fue un simple penal, sino un punto de inflexión en la historia de Nacional.
El escalón de grandeza cambió en Colombia, y aquel equipo de Medellín que solo se posaba con 4 trofeos ante los otros grandes que más glorias tenían como eran Millonarios (13), América (6), Santa Fe (6) y Cali (5) en aquel entonces, ahora, con 17 estrellas los mira a todos desde arriba.
El verde también consiguió la vigencia que siempre es necesaria entre los clubes para mantenerse como grandes en el presente y no como “gigantes dormidos”. A partir de 1989, todas las décadas los hinchas de Nacional celebraron ligas. Pero antes, los fanáticos de antaño tuvieron que soportar 19 años entre el primer título en 1954 y el segundo que se dio en 1973.
Este trofeo posicionó al verde como el segundo equipo en la historia de la Copa que se llevaba el trofeo sin ser parte de Brasil, Argentina o Uruguay, países dominantes de aquel entonces que solo habían permitido a Olimpia llevarse el trofeo en 1979.
En la actualidad, solo 5 equipos que no hacen parte de las naciones mencionadas fueron campeones de la Copa. Además de los ya citados, lo hicieron Colo-Colo (1991), Once Caldas (2004) y Liga de Quito (2008).
Sin duda, es el trofeo que representó un cambio. Y el equipo que lo consiguió, base para los posteriores éxitos de la Selección Colombia, fue una bocanada de aire que le brindó autoestima futbolística a un país que no tenía éxitos que respaldaran el gran talento que produce, como lo fueron los dominantes ‘puros criollos’.
Base exitosa para la tricolor
Decir que fue un título que cambió la historia del fútbol colombiano, no solo es porque fue el primero para un equipo local, sino por todo lo que trajo consigo. Aquella generación potenciada por el entrenador Francisco Maturana consiguió clasificarse a una Copa del Mundo (1990) después de que el país estuvo 28 años sin asistir.
Y no solo eso, metió al fútbol colombiano en la conversación de grandes en Suramérica clasificándose a 3 mundiales consecutivamente y comandó el único título que tiene la Selección Colombia, la Copa América de 2001.
Al igual que con el verde, la dinámica en la Tricolor cambió, y el país que antes de ese 1989 era el de menos participaciones en la Copa del Mundo de la Conmebol (una en 1962) junto a Ecuador y Venezuela, que nunca habían clasificado, pasó a entrar en la pelea con Chile y Paraguay por ser el ‘cuarto fútbol’ del continente, detrás de Brasil, Argentina y Uruguay, claramente dominantes durante muchas décadas.
¿El mejor de esa edición?
El equipo campeón estuvo lejos de ser arrasador en la primera fase. Sumó 7 puntos de 18 posibles, menos que Cobreloa de Chile(8), Bahía de Brasil (10) o Millonarios, que ocupó el primer lugar en el grupo del Nacional con 10 unidades y lo relegó al segundo puesto.
En aquella fase de grupos, donde también estaban Emelec y Deportivo Quito, los paisas empataron en Bogotá (1-1) y cayeron en casa (0-2) ante los capitalinos, que tenían un paso más firme por el torneo.
Sin embargo, en un duelo de favoritos por la Copa, Nacional los eliminó en cuartos de final gracias a un gol agónico de John Jairo Tréllez en El Campín. El otro finalista, Olimpia, también tuvo un inicio bajo cuerda, pues avanzó la fase de grupos en tercer puesto con los mismos puntos y diferencia de gol del último, Colo-Colo. Los metió en fase definitiva un gol más a favor.
Así, en semifinales, no hubo ningún equipo de los que ocupó el primer puesto en fase de grupos, todos cayeron en cuartos y octavos de final. Por el contrario, había 2 que pasaron agónicamente como terceros, por lo cual fue una copa sin un dominante claro.