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Esta es la sorprendente historia de Anthony Rincón, el nadador colombiano que debutó en Olímpicos de París

Anthony cuenta que mientras a su papá le tocó crecer en la calle en la ciudad de Cali, él pudo llegar a estudiar Neurociencia en la Universidad de Harvard.

  • A sus 23 años, Anthony Rincón Velasco debutó con Colombia en los Juegos Olímpicos de París en la prueba de los 200 metros espalda. FOTO Cortesía coc
    A sus 23 años, Anthony Rincón Velasco debutó con Colombia en los Juegos Olímpicos de París en la prueba de los 200 metros espalda. FOTO Cortesía coc
04 de agosto de 2024
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El nadador Anthony Rincón Velasco nos atendió en la villa olímpica. Un plácido lugar a la orilla del río Sena. Se había acabado de tatuar los cinco anillos olímpicos en el bíceps del brazo derecho. Entre otras cosas porque está convencido que en los juegos de Los Ángeles, en 2028, puede llegar a la final.

Contrario a lo que se suele creer de los deportistas de élite, Anthony se destaca en las aulas. Está haciendo su pregrado en la Universidad de Harvard, algo que pocas personas en el mundo logran, y para lo cual debe tener una calidad académica sobresaliente.

Además eligió estudiar una carrera compleja como Neurociencia. Y tal vez por ello es que insiste en que en Colombia se tiene que pensar más en grande para ganar medallas en los Olímpicos.

A sus 23 años, debutó en los 100 metros espalda, hizo 55,42 segundos, quedó a menos de un segundo del ganador de su serie, y por menos de dos segundos no pasó a la semifinal.

Anthony, cuéntele al país un poco de su historia...

“Todos los integrantes de mi familia nacieron en Colombia, menos yo. Soy el único que nació en los Estados Unidos. Mis padres se mudaron allá cuando mi hermana tenía un año, y ella es 5 años mayor que yo”.

¿Y por qué se fueron a Estados Unidos?

“Mi papá prácticamente no tenía padres: vivió en la calle porque el papá los abandonó y la mamá también los dejó cuando mi papá tenía 8 años. Él creció con sus hermanos y hermanas, que eran cerca de 10... él realmente no sabe bien cuántos son”.

¿Y su papá le contó cómo fue vivir en la calle?

“Cosas como que había días en que no tenía nada para comer o tomar, ni tenía acceso a proteínas, entonces tomaba agua con sal para hidratarse. No tenía mucho dinero, pero de alguna manera llegó a estudiar en la Universidad del Valle y allí se conoció con mi mamá, tuvieron a mi hermana y después decidieron que lo mejor era viajar a Estados Unidos”.

¿Qué estudió su papá en la Universidad del Valle?

“Los dos son ingenieros eléctricos. Pero cuando llegaron a Estados Unidos, mi papá trabajó repartiendo periódicos debajo de las puertas, y así ganaba más dinero que como ingeniero en Colombia. Mi mamá empezó a trabajar en turismo, en programar viajes y también le iba mejor que en Colombia. Cuando éramos niños, mi hermana y yo íbamos a las tiendas y comprábamos juguetes de 25 centavos, porque era lo que podíamos comprar”.

¿No era tan fácil sostenerse en ese país para sus padres?

“Era difícil y había días en los que no podíamos comer suficiente y fue duro. No recuerdo mucho de eso porque yo era muy pequeño, pero después mis padres lograron ubicarse como profesores de matemáticas que es el trabajo al que hoy se dedican. Así empezaron a devengar más dinero y todo fue mejorando”

¿En qué momento usted tuvo contacto con Cali?

“Cada año nosotros vamos a Cali para estar con la familia, porque casi toda está allá. Y por eso desde pequeño competía con un club de la ciudad”.

¿Y por qué empezó a nadar?

“Mi hermana fue la que empezó a nadar y yo la seguí. Cuando yo tenía 8 años fui a Colombia a una competencia. Y desde entonces, cada año regresó a un campeonato interclubes y a la Copa Pacífico. Así fue como a los 16 años pude competir en los Juegos Olímpicos de la Juventud en Argentina”.

¿En ese momento le decían que tenía capacidades específicas para la natación o fue puro esfuerzo y ganas suyas?

“Yo hago todo esto solo porque me gusta. Me gusta nadar, me encanta. Yo no he sido el mejor nadador del mundo. Nada de eso. Y tampoco es que sea especialmente talentoso. Todo es resultado del trabajo duro y la disciplina, y de ser constante en todo lo que hago. Eso es lo que me ha ayudado a mejorar. El proceso para clasificar a esos olímpicos juveniles en 2018 fue muy duro y me tocó ponerme las pilas, ser mucho más disciplinado para lograr esa meta. Y después de eso fue cuando pensé que quería ir a los Juegos Olímpicos grandes. Hice un proceso pensando en Tokio pero no me alcanzó, pero sí me ayudó a aprender mucho más y cómo llegar a un nivel más alto para estar en París”.

El proceso lo hizo por el lado de Colombia, ¿por qué representa a Colombia y no a Estados Unidos?

“Soy colombiano porque mis padres son de allí y siempre han mantenido esa relación con Cali y con el país. La decisión que tomaron de irse a Estados Unidos me permitió nacer allá, pero consciente de mis raíces. Me siento agradecido y es un orgullo muy grande representar a Colombia, donde crecieron mi papá, mi mamá, donde nació mi hermana, donde está toda mi familia, entonces yo también me considero de Colombia. En mi casa solo hablamos español, yo como chocolate con queso, aguapanela con limón. Me siento más colombiano que americano”.

Como los colombianos que tuvieron que migrar a Estados Unidos que siguen teniendo su corazón en Colombia...

“Sí, es que Colombia es una maravilla. Vivir allá es muy rico y es diferente, pero en Estados Unidos hay muchas oportunidades, y eso es algo que uno debe aprovechar. Yo, por ejemplo, estudio en la Universidad de Harvard.

¿Y cómo llegó a esa universidad? ¿Por la natación?

“Por la natación, pero también por lo académico, porque fui muy disciplinado en la escuela. En las dos áreas llegué a un nivel alto y así me reclutaron en la escuela y ahora en la Universidad”.

¿Desde Harvard lo reclutaron por ser buen nadador o por sus habilidades académicas?

“Por las dos, porque allí no admiten a cualquiera; tienes que tener buenas notas. Y hasta incluso voy a ser el capitán del equipo de la universidad de este año”.

¿Cuándo empezó en Harvard?

“Desde el 2021 estoy estudiando Neurociencia, y quiero convertirme en doctor. Eso es un proceso también largo, pero empezaré a hablar del futuro después de los Juegos Olímpicos. Lo que me pasó aquí en París no me gustó mucho en cuanto al resultado, pero me enseñó como mejorar”.

¿Qué mejoraría? ¿Qué cree que tiene que avanzar?

“Hay mucho por mejorar, mi técnica en la nadada, en la vuelta, en mi potencia, todo eso lo puedo mejorar. Pero en general, es estar más enfocado en el proceso y para hacer eso tienes que tener unas metas más claras. Yo no sabía si quería ir a los Juegos Olímpicos de 2028, pero una vez toque la pared al terminar la competencia supe que sí lo iba a hacer. Creo que nunca hemos llegado a una final olímpica en este deporte y creo que lo puedo lograr”.

Tiene la ventaja de entrenar en Estados Unidos, donde hay mayores exigencias de entrenamiento...

“Sí, por eso es que allá hay otra percepción sobre la competencia. En Colombia muchos nadan para llegar a ser campeones nacionales. Eso está muy bien, pero para llegar a la categoría olímpica y ganar medallas tienes que pensar en grande, en metas mundiales”.

¿Falta ambición en nuestros atletas?

“Ambición y enfoque, porque creo que se pierde un poco el enfoque cuando ganas dinero por ser campeón nacional; se debe pensar en esforzarse más para llegar a ser campeón mundial. Proyectarse al ámbito mundial “.

Es decir, que el colombiano piense en que puede ser campeón olímpico, todo empieza por creérsela...

“Exactamente, todo está en la mente. Cuando empiezas a ver que es algo que se puede lograr es como se sube el nivel. No es que todos en Estados Unidos y Canadá empezaron como los mejores del mundo, sino que alguien lo logró y vieron que se podía. Ahora los niños sueñan con ser campeones olímpicos, llegar a las finales de mundiales”.

¿Qué piensa hacer al terminar la carrera de Neurociencia?

“Tengo un año más en Harvard, después voy a tomar dos años sabáticos antes de entrar a la Escuela de Medicina”.

¿Esos dos años sabáticos son para entrenar, para dedicarte al deporte, o por otro motivo?

“Es muy importante trabajar en otras cosas fuera de la natación, porque esta no es para toda la vida. Quiero ser médico, también hay que trabajar un poquito hacia la aplicación de la Escuela de Medicina, voy a trabajar en investigaciones o algo así, pero también voy a estar nadando para mejorar el nivel”.

¿Qué le recomienda a quienes en Colombia anhelan llegar a Harvard? ¿Cuál fue la clave?

“Soñar y creer. Si uno no sueña no se forma ningún plan para hacer algo, entonces te quedas donde estás y no te mueves. Pero si empiezo a proyectar esos objetivos y trabajar en ellos, los puedo cumplir. No importa cuán ridículo sea tu sueño. Hoy en día estoy pensando llegar a la final olímpica en 4 años y eso es una meta muy grande. Quiero hacer algo que casi nadie ha hecho en la vida y además deseo hacerlo graduado de Harvard y también yendo a la Escuela de Medicina en los Estados Unidos”.

*Acreditada por el Comité Olímpico Colombiano, viajando a París gracias a Iberia.

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