Los Philadelphia Eagles obtuvieron una aplastante victoria por 40-22 en el Super Bowl sobre los Kansas City Chiefs, destruyendo el intento de sus oponentes de lograr un histórico triplete de títulos de la NFL en una goleada observada por el presidente Donald Trump.
El mariscal de campo de Filadelfia, Jalen Hurts, lanzó dos touchdowns y corrió para otro mientras los Eagles vengaban su agonizante derrota en el Super Bowl ante los Chiefs hace dos años con estilo enfático en el Superdome de Nueva Orleans.
“He podido aprovechar cada experiencia y aprender de ella (lo bueno, lo malo, todo) para perseguir mi propia grandeza”, dijo Hurts.
“Pero no podría hacer nada de esto sin los chicos que me rodean. Tuvimos un grupo especial este año: pudimos aprender del pasado, conseguir algunas piezas nuevas y superar ese obstáculo”.
Los Chiefs habían estado intentando convertirse en el primer equipo en la historia en ganar tres trofeos Vince Lombardi consecutivos luego de las victorias del Super Bowl en 2023 y 2024.
Pero el mariscal de campo de los Chiefs, Patrick Mahomes (que fue capturado seis veces y lanzó dos intercepciones), nunca pareció liderar a su equipo a la gloria mientras la férrea defensa y la ofensiva clínica de los Eagles dominaron todo el partido.
“Hay que reconocerle el mérito a los Eagles, jugaron mejor que nosotros de principio a fin”, dijo Mahomes. “Obviamente, las pérdidas de balón duelen y yo asumo toda la culpa por eso. Simplemente no jugué a mi nivel y tengo que ser mejor la próxima vez”.
Los Eagles prácticamente tenían el juego ganado en el medio tiempo, llegando al descanso con una ventaja de 24-0 después de tres touchdowns sin respuesta de Hurts, Cooper DeJean y AJ Brown.
Ampliaron la ventaja a 34-0 al final del tercer cuarto antes de que Kansas City finalmente consiguiera tres touchdowns de consolación al final del partido. El pateador de los Eagles, Jake Elliott, anotó cuatro goles de campo.
Aplausos de Trump, protestas en Gaza
El espectáculo fue visto por una multitud de 65.719 personas repleta de estrellas y personalidades importantes encabezadas por Trump, quien se convirtió en el primer presidente estadounidense en funciones en asistir al Super Bowl después de llegar a Nueva Orleans desde Florida en el Air Force One más temprano ese día después de una ronda de golf con Tiger Woods.
Trump ha tenido una relación incómoda con la NFL a lo largo de los años, lo que desencadenó un revuelo en 2017 después de atacar a los jugadores por arrodillarse en protesta contra la injusticia racial durante las interpretaciones del himno nacional de Estados Unidos.
Pero el líder estadounidense tuvo una recepción ampliamente positiva en el Superdome después de llegar al lugar poco antes del inicio del partido.
Poco después de llegar, Trump se reunió con los socorristas y familiares de las víctimas del ataque del 1 de enero en Nueva Orleans que dejó 14 personas muertas y docenas de heridas.
Más tarde, se escucharon fuertes ovaciones entre la multitud cuando la pantalla gigante del Superdome mostró a Trump saludando durante el himno nacional.
Ese cálido aplauso contrastó marcadamente con los abucheos que se escucharon en el lugar a principios del primer cuarto, cuando la misma pantalla mostró al ícono del pop Taylor Swift sentada en los asientos VIP.
Swift, mirando a su novio y as de los Chiefs, Travis Kelce, estaba entre una galaxia de estrellas que llenaban el lugar, con personajes como la leyenda de los Beatles Paul McCartney codeándose con los actores de Hollywood Kevin Costner, Paul Rudd y Anne Hathaway y la estrella del fútbol Lionel Messi.
Los silbidos hacia Swift, que apoyó a la oponente de Trump, Kamala Harris, en las elecciones del año pasado, no pasaron inadvertidos para el presidente estadounidense.
Más tarde, Trump compartió una publicación en su red TruthSocial que decía: “Trump recibe ovaciones masivas en el Super Bowl mientras Taylor Swift es abucheada. ¡El mundo se está recuperando!”.
Mientras tanto, la potencia estelar aumentó antes del inicio con la actuación sorpresa de la cantante Lady Gaga en la famosa Bourbon Street de Nueva Orleans, en un segmento que rindió homenaje a las víctimas de tragedias recientes en todo Estados Unidos.
Trump expresó su esperanza de que la nación pudiera unirse para el Super Bowl, que es por lejos el evento anual más grande en el calendario deportivo estadounidense.
“El fútbol es el deporte más popular de Estados Unidos, por una buena razón: fomenta un sentido de unidad nacional, une a familias, amigos y fanáticos y fortalece a las comunidades”, dijo Trump en un comunicado publicado por la Casa Blanca.
“Esta tradición anual trasciende nuestras diferencias y personifica nuestros valores patrióticos compartidos de familia, fe y libertad”, añadió.
Trump abandonó el estadio a principios del tercer cuarto después de un concierto de medio tiempo encabezado por el rapero Kendrick Lamar que incluyó una aparición especial de la cantautora SZA, mientras que la leyenda del tenis Serena Williams también fue vista bailando junto a bailarines en un escenario improvisado.
La seguridad intervino rápidamente durante el espectáculo de medio tiempo de Lamar, derribando a un manifestante que corrió al campo ondeando una bandera palestina con “Gaza” y “Sudán” escrito en ella.
