La crioterapia, o terapia de frío, ha ganado popularidad en el mundo del deporte y la salud como una herramienta eficaz para la recuperación muscular y el tratamiento de lesiones.
Técnicas como baños de hielo (criopiscinas), cámaras de cuerpo entero, bolsas de hielo, entre otras, se han convertido en aliadas tanto para atletas de élite como para personas comunes que buscan mejorar su bienestar físico.
La crioterapia consiste en la aplicación controlada de frío en el cuerpo con fines terapéuticos. Puede ser localizada, utilizando compresas frías o sprays, o de cuerpo entero, mediante la exposición a temperaturas extremadamente bajas (entre -100°C y -140°C) durante breves periodos. Esta exposición provoca una serie de respuestas fisiológicas que pueden ser beneficiosas para la salud.
¿De qué manera ayuda la crioterapia?
Hablando del ámbito deportivo, expertos señalan que la aplicación de crioterapia puede traer varios beneficios para el cuerpo como:
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- Reducir la inflamación y el dolor: el frío provoca vasoconstricción (estrechamiento de los vasos sanguíneos), lo que disminuye el flujo sanguíneo y reduce la inflamación en tejidos lesionados.
- Acelerar la recuperación muscular: después de entrenamientos intensos, ayuda a disminuir el daño muscular y el dolor de aparición tardía (DOMS), facilitando una recuperación más rápida.
- Mejorar el rendimiento: algunos estudios indican que la crioterapia puede aumentar la resistencia y reducir el tiempo de recuperación entre sesiones de entrenamiento.
Otras ventajas de la crioterapia, más allá del deporte profesional, son el alivio de dolores crónicos. Personas con artritis o fibromialgia pueden experimentar alivio del dolor mediante sesiones regulares, además de mejorar la calidad del sueño y tratar afecciones cutáneas como las verrugas, los lunares y otras lesiones en la piel.
¿Puede ser peligrosa la crioterapia?
Michael Stevens Baldiris Quintero, fisioterapeuta en recuperación funcional y el rendimiento humano, CEO de Estabilizar Colombia y Penínsulacol, asegura que el uso inadecuado de la crioterapia puede generar efectos contraproducentes como:
- Quemaduras por frío, congelación de tejidos, daño neurológico o disminución del umbral de sensibilidad.
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“Además, una aplicación excesiva puede interferir con los procesos naturales de curación si se usa indiscriminadamente fuera del contexto agudo. Por eso siempre recomendamos que sea guiada por un fisioterapeuta o personal capacitado”, señaló.
En cuanto al tiempo de recuperación de una lesión tras la aplicación de crioterapia, Baldiris expresa que no existe un “tiempo mágico”, pues la clave está en la dosificación adecuada y el seguimiento profesional.
“En lesiones agudas, la crioterapia es más efectiva si se inicia en las primeras 6 horas y se mantiene con una frecuencia adecuada durante los siguientes 2 a 3 días. En el deporte, su aplicación inmediata tras el esfuerzo puede reducir la percepción de fatiga y optimizar la preparación para el siguiente estímulo”, añadió.
Finalmente, el fisioterapeuta sugiere a las personas que buscan utilizar la crioterapia por cuenta propia, primero entender que no es un “recurso mágico”, sino algo que requiere criterio, contexto y objetivos claros.
Como primer consejo, consultar siempre con un experto antes de incorporarla de forma regular en sus rutinas. No aplicar el hielo directamente sobre la piel (usar una tela o un protector).
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No exceder los 15 minutos por sesión y combinarlo con estiramientos, descanso activo e hidratación. Y como medida muy importante, no usar crioterapia sin supervisión médica, en casos de problemas de circulación, sensibilidad alterada o enfermedades vasculares.