Tadej Pogacar ratifica en el Tour de Francia que es un ciclista excepcional y, hasta ahora, bastante superior al resto de pedalistas que hacen parte de la edición 111 de la competencia. No se confía, guarda prudencia con su palabras porque es consciente de que aún falta mucho camino por recorrer, pero por el momento hace la diferencia con sus piernas. No se guarda nada, compite como si no hubiera un mañana, no corre a la defensiva. Al contrario, su instinto ganador le impide reservar fuerzas.
Ayer, en el primer combate de alta montaña por puertos míticos de los Pirineos, entre ellos el Tourmalet y Saint-Lary-Soulan, el esloveno –tras un gran trabajo de equipo y al atacar a menos de 5 km de meta–, volvió a imponer su talento al cruzar en solitario con un tiempo de 4:01.51.
Lo escoltó, a 39 segundos, el danés Jonas Vingegaard (Visma), quien se presenta como el mayor rival de Tadej en su ilusión de lograr el doblete en un mismo año, luego de ganar en mayo pasado el Giro de Italia. Jonas, campeón del Tour en 2022 y 2023, muestra también fortaleza en la defensa de su reinado.
Ahora es segundo en la general, a 1.57 no solo por su ambición de conquista, sino también por el pequeño tiempo que cedió el belga Remco Evenepoel (Soudal) en la subida final rumbo a la meta. Remco ahora es tercero, a 2.22.
Tras el recorrido de 151.9 kilómetros desde la localidad de Pau, el mejor colombiano en la fracción fue Santiago Buitrago (Bahrain), al arribar sexto, a 1.23. “Vine a disfrutar del Tour y lo estoy haciendo. Sin duda este resultado da motivación para lo que resta de carrera, me emociona para buscar algún triunfo de etapa. Siento que cada día me siento mejor”, comentó Buitrago, 12° en la general, a 11.14.
Egan Bernal, por su parte, entró en la casilla 20°, a 4.09. En la general es 13°, a 14.37. “No me sentía tan mal, pero los demás están andando muy bien. Hay que seguir, esperar el momento, esto es de mucha paciencia”, indicó Bernal.
La dureza continúa
La alta montaña no cesa en la ronda francesa. En los Pirineos se librará otra nueva batalla entre los favoritos al título.
Este 14 julio, el día de la fiesta nacional en Francia, se vivirá otra temible facción con final en el alto de Plateau de Beille en la segunda jornada del díptico pirenaico.
“Un 14 de julio en el Tour de Francia siempre es bonito, es una súper etapa que los franceses sueñan con ganar. Además es una de las tres etapas reina con 5.000 m de desnivel”, explicó David Gaudu, uno de los aspirantes a lograr un nuevo triunfo parcial para el ciclismo galo.
Desde el final de la segunda Guerra Mundial, como lo reseñó la agencia AFP, se han presentado 19 victorias francesas el 14 de julio, la última se remonta a 2017, con Warren Barguil.
El menú del día, de 197,7 kilómetros, tendrá cinco puertos, cuatro de primera categoría y uno de categoría especial.
El inicio no será precisamente escalonado, con el Peyresourde para abrir boca (6,9 km al 7,8%), seguido de dos subidas empinadas: col de Menté (9,3 km al 9,1%) y Portet-d’Aspet (4,3 km al 9,6%), reseñó AFP.
Después de un paso más tranquilo por el valle, esperará el col d’Agnes (10 km al 8,2%) y la subida final a Plateau de Beille (15,8 km al 7,9%). La batalla por los puestos de honor aún es larga.